Charlottesville, una ciudad en el sur de Estados Unidos, más precisamente en el estado de Virginia, fue escenario de una serie de enfrentamientos entre grupos neonazis y grupos antifascistas. La pequeña ciudad, que en las últimas elecciones presidenciales votó en peso por la candidata demócrata Hilary Clinton, fue escenario de un enfrentamiento en el que era posible ver saludos nazis y frases racistas.

El Ku Klux Klan (KKK) parecía estar dormido. Con el paso de los años, el movimiento perdió adeptos, perdió su fuerza. El grupo conocido por el linchamiento de negros y por difundir el odio a otras minorías étnicas como los judíos, renace en un momento de inmensa propaganda nacionalista. El KKK nace en el sur de Estados Unidos y fue formado por ex confederados, en un momento posterior a la guerra civil estadounidense, en el que los estados sureños esclavócratas perdieron frente al norte abolicionista.

El crecimiento del nacionalismo es un fenómeno de escala global. El Brexit sólo ocurre con la erupción del discurso de un nacionalismo inglés, y que significó la salida del Reino Unido de la Unión Europea; incluso la elección de Donald Trump con su discurso de hacer de América grande de nuevo o Estados Unidos para los estadounidenses, demuestran que el discurso prejuicioso, xenófobo está despertando. Eso es peligroso.

Momentos como este nos demuestran que, a pesar de diversos acontecimientos históricos, como el fin del aparthaid surafricano encabezado por el eterno presidente Nelson Mandela y la marcha histórica por los derechos civiles de los negros americanos, liderada por el pastor protestante Martin Luther King, no pusieron un punto final a ese modo de pensar.

Trump apareció después del evento que dejó muertos y heridos diciendo que no había espacio en EEUU para racistas y supremacistas. Una frase dicha con un retraso. Uno de los participantes de la marcha, David Duke , dijo que el evento se trataba de una parte del programa político de Trump, que buscaba traer a América nuevamente a los verdaderos estadounidenses, hombres blancos.

Después de ese evento, emerge en suelo americano campañas como «Yes, you are racist» (Sí, usted es racista), que busca identificar a los participantes de la protesta nazi, la campaña ha sido hecha por un usuario del twitter homónimo. Una de las personas identificadas fue incluso despedida luego de que su identidad fuera revelada en internet.

A pesar de los acontecimientos del último sábado 12, campañas como ésta demuestran que buena parte de la sociedad estadounidense es contraria a este tipo de discurso que nos remite a la propaganda nazi hecha por Hitler en la década del 30.

Muchos estadounidenses comparecen en gran número para confrontar la protesta llamada por los racistas. El movimiento de extrema derecha enfrentó una dura resistencia. Como dijo el pastor protestante Alvin Edwards:

«Somos una comunidad, la comunidad significa ser uno. Y si permanecemos juntos, y demostramos nuestro amor y cariño unos por otros, y construimos nuestra comunidad nuevamente para decir no sólo al país, sino al mundo, que somos una buena comunidad […] «