Sabine Rubin es una mujer fiel a sus ideales.
Su compromiso está signado desde hace mucho tiempo por los valores de igualdad, justicia social, democracia real, paz, solidaridad y noviolencia.
Sus convicciones honran al ser humano, lo que verdaderamente es y lo que merece, aquello a lo que aspira y la expresión de sus mejores intenciones.
Pressenza: Usted se presenta a las elecciones legislativas con Francia Insumisa (France Insoumise) por la 9ª circunscripción de Seine-Saint-Denis. ¿Cuál es su trayectoria y qué es lo que motivó su compromiso?
Sabine Rubin: Me siento rebelde desde hace 40 años. Desde que veo primar lo “económico” sobre lo humano, que transforma al ser humano en una máquina de consumo. Hoy por hoy el “gran monstruo de la finanza” avanza progresivamente pero ineluctablemente, reduciendo al ser humano a una doble miseria: material y ética, que se expresa por un individualismo creciente.
Fiel a mis aspiraciones de mis 18 años, también puedo decir que soy idealista, porque aspiro a más y a mejor para el ser humano.
Dos años después de la elección de François Mitterrand, rápidamente me sentí traicionada por las promesas incumplidas. Entonces anduve por varios partidos políticos, pero no me reconocía en sus posturas, más doctrinarias que sentidas, aunque defendieran una justicia social.
Me interrogaba también sobre el tema de la democracia como una posibilidad de escuchar la voz de aquellos a quienes jamás se les da la palabra.
Desde hace mucho tiempo, la representatividad me parece una pantomima de democracia, sobre todo que quienes nos tienen que representar nos engañan. ¿Cómo están representadas las minorías?
Además, me planteaba esta pregunta: ¿Qué es lo que hay que cambiar en el mundo? ¿El sistema o el hombre?
Milité con los humanistas que estaban comprometidos en esta reflexión. Estábamos muy presentes en los barrios, especialmente con los diarios de barrio que les permitían a los vecinos hacerse escuchar. La temática de violencia y noviolencia también ocupaba un lugar central en los debates y las acciones.
Volvamos a lo que antes denominé “el gran monstruo de la finanza” y recordemos que su característica es distribuir a los accionarios los beneficios que logra una empresa (gracias al trabajo de los asalariados) en lugar de reinvertir en el colectivo.
Las políticas están hechas a medida de los llamados accionarios porque ellos financian todo. En consecuencia, eso arruina la economía, la esclerosa y le pone un candado a la palabra política.
El problema es que las generaciones que nacieron en este mundo no tienen espíritu crítico y piensan que es así como debe ser la economía. Es el único modelo que tienen y así es como la anormalidad deviene normal.
Es evidentemente falso y hay una zanja profunda entre este mundo gobernado por leyes económicas arbitrarias y las verdaderas necesidades y aspiraciones del ser humano.
De la rebeldía de mis 18 años, encontré en Francia Insumisa la oportunidad de decir fuerte todo esto junto con una gran cantidad de personas. Y me reconozco en el cambio de rumbo que el programa propone.
P: Hace su campaña de terreno allí donde vive[1] con un enraizamiento local de larga data. ¿A qué aspira la gente?
SR: Es una pregunta difícil: “aquel que tiene sed u hambre, sueña con saciedad…”, pero si ya no tienen ni sed ni hambre, ¿con qué va a soñar? Cuando se formula esta pregunta, que tiene mucho sentido, uno está obligado a no ser superficial. Es necesario profundizar.
Efectivamente, es necesario distinguir los deseos, las necesidades y las aspiraciones más profundas. Con frecuencia los deseos tienen que ver con el sistema de valores en boga. Y el que está más difundido por los medios, entre otros, y que penetró los cerebros de la gente, les dice que la felicidad es ser una estrella de la tele o de poseer el último smartphone.
Pero hoy en día, en los barrios populares, (aunque la gente tenga todos estos deseos) están cada día más verdaderamente necesitados; carecen de las necesidades básicas para sobrevivir.
Por otro lado, cuando nos damos el tiempo de charlar, inmediatamente estas personas vuelven a conectar con la sensatez, con sus sueños y sus ambiciones primarias.
No aspiran a trabajar 50 horas por semana para poder consumir (ni el último smartphone), como lo dictan las leyes –esas mismas leyes que reducen el código del trabajo a una nada– no aspiran a respirar un aire contaminado ni a comer productos sin sabor e infectados de pesticidas. ¿Tampoco aspiran a sentirse inquietos ante un futuro incierto?
Aspiran a un mundo solidario. ¿De hecho, quién puede defender la no solidaridad desde un punto de vista humano?
