El Movimiento Todos por la Paz y la No-Violencia, hizo entrega esta mañana de la siguiente carta a la Embajadora de los Estados Unidos en Chile:
«Señora
Carol Z. Pérez
Embajadora de Estados Unidos
Presente
Excelentísima Señora Pérez:
El mundo observa con desconcierto, preocupación y temor, el giro nefasto que han tomado las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, y las declaraciones tan poco afortunadas de los presidentes Kim Jon-un y Donald Trump.
Ambos mandatarios parecen estar jugando a la ruleta rusa con los destinos de la humanidad sin que esto les resulte más importante que los intereses de sus propios países.
La guerra de Corea generó una sed de venganza por parte del pueblo norcoreano que ellos mismos han alimentado a través de la educación de su pueblo. Este es el resultado nefasto de todas las guerras, engendrar odio, muerte y destrucción sin que haya vencedores, sino que sólo perdedores, en vidas humanas y/o intereses materiales.
Sin embargo ambas partes se han ocupado de aumentar la tensión y generar animosidad entre sí hasta límites esquizofrénicos, desarrollando misiles balísticos intercontinentales con posibilidades de portar cabezas nucleares en el caso de Norcorea, y llevando misiles THAAD, un despliegue inusitado de barcos y portaviones, ejercicios militares y de simulación de invasión, por parte de Estados Unidos.
Da la impresión de que se está buscando el conflicto más que evitarlo, de que se están buscando todos los elementos negativos, todos los puntos conflictivos del adversario, suponiendo intencionalidades perversas el uno del otro para que el conflicto prospere y no se apague. Como sucedió en el caso de Irak y sus armas químicas inexistentes, al parecer se están buscando justificaciones y argumentos poderosos para invadir la nación norcoreana. Muchos dicen que las naciones de la OTAN están haciendo de la guerra y el armamentismo un motor para la economía mundial. Que lamentable sería para los destinos de nuestra Humanidad.
Corea del Norte se retiró del Tratado de no proliferación nuclear (TNP) precisamente para desarrollar armamento nuclear al sentirse amenazada y resabiando una injusticia inaceptable por parte de los países nucleares, quienes en virtud del Tratado eran los únicos con derecho a tenerlas, en desmedro de todos los demás países del Orbe. Y aunque el artículo VI de dicho Tratado obliga a los países poseedores a alcanzar acuerdos de buena fe tendientes a la eliminación de sus arsenales nucleares, esto no se ha logrado en absoluto, y aún más, los países nucleares se ha dedicado a perfeccionar sus armas nucleares y a desarrollar otras nuevas. Esto Corea del Norte lo ve como una afrenta injusta y arbitraria.
También da la impresión de que Norcorea está desarrollando armamento nuclear de punta con fines defensivos, y que no pretende en ningún caso agredir a Corea del Sur, ni menos a Estados Unidos si es que no es atacado e invadido primero. Pero que se va a defender con todo, eso no cabe la menor duda. Y eso es lo peligroso.
Es por eso que las organizaciones pacifistas de todo el mundo estamos realizando las siguientes peticiones para evitar un conflicto que puede escalar a una guerra nuclear con consecuencias horrorosas e irreversibles para toda la humanidad, amenazando la supervivencia misma de la especie humana.
El fin de los ejercicios militares semestrales y las prácticas de invasión que son un impedimento para lograr la paz.
El retiro de las tropas norteamericanas de la península de Corea y abortar la instalación de una nueva base militar.
Descartar la instalación de un sistema de misiles THAAD a la que se opone la mayoría de la población de Corea del Sur.
Negociar un Tratado de Paz para terminar la inconclusa guerra de Corea, la cual ha terminado con la vida de cuatro millones de coreanos, y que no ha sido jamás formalmente terminada.
Como movimiento pacifista sabemos perfectamente que los Tratados de Paz son perfectamente posibles con buena voluntad de ambas partes, con la renuncia a los intereses económicos o geopolíticos, y con un esfuerzo importante de ambas partes de poner la seguridad de la humanidad por encima de los orgullos y personalismos nacionales; y si esta posibilidad se agota, todavía es posible un arreglo mediante la mediación, o finalmente a través de la Corte Internacional de Justicia, a la cual vuestra Nación jamás ha aceptado adherir. Tenemos que ser capaces de construir un mundo en que prevalezca la Justicia Internacional por encima de cualquier otro tipo de intereses, y que considere a la persona humana como valor central de nuestra cultura, a la cual hay que proteger por encima de cualquier otra consideración, sin discriminaciones raciales, religiosas, políticas o económicas.
Este cambio de paradigma en las relaciones internacionales es lo que puede salvar a la especie humana de un desastre apocalíptico.
La Humanidad entera se lo agradecerá.
Reciba Usted mis más atentos saludos
Juan Gómez Valdebenito
Coordinador