Heitor Scalambrini Costa
Profesor jubilado de la Universidad Federal de Pernambuco
La palabra privatizar se define como: «realizar la adquisición o incorporación de (empresa del sector público) por empresa privada», «poner bajo el control de empresa particular la gestión de (bien público)».
Fue anunciado recientemente por el actual gobierno golpista (sin voto, sin credibilidad popular) la reciente aceleración del proceso de depredación y entrega del patrimonio público con un amplio programa de privatizaciones, que pretende transferir áreas de minería y explotación de petróleo y gas (incluido el pre-sal), plantas y empresas de energía, puertos, ferrocarriles y otros.
O que teria então demais que uma empresa pública (de todos) fosse adquirida por uma empresa privada (de alguns)?
¿Qué habría entonces demasiado que una empresa pública (de todos) fuera adquirida por una empresa privada (de algunos)?
Existen sectores estratégicos en un país que deben ser conducidos, gestionados por el Estado. Los sectores que son esenciales para la soberanía del país, la conquista de derechos alienables. El sector eléctrico es uno de ellos. Y varios países llamados desarrollados lo entienden así (Francia, Alemania, Australia…).
Una de las empresas arrolladas en la privatización es Eletrobras, la mayor compañía del sector de energía eléctrica de América Latina, actuando en el segmento de generación, transmisión y distribución, controlando 15 subsidiarias. Es una empresa de participaciones que tiene el 50% del capital social de Itaipú Binacional. Además, directamente o a través de subsidiarias, posee participación en más de 170 Sociedades de Propósito Específico (SPE). Entre 2012 y el primer trimestre de 2016 distribuyó a sus accionistas más de R $ 9 mil millones de dividendos e intereses sobre el capital propio.
La justificación para la privatización de esta empresa es la de mejorar la eficiencia, la calidad y disminuir las tarifas; además de abatir la deuda pública. Sin embargo, experiencias recientes, provenientes del gobierno del FHC, mostraron que con las privatizaciones realizadas en aquel gobierno (mismos personajes que comandaron el proceso de privatización en la época, lo hacen hoy en el gobierno golpista), que la deuda pública sólo aumentó, las tarifas aumentaron muy arriba de la inflación y se produjo el racionamiento. Esta fue la consecuencia directa de la privatización de parte importante del sector eléctrico (toda distribución, parte importante de la transmisión, y una pequeña parte de la generación).
Es una afrenta la inteligencia de cualquier ciudadano/ciudadana de este país el discurso del ministro de minas y energía, que de forma desvergonzada, miente a la nación brasileña sobre los beneficios de privatizar Eletrobras y otras áreas subordinadas a su ministerio. Es crimen de lesa patria lo que este Coelho (padre investigado por crímenes de corrupción pasiva y lavado de dinero) viene patrocinando, amparado por un gobierno con total falta de legitimidad, que golpeó a la democracia brasileña. Esperamos que en algún momento tenga el debido castigo.
El ministro borbónico actúa como mero servicial de los intereses del mercado, del agronegocio, del capital y del sistema financiero. Totalmente en contra de los intereses de la mayoría del pueblo brasileño. Un anti-brasileño oriundo del desierto pernambucano, que será recordado por el entreguismo de los bienes públicos en su corto mandato (esperamos así). ¡Triste sino para los petroleros!