Tuvo lugar en Buenos Aires, pero también en numerosas ciudades de toda la Argentina y ocurrió lo mismo en el Uruguay, la tercera convocatoria del “Ni Una Menos”. Una proclama masiva y autoorganizada. Las mismas mujeres, prescindiendo de las organizaciones sociales, sindicales y políticas, armaron esta nueva marcha que contó con una participación amplia y diversa.
Las mujeres organizadas están siendo las que están buscando a las mujeres que no vuelven a sus casas, las que encuentran a los feminicidas, las que los cercan y logran que los detengan. Porque, en muchos casos ya, se ha descubierto la connivencia entre las fuerzas de seguridad y los asesinos de mujeres, por el hecho de ser mujeres. El Estado no solo es responsable por su ineficacia e inacción, sino por complicidad y actuación.
“Se marchó contra la violencia machista, que estaba dibujada en todas las fotos, en todas las pancartas y remeras, en todos los rostros con nombre y apellido que son los rostros de las víctimas, y en todos los rostros anónimos que fueron y son los rostros de todas las mujeres que se saben en peligro. Se marchó para responsabilizar al Estado por su ausencia en las medidas y programas de protección a las mujeres, y su presencia con represión a las militantes feministas. La tercera marcha convocada por el Colectivo Ni Una Menos y organizada por una diversidad de organizaciones de mujeres, travestis, lesbianas y bisexuales esta vez tomó la calle, como multitud, un sábado”, narraba Horacio Cecchi para Página 12.
La locutora Liliana Dauness y la madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, leyeron el documento consensuado por todas las organizaciones convocantes, luego de marchar desde la Plaza del Congreso hasta la Plaza de Mayo.
La marcha estaba precedida por una gran pancarta que decía “Ni Una Menos. Vivas y libres nos queremos” y que sostenían las representantes de cada organización tejedora de esta marcha.
En Argentina las marchas masivas no suelen realizarse los fines de semana, ya que las organizaciones suelen manejarse desde los lugares de trabajo para diagramar los transportes, la logística. La masividad de una marcha un día sábado, es una muestra cabal de la importancia que tiene esta lucha en el pueblo argentino, que se volcó de manera multitudinaria, con grupos de adolescentes, casi niños, estudiantes, pero también con jubiladas, mujeres grandes que ven cumplidos sus sueños de que “algún día” se libraría esta batalla feminista de manera tan transversal.
Además de combatir los feminicidios y la violencia contra las mujeres y contra las minorías, se reclamó por la libertad de la dirigente social Milagro Sala, injustamente detenida desde hace 505 días en Jujuy, el norte argentino y por Higui, una mujer acusada de asesinato, al defenderse de una violación colectiva que pretendía “curarla” de su lesbianismo.
La carga política, también era mística en esta marcha, un cambio de paradigmas se está gestando. Una sociedad entera se siente incómoda en sus viejas estructuras mentales y culturales, un nuevo diseño se está configurando y esa molestia, es bienvenida, porque es un paso imprescindible para avanzar como pueblo.
“¡Nos mueve el deseo!”, gritó la Liliana Dauness, la encargada de leer el documento. Y cerró el manifiesto al grito de “¡Viva el 3 de junio, día de la lucha del movimiento feminista en Argentina, en América latina y en el mundo! ¡Estamos de pie! ¡Que vivan la lucha contra el patriarcado y el neoliberalismo. Ni una menos. Vivas y libres nos queremos!”, concluyó el intenso acto.
Galería fotográfica de Ché Cámara: