La Caravana realizada por Luiz Inácio Da Silva en el nordeste brasileño fue un éxito con decenas de miles de personas participando de los eventos públicos. Si bien encabeza todas las encuestas que muestran las intenciones de voto de la población, el expresidente considera que “no dejarán que sea candidato”, en referencia a las denuncias penales en su contra, pero que insiste en estas demostraciones públicas porque generan “poder popular”.
Lula Da Silva había declarado hace un par de semanas durante un discurso en el puerto de Itaqui en San Luis que “fuera de la política no hay solución, si alguien piensa que aparecerá un Dios que salvará a la gente, puede aparecer un Hitler, puede aparecer un Mussolini u otras cosas que sabemos que no funcionan en el mundo”.
Lo dijo en referencia a la degradación de la política que generan gobernantes como Michel Temer y que se debe tomar recaudos frente a la descomposición social que pueden generar.
Estas palabras tomaron hoy un nuevo sentido, cuando el general de las Fuerzas Armadas, Antonio Hamilton Martins Mourao, quien ocupa el cargo de secretario de economía y finanzas del Ejército, afirmó que los militares estarían evaluando imponer un gobierno militar para ponerle freno a la corrupción desatada en los poderes del Estado. Aunque dijo que no sería fácil.
“Nosotros tenemos planes, muy bien hechos, así que en el presente momento lo que vislumbramos es que los poderes tendrán que buscar la solución; si no lo consiguen llegará la hora en que nosotros tendremos que imponer una solución”, dijo Mourao.
Todo el arco político repudió las declaraciones golpistas del general, a excepción del presidente Temer y sus cómplices.