por Rubén Armendáriz-CLAE
Por primera vez desde 2006, una cumbre presidencial del Mercado Común del Sur (Mercosur) no estará acompañado por una cumbre social, por decisión –obviamente compartida por su pares- del actual presidente de turno, Argentina.
El viernes 21, en el Hotel Intercontinental de la occidental ciudad de Mendoza, el presidente de facto de Brasil, Michel Temer, asumirá la presidencia pro témpore de un organismo que suspendió a Venezuela de entre sus miembros para quedar reducido al tridente de dos presidentes conservadores –Mauricio Macri, de Argentina, y Cartes, de Paraguay, un mandatario de facto (Temer), y otro que si bien fue elegido por una coalición de izquierda, se suma a lo que deciden sus pares.
La cumbre de jefes de Estado estará precedida por mesas de discusión –a nivel de funcionarios de menor rango- sobre la integración entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico y se evaluará la marcha de las tratativas para el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, donde el tratado ha encontrado oponentes.
El plato fuerte comenzará un día antes, cuando en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad de Cuyo, en el Parque Independencia de la misma ciudad de Mendoza, se reúna la Cumbre de los Pueblos, autoconvocados ante el desprecio de los presidentes.
Organizaciones políticas, sociales, culturales, y sindicales de los países de la región – desde el Caribe hasta la Patagonia- trabajadores, campesinos, indígenas, jóvenes, intelectuales y adultos mayores, de todas los ámbitos, mujeres y hombres amantes de la paz se reunirán, para hacer oír la voz de todos los pueblos contra las políticas neoliberales y anti populares de algunos gobiernos de la región.
Estos gobiernos de neto corte neoliberal intentan revertir los avances económicos, sociales y laborales alcanzados en la última década. Su mercadeo está lleno de palabras vacías y lo concreto es que sus políticas perpetúan un modelo que ha hecho cada vez más miserables e injustos a nuestros países, señala la convocatoria.
En este contexto, Estados Unidos no abandona su estrategia de dominación geopolítica e intenta por todos los medios reafirmar su hegemonía en el continente con tratados de libre comercio bilaterales o regionales, “asistencia” técnico-militar, desestabilización de gobiernos electos democráticamente, bloqueos económicos ( Cuba y Venezuela) golpes de Estado parlamentarios ( Honduras; Paraguay; Brasil), injerencia y amenazas de intervención militar (Venezuela) y pretende incluso imponer la política de «seguridad» de los Estados Unidos a toda la región.
La Cumbre de los Pueblos analizará la construcción de la soberanía regional en el contexto global, lo que significa no al endeudamiento, a la entrega de los recursos naturales, a la injerencia extranjera en nuestra región y a las diversas formas de colonialismo. Construcción de una región política, económica y culturalmente soberana.
Asimismo analizará una nueva institucionalidad para enfrentar el neoliberalismo, tras analizar el estado de la democracia en Sudamérica, lo que supone un debate acerca de los límites de la institucionalidad y las alternativas para una institucionalidad en línea con un proyecto emancipatorio para nuestros países y para la región.
Preocupados por el hecho que el Mercosur y los gobiernos que lo conforman han reorientado la integración hacia una forma dependiente, funcional al capital transnacional y contraria a toda posibilidad de desarrollo autónomo e inclusivo, a través de tratados de libre comercio (entre ellos el del Mercosur-Unión Europea), la Cumbre de los Pueblos debatirá sobre una inserción económica internacional para la independencia.
Tras un amplio análisis de la situación de los movimientos sociales y la necesidad de defender los derechos conquistados, se hace necesario revisar las formas de organización del campo popular y regional. Asimismo se producirá un encuentro con los parlamentarios del Mercosur, y se le entregará un documento al presidente boliviano Evo Morales, para que lo presente a los mandatarios del Mercosur. Bolivia es miembro asociado al Mercosur y su ingreso ha sido bloqueado hasta ahora.
Ayudamemoria para la Cumbre de los Pueblos
El reciente Foro sobre el Futuro de la Integración (Montevideo, junio de 2017), donde participaron parlamentarios, sindicalistas, empresarios, académicos, trabajadores, campesinos y estudiantes, dejó unas preocupaciones, que seguramente serán debatidas, también, en la Cumbre Social:
El Foro destacó que los proyectos de integración deben interpelar a la participación popular, deben reconocerse desde las bases y reconocer a la soberanía en su sentido más noble de voluntad popular. Hoy nos encontramos en un marco de desmantelamiento de la participación social en el Mercosur y en Unasur.
Señaló asimismo que la participación popular está hoy siendo privatizada por grupos de interés, por una mal llamada sociedad civil (fundaciones, ongs) que solo busca legitimar el retiro de la escena del Estado y de la política como instrumento de transformación y el establecimiento del mercado como el orientador de los destinos de nuestros países, para convertir nuestra región en zona de libre comercio funcional a los intereses del capital trasnacional.
Destacó que hasta ahora se le ha prestado atención –desde los gobiernos y los organismos de integración- a movimientos afines a cada gobierno, cuya representación en las cumbres sociales estuvo mediada por las cancillerías. Hubo encuentros de dirigentes de ciertos movimientos, pero no movilizaciones y participación general, donde el fin común fuera cimentar la integración política, económica, cultural, social.
Alertó que el campo popular está conformado por organizaciones segmentadas. Los movimientos campesinos, los movimientos urbanos, son organizaciones populares con trayectoria y mucha presencia territorial, que carecen de representación política. Las demandas de los movimientos sociales son todas distintas y el eje común, articulador de un frente sin hegemonía, debiera ser la construcción de la integración.
El Foro resaltó que la integración no puede comprenderse sin el desarrollo económico y social, que no puede ser el mero crecimiento general sin considerar por qué, para qué y para quién debe ser el mismo. En un período de crecientes interrelaciones globales y reposicionamientos geopolíticos, el desarrollo debe encararse como un desafío regional y no meramente nacional.
Asimismo, indicó que en lo económico, en un proceso de integración son elementos clave a atender en forma simultánea: la soberanía, el valor agregado, el conocimiento, y el mercado ampliado regional de economías, hoy muy parcialmente integradas. Paralelamente, los acuerdos de complementación económica de ALADI deben recuperar centralidad.
Recordó que hoy muchos de los gobiernos de la región no muestran interés en defender prioritariamente la unidad regional. La separación de Venezuela de Mercosur ha sido una decisión contra la imprescindible unidad regional que no está basada en las normas y protocolos de defensa de la democracia, sino solo por posiciones políticas intervencionistas. Paralelamente, llama la atención que Argentina haya avanzado en forma independiente hacia un TLC con Chile.
Finalmente, abogó por la reconstrucción de la identidad social y el imaginario histórico y cultural de la integración como una perspectiva imprescindible y no en forma meramente nostálgica o declamativa, o incorporando a organizaciones campesinas, urbanas, estudiantiles, sindicales, empresariales en esta tarea de construcción. Los centros de estudio, las universidades, los sindicatos, debieran trabajar cátedras libres sobre Integración, donde ir construyendo el trabajo común hacia la unidad regional, concluyó el Foro.
Este fin de semana en Mendoza, la silenciosa y silenciada cumbre de presidentes del vaciado Mercosur tendrá su contraparte en una Cumbre de los Pueblos, donde las organizaciones sociales, sindicales, campesinas, culturales, estudiantiles, harán oir su voz, la misma que la presidencia argentina del organismo regional prefirió acallar.
*Investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). www.estrategia.la