Marruecos cava zanjas en las que coloca alhambradas, convirtiéndolas en trampas anti-personas, y aumenta el número de puestos militares en los bosques marroquíes que rodean Ceuta, reforzando su rol de gendarme de Europa y ampliando con ello la Frontera Sur de Europa, una frontera que es móvil. A cambio, Marruecos se beneficia de acuerdos económicos con la Unión Europea.
El gobierno marroquí, una vez que sus fuerzas de seguridad han desmantelado los campamentos de migrantes próximos a la frontera para evitar saltos a la valla de Ceuta, ha dejado claro que no quiere dejar que los subsaharianos se acerquen a los bosques del Biutz, tras el trágico salto de Año Nuevo cuando, según los propios migrantes, murieron al menos tres jóvenes africanos al ser reprimidos violentamente por las fuerzas auxiliares marroquíes (Alis), al intentar entrar en Ceuta por la zona de Sidi Ibrahim. Estas muertes fueron denunciadas por el Arzobispo de Tánger, Monseñor Agrelo, al día siguiente cuando se desplazó a la zona y se encontró con algunos jóvenes migrantes que huían de los bosques por la presión de los paramilitares marroquíes y por organizaciones de derechos humanos de las dos partes de la frontera.
Para ello, desde principios de año, Marruecos está acometiendo una macro obra de blindaje del área transfronterizo abriendo caminos y despejando de zonas arboladas lo que hasta hace poco era bosque. Las maquinas trabajan sin descanso alrededor del perímetro para cavar zanjas, unos agujeros de tres metros de profundidad que serán llenadas de alambradas, convirtiéndolas en trampas anti-personas. Se han levantado establecimientos militares cercanos al perímetro fronterizo y se han intensificado los puestos de control a pie de valla con vehículos blindados y unidades a pie acompañados de perros adiestrados.
Todo esto se engloba en el marco de la estrategia de cooperación a cambio de seguridad, estrategia europea de externalización que tiene una importancia vital en Marruecos. Su puesta en marcha significa que, a efectos prácticos, las fortalezas de Ceuta y Melilla se extienden más allá de sus territorios. Marruecos se convierte en socio privilegiado de Europa, una sociedad interesada, que le permite ser el gendarme de Occidente en el norte de África; claro está que a cambio de unas suculentas transferencias monetarias y el compromiso de facilitar las exportaciones agrícolas marroquíes hacia Europa.
Por otra parte, se han tomado medidas en la parte española de la valla que van a facilitar la instalación de nuevas cámaras térmicas a lo largo de todo el recorrido y el compromiso del Ministerio del Interior de aumentar los efectivos de la Guardia Civil para la vigilancia del perímetro fronterizo en Ceuta.