Declaración del Director Ejecutivo Daryl G. Kimball
Desde 1945, los presidentes de Estados Unidos han procurado reunir el apoyo y las acciones mundiales para encontrar soluciones prácticas que frenen la propagación de las armas nucleares y reduzcan las posibilidades peligrosas de su uso.
Lamentablemente, el presidente Donald J. Trump, en su primer y ardiente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha demostrado que no está a la altura de las responsabilidades presidenciales más importantes de Estados Unidos.
En lugar de ello, Trump amenazó con desarticular el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis potencias mundiales que, con un apoyo generalizado y duramente ganado, bloquearía el camino de Irán hacia una bomba. Los aliados y expertos en seguridad y no proliferación están de acuerdo en que Irán está cumpliendo sus compromisos nucleares bajo el acuerdo. Cualquier otro paso que tome la administración de Trump para socavar el acuerdo nuclear con Irán aislará a los Estados Unidos, hará más difícil hacer frente al mal comportamiento de Irán en la región y, lo que es peor, podría conducir a la ruptura del acuerdo, aumentando así la amenaza de guerra y una espiral de proliferación nuclear en el Oriente Medio y más allá.
En cuanto a las crecientes tensiones sobre el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte, Trump tampoco hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que implementara mejor las sanciones existentes y apoyara los esfuerzos para lograr una solución realista y negociada, sino que amenazó temerariamente con destruir a Corea del Norte. Es ingenuo pensar que la presión de las sanciones y las amenazas bélicas de Estados Unidos de un ataque nuclear pueden obligar a Corea del Norte a cambiar de rumbo.
Como dijo el presidente John F. Kennedy tras la Crisis de los Misiles cubanos de 1962: «Sobre todo, mientras defendemos nuestros propios intereses vitales, las potencias nucleares deben evitar esos enfrentamientos que llevan a un adversario a elegir entre una derrota humillante o una guerra nuclear».
Trump perdió una oportunidad de esbozar un enfoque coherente sobre cómo Estados Unidos, Rusia y otros estados poseedores de armas nucleares podrían reducir responsablemente las tensiones nucleares y trabajar juntos para prevenir el conflicto nuclear. A esta altura de su primer mandato como presidente, Barack Obama había convocado una reunión especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y había ganado la adopción de una estrategia global (UNSC 1887) para reducir los riesgos nucleares en todo el mundo.
El discurso de Trump es otra señal de que estamos entrando en una fase oscura y difícil en el largo esfuerzo por reducir la amenaza que representan las armas nucleares.
A largo plazo, los Estados Unidos seguirán desempeñando un papel esencial y útil en la reducción de los riesgos de las armas nucleares. Pero en el corto plazo, otros líderes responsables de Estados Unidos y del mundo deben dar un paso adelante para proveer el liderazgo nuclear que el Sr. Trump no está logrando demostrar.
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La Asociación de Control de Armas es una organización independiente, basada en la membresía, dedicada a proporcionar información autorizada y soluciones prácticas de política para abordar las amenazas que plantean las armas más peligrosas del mundo.