Por Mariana Olisa*
Es un hecho que la interseccionalidad está “de moda”, el termino que no es nada sencillo, ronda por los círculos feministas, blancos y de izquierda desde hace algunos años en España, cogiendo cada vez más fuerza. Entretanto, tan importante como entender lo que es la herramienta interseccional es conocer su origen, ya que la historia del nacimiento de la interseccionalidad, ubicada en su contexto histórico por si sola ya toca palos poco mencionados por los círculos feministas, blancos y de izquierda: eso porque la interseccionalidad es negra.
El término fue acuñado por primera vez en 1989, por Kimberle Williams Crenshaw, académica estadounidense especializada en el campo de la teoría crítica de la raza, y profesora de la Facultad de Derecho de UCLA y la Facultad de Derecho de Columbia, donde se dedica a la investigación sobre temáticas de raza y género y del feminismo negro norte americano.
Contextualicemos:
Durante la segunda ola del feminismo en los EEUU, que pretendía, más que nada, discutir la desigualdad no-oficial entre los géneros y reivindicar políticas que ayudasen a reducir esta desigualdad, ya existían mujeres lesbianas, negras, latinas, transexuales, veganas, entre otras que hacían parte del movimiento feminista y necesitaban discutir políticas que visibilizasen sus diferencias, entretanto, las especificidades de estas mujeres apenas se pusieron bajo el foco más tarde, en lo que sería comprendido como la tercera ola del feminismo.
Se sabe que el concepto de interseccionalidad se situó en primera línea de los círculos sociológicos entre finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, junto con movimientos feministas multirraciales (mujeres negras, latinas, indígenas etc.), exactamente porque estas mujeres viven en la propia piel las múltiples opresiones antes incluso de que fuera acuñado el término. Para una mujer negra, entender lo que es interseccionalidad es natural, ya que cotidianamente necesita lidiar con al menos dos opresiones significativas, la opresión de género y la opresión racial, así que no se puede comparar la experiencia de ser una mujer, con la experiencia de ser una mujer negra, ya que la segunda posee una carga ideológica completamente distinta. Además, las mujeres negras pueden venir de otros países, asimismo ser lesbianas, poseer un cuerpo no normativo u otras especificidades que también pesen en como serán juzgadas por la sociedad.
Así que cuando la profesora Kimberle acuño el termino interseccionalidad, las mujeres negras, lesbianas, latinas, transexuales, veganas, entre otras ya discutían sobre las opresiones múltiples y reivindicaban sus derechos hacía mucho tiempo. En la década de los 90, otra mujer afrodecendiente, Rebecca Walker, utilizó por primera vez el término “tercera ola” en sus escritos. Ella es una escritora, activista política y editora estadounidense, también es hija de la feminista afroamericana Alice Walker, autora de la novela “El color púrpura”, y fue designada por la revista Time como una de las cincuenta líderes más influyentes de los Estados Unidos de América.
En la tercera ola, estas especificidades de las mujeres fueron llevadas al ámbito académico y discutidas como prioridades, allí hubo la toma de conciencia de que no existe un modelo de mujer universal, la teoría poscolonial también gana visibilidad, y se suma a la herramienta interseccional como instrumento de análisis sociológico.
El privilegio ciega. Está claro que cuando más se forma parte del “tope de la pirámide” (ser hombre, ser hetero, ser blanco, vivir en su propia tierra, poseer salud y un cuerpo normativo, por ejemplo), más difícil es entender que hay personas que enfrentan dificultades diarias por el simple hecho de poseer atributos distintos, ya que, dentro de nuestra sociedad, cada persona “merece” un determinado tratamiento de acuerdo con sus características personales. La herramienta interseccional nos ayuda a pensar en factores en los cuales estamos “ciegos” a causa de nuestros privilegios, ya que naturalmente no necesitaríamos pensar en ellos (como por ejemplo el racismo institucional, si somos residentes nacionales, o en lo que puede significar caminar cogidos de la mano de nuestra pareja por la calle, si no somos homosexuales).
*Ver nota original en: https://afrofeminas.com/2017/08/17/la-interseccionalidad-es-negra2/