Después de pasar un poco más de la mitad de su vida en prisión y haber aprendido a caminar y hablar encerrado en una celda, finalmente el 7 de agosto «Josué», de tres años, fue liberado junto con su madre Teresa, de 28 años, desde el «Centro residencial» (que en la práctica se trata de un centro de detención para inmigrantes) de Berks, Pensilvania, EE.UU.
Madre e hijo habían huido de Honduras (el país de América Central que, junto con El Salvador y Guatemala, sufre de niveles sin precedentes de violencia), después de repetidas amenazas de asalto sexual y secuestro.
Habiendo entrado en los Estados Unidos en busca de asilo político, madre e hijo fueron llevados a Berks. Han pasado 16 meses…
Este no es el único caso por el que Amnistía Internacional EE.UU. lanzó una campaña para poner fin a la detención de los niños y sus padres presos en Berks y otros dos centros similares en el país. Sólo en Berks, hay docenas de familias en estas condiciones, y tres familias han estado allí durante más de 600 días.