Me parece interesante que Jean-Luc Mélenchon haya incluido en sus intervenciones elementos de esta aspiración más profunda. Para mí, son esos temas y valores humanos que sostiene lo que conmovió a la gente y produjo este ímpetu, especialmente el de los jóvenes de menos de 25 años que adhirieron masivamente a su campaña. Estos últimos aspiran a una gran libertad y tomaron este programa con entusiasmo no político. Soy como esa juventud: es por eso que me comprometí en esta campaña.
P: La sociedad civil se involucra cada vez más: ¿cómo observa este fenómeno en el terreno?
SR: En nuestra circunscripción, siempre hubo muchas iniciativas ciudadanas contestatarias o constructivas.
Las personas del ámbito de las asociaciones se dicen muchas veces apolíticas o que ya no creen en la política, más específicamente, en los hombres políticos. Así que desconfiaban de Francia Insumisa cuyo líder es un político.
Más bien Francia Insumisa permitió que las personas fuera del ámbito de las asociaciones se involucraran. Personas a quienes siempre les importó la política, pero que no se reconocían, o ya no se reconocían, en los partidos tradicionales y sus rencillas.
En este gran movimiento ciudadano ven la posibilidad de hacer política en el sentido estricto del término: ocuparse juntos de la vida de la ciudad.
P: ¿Cuál es la motivación de los militantes de Francia Insumisa ? ¿Es reapropiarse de los procesos de la toma de decisiones, que se escapan cada día más en beneficio de una gobernanza económica?
SR: En efecto, algunos tienen ganas de reapropiarse de la cosa política y el derecho a decidir.
Es el deseo de dejar de limitarse solo al rol de votante. Pero es también una adhesión al programa.
En nuestro grupo de Les Lilas, hay tantas motivaciones como personas, y esta diversidad es positiva. La conexión de esta diversidad es el programa “El porvenir común”, como lo expresa Jean-Luc Mélenchon.
En lo que hace a mis motivaciones personales para ser candidata, estas son dobles:
- Incitar a las personas, desde la tribuna que ofrece el hecho de ser una representante, a auto-organizarse en torno a los problemas que las conciernen y que yo podría apoyar.
- Defender un programa mediante leyes que permitan parar la deriva liberal y cambiar la dirección de los acontecimientos ante las urgencias a las que se encuentra confrontada la humanidad.
P: ¿Cómo se entiende la propuesta de una Sexta República?
SR: La Sexta República es primero, una propuesta para revivir a la democracia. Charlotte Girard (quien construyó el programa), al trabajar más específicamente sobre este eje, hablaba de “poner en marcha un medio que permita a la gente convertirse en verdaderos ciudadanos”. En fin, es una ocasión para moralizar la política con nuevas posibilidades como la revocación de los representantes.
Para mí, es urgente reinstalarse como ciudadano, aunque parezca obvio, ya que hace mucho tiempo que ha quedado reducido a ser un simple votante. Reflexionar juntos acerca de lo que es bueno para todos es un desafío que por lo demás permitiría trascender los intereses individuales, a menudo de corto plazo.
Con esta sexta república, Francia Insumisa ofrece un contexto que reorienta la posibilidad de reapropiarse de la democracia. La política del agua, la política de la energía, la política del transporte, de la salud, la ecología… ¡Hay que meterse en todo!
La ciudadanía, no es teórica: es sentirse partícipe de un colectivo. Pero este sentimiento, hoy es un proceso que se debe construir.
Se trata de recomponer el tejido social; es aprender a conocer al vecino, a hacer juntos; luego a la escala de barrio, de la ciudad, organizarse y decidir juntos.
P: ¿Cuál es la postura de Francia Insumisa con respecto a la paz y la noviolencia?
SR: Salirse de la OTAN es ya una postura clara en política exterior.
El mensaje por la paz se profundiza cada vez más en tanto que posición ideológica.
Con respecto a la noviolencia, es difícil actualmente elaborar un discurso sobre la noviolencia en un mundo tan brutal, porque los argumentos difícilmente son escuchados.
Por cierto, la palabra violencia interviene crecientemente para denunciar el sistema económico y no solo las guerras.
Pero la respuesta noviolenta aún no está. Podemos querer la comunicación “interpersonal noviolenta”, pero la lucha sigue siendo “feroz”. Es una lástima, porque es una metodología de acción social muy poderosa, fundada en una ideología y una filosofía de vida de una gran sabiduría. Pero no hemos llegado a ese punto en la esfera política, si bien el símbolo de Francia Insumisa representa justamente la sabiduría y la armonía. A través de mi candidatura, tal vez logre dar a conocer y a que se reconozca esta gran aspiración que es la noviolencia. De hecho, es el sentido profundo de mi compromiso político.
[1] Les Lilas, una comuna de Seine Saint Denis – Francia.