Por Agustina Molina para Notas Periodismo Popular
Desde el viernes 14 de julio, conductoras de trolebuses despedidas de la empresa Tamse acampan frente a la Municipalidad de Córdoba. Dos de ellas se encuentran en huelga de hambre.
Tras el conflicto de transporte suscitado en la ciudad durante el mes de junio, despidieron arbitrariamente a 161 trabajadores por haber llevado adelante una “huelga salvaje”. Los afectados fueron 60 trabajadoras de Tamse, 45 de Aucor, 37 de Ersa y 19 de Coniferal.
Como se ve, la empresa más afectada fue la de las trolebuseras. Una de ellas, Susana Cardozo, comentó a Notas que fue despedida “teniendo 22 años de antigüedad, y que junto a las trabajadoras también quedaron al desamparo familias enteras ya que muchas de ellas son los únicos sostenes económicos, madres solteras o tienen familiares a cargo”.
Estas mujeres son las que día a día conducen coches con altísimos voltajes, expuestas a condiciones de insalubridad, quienes lidian con los usuarios y tienen que dar respuestas inmediatas ante las irregularidades de las empresas y el municipio. Muchas, tal como relata Susana, en distintas ocasiones pusieron por delante el trabajo y dejaron de lado la familia.
En este caso, las trolebuseras fueron quienes en el mes de junio encabezaron la medida de fuerza dando ejemplos de lucha con su valentía y coraje.
El reclamo por un salario digno y mejores condiciones laborales fue claro: no rechazaban la paritaria nacional del 21% firmada por la Unión Tranviaria Automotor (UTA) Nacional, sino que fuera aplicado en un solo tramo y retroactivo a enero. De no ser así, implicaba un aumento del 8% que los y las trabajadoras consideraban una burla y una provocación, ante las proyecciones económicas que arrojan un 33% de índice inflacionario hasta fin de año.
El 40% los despidos fueron a trolebuseras. En efecto, de 230 trabajadores de Tamse, el despido de 60, significa más del 30% del personal.
En el sexto día de la medida de fuerza, al lado de la carpa del acampe, se realizó un festival en solidaridad con las y los trabajadores despedidos en el que tocaron bandas de música y se contó con el apoyo de diversas organizaciones sociales y políticas. Participaron también numerosos niños y niñas.
Ellas, firmes y aguerridas, están dispuestas a mantener la medida de fuerza hasta que reincorporen a todas y todos los despedidos y sostienen que la huelga de hambre se va a extender hasta que los funcionarios las escuchen