La crisis de refugiados a la que se enfrenta Canadá con la llegada de miles de personas procedentes de Estados Unidos continúa y los expertos temen que se agrave en las próximas semanas, creando una creciente preocupación en el país.
Hasta 300 personas al día están llegando a la frontera de Canadá en busca de asilo, muchas de ellas huyendo de la amenaza lanzada por el presidente estadounidense, Donald Trump, de expulsar a decenas de miles de haitianos refugiados en el país desde el terremoto que asoló en 2010 la nación caribeña. Pero para poder solicitar refugio en Canadá, los desplazados tienen que entrar ilegalmente en el país, evitando los puestos fronterizos y cruzando a pie la frontera.
Desde 2004, Canadá y Estados Unidos tienen en vigor el llamado Acuerdo de País Seguro, por el que los solicitantes de refugio están forzados a realizar su petición en el primer país al que llegan. El objetivo del acuerdo es evitar que los huidos puedan elegir en qué país solicitan refugio si se encuentran ya en un territorio considerado seguro.
Durante años, el Acuerdo de País Seguro, que ha sido criticado por organizaciones de defensa de los refugiados, ha permitido que Canadá limite el número de solicitantes de asilo. Pero el acuerdo tiene un vacío legal: sólo se aplica si el individuo solicita legalmente refugio en los puntos de entrada de Canadá. Si el peticionario entra ilegalmente en el país, por ejemplo cruzando a pie en un lugar donde no hay un puesto fronterizo, el individuo es detenido primero. Una vez en detención, puede realizar la solicitud de refugio, iniciando un proceso que puede durar meses o años.
Esto es lo que miles de personas han estado haciendo desde la victoria electoral de Trump en Estados Unidos, aunque el ritmo de llegadas a Canadá se ha multiplicado en las últimas semanas. El aluvión de solicitantes de refugio en la provincia de Quebec, donde se concentra la mayor comunidad de personas de origen haitiano de Canadá, es tal que las autoridades se han visto obligadas a habilitar edificios como el Estadio Olímpico de Montreal para acoger a los recién llegados. Y la semana pasada, el Ejército canadiense construyó un campamento de refugiados en la frontera para acoger a medio millar de personas.
Pero las autoridades y las organizaciones que trabajan con refugiados temen que el número de personas dispuestas a cruzar ilegalmente a Canadá desde Estados Unidos para solicitar refugio seguirá aumentando en los próximos meses. El líder del Partido Quebequés, el principal partido de la oposición en Quebec, Jean-Francois Lisee, envió una carta a todos los Gobiernos provinciales de Canadá en la que solicitó su apoyo para suspender el Acuerdo de País Seguro.
Según Lisee, la suspensión permitiría la expulsión inmediata del país de miles de individuos que cruzan ilegalmente a Canadá, lo que según el líder del partido independentista se ha convertido en un “problema de aceptación social”.
Lisee también solicitó que Canadá lance una campaña “informativa” para recordar a los solicitantes de refugio que llegan desde Estados Unidos que la inmensa mayoría de sus peticiones serán rechazadas y serán expulsados a sus países de origen.
Precisamente este sábado, el primer ministro de Quebec, Philippe Couillard, incidió en este punto al explicar que las personas que están llegando a Canadá desde Estados Unidos para pedir refugio están mal informadas sobre sus opciones de obtener asilo. “No podemos negar la esperanza a estas personas pero se les debe hacer ver la realidad de la situación, especialmente aquellos que siguen en Estados Unidos y pueden estar tentados a hacer lo mismo”, dijo.
“Esta gente vulnerable está siendo convencida de su admisión como refugiado en Canadá y que aquí en Quebec será simple e incluso automática. No lo es. No hay ninguna garantía que las solicitudes de refugio serán aceptadas”, añadió. Couillard se refería así a informaciones aparecidas en los últimos días en los medios de comunicación y que indican que la nueva oleada de solicitantes de refugio está alimentada por informaciones falsas de que Canadá está aceptando a todos los solicitantes de asilo.
Mientras, otros grupos de Quebec acusan al Gobierno de invitar a los refugiados a “salir en estampida” hacia la provincia francófona, en parte por el famoso tuit que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, lanzó en enero, pocos días después de la toma de posesión de Trump y de su intento de impedir la entrada en el país de ciudadanos de varios países musulmanes.
“A aquellos que huyen de persecución, terror y guerra, los canadienses les darán la bienvenida, sin importar su fe. Diversidad es nuestra fortaleza”, dijo entonces Trudeau.