La Asociación de mujeres gitanas, Alboreá, junto con la Comunidad de Madrid y la Universidad Complutense, auspiciaron la jornada anual para el empoderamiento de la mujer gitana en Madrid, el día 12 de este mes.
Por Comunidad Baha’i de Madrid
Inspirada por la fuerza del himno de la mujer gitana, «Sin miedo a la libertad», representantes del ámbito de la política, de la educación y de la sociedad civil iniciaron la jornada para el empoderamiento de la mujer gitana, que llevaba como título «A favor de la inclusión educativa y formativa de las niñas y jóvenes gitanas de la Comunidad de Madrid»,
La mesa inaugural planteó una serie de preguntas relativas a la situación actual en la que se encuentra la inclusión de la mujer gitana en el ámbito educativo, las posibles formas de abordar dicha cuestión y hacia dónde queremos dirigir nuestros esfuerzos. La jornada creó un espacio donde actores comprometidos y directamente involucrados en el proceso de inclusión de la mujer gitana procuraron nutrir el discurso respondiendo a las preguntas marco a la vez que compartían su experiencia práctica.
Parece ser que un aspecto esencial para la inclusión es la colaboración en diferentes niveles entre las instituciones, la comunidad y los individuos que guardan relación con la educación de las niñas. «Repetidas experiencias muestran cómo el estrechamiento de lazos entre las familias y el colegio ha resultado directamente beneficioso para las alumnas, ya que, por un lado, las familias se implicaban en mayor profundidad en las actividades educativas de sus hijos en el colegio, y por el otro, los profesores adquieren una mejor comprensión de la realidad socio-cultural de las familias gitanas», señalaba una de las ponentes durante el encuentro, «También es importante destacar la experiencia en diversos centros educativos, donde se ha demostrado la efectividad de la figura del mediador para facilitar la comunicación, resolver los malentendidos y evitar la intensificación del conflicto tanto entre familias y profesores, como entre los propios alumnos».
Otro elemento cardinal para la integración es la importancia del conocimiento y el reconocimiento de la riqueza de la cultura gitana y las contribuciones realizadas a la sociedad. «Destacadas figuras gitanas han tenido un papel en el mundo de las artes y de las ciencias, desde la literatura o el cine, hasta la política y el derecho. Visibilizar dichas contribuciones sirve a un doble propósito: provee a los jóvenes gitanos, y más en particular, a las niñas gitanas, de un modelo a seguir, además de contribuir a retirar cualquier posible prejuicio o duda hacia la inherente potencialidad del pueblo gitano. A la vista de lo anterior, el museo etnológico de la mujer gitana cumple una función pedagógica y de reconocimiento de la mujer gitana», subrayó Dolores Fernández Fdez., profesora y jefa de estudios en el centro de educación permanente de adultos Almanjayar, «Asimismo, es vital que los profesores reconozcan las capacidades inherentes de los alumnos, y les estimulen a desarrollar habilidades y aptitudes. Dicha valoración tiene una fuerza empoderadora sobre el estudiante, pues retroalimenta una imagen positiva de sí mismo».
Cada parte de la población tiene una contribución única que aportar, sin la cual, la sociedad entera se ve privada del beneficio de su participación.
«La unidad e integración de la sociedad es comparable a un cuerpo humano, y los sectores de la población como las partes diferentes partes y organismos que constituyen el cuerpo. El reconocimiento de la importancia de la labor que hace cada una de las partes del cuerpo, por grande o pequeña que sea, permite alcanzar un esfuerzo coordinado entre las mismas. Del mismo modo, las aportaciones del pueblo gitano, así como su desarrollo, permite a la sociedad en su conjunto avanzar» destaca Dña. Mª Jesús Rodríguez de la Fuente, miembro de la comunidad bahá’í de Madrid participante de la jornada.
La escolarización y permanencia en el sistema educativo de las niñas y jóvenes gitanas dio lugar a una reflexión acerca de las diferentes nociones culturales presentes tanto en el pueblo gitano como en la sociedad actual, e integradas en el sistema educativo. Dejando de lado sus aparentes diferencias, educadores y mediadores por igual han procurado superar dichas dificultades y crear una cultura inclusiva. Partiendo de la base de que la educación es un derecho reconocido para todos, su aplicación material directa recae sobre las manos de los centros educativos.
«Ante el fenómeno de la globalización y los desplazamientos masivos, hemos ido ganando experiencia en la gestión de la diversidad cultural, entendiendo a la diversidad como algo que aporta riqueza y no lo contrario», señaló Dña. Nuria Delgado Villar, Directora del IES Arcipreste de Hita, «La confianza, el respeto, y el empoderamiento y acompañamiento son los principios rectores rigen las relaciones a todos los niveles, tanto en el colegio, como en casa».
Por último, se destacó el papel de la niña como el principal motor de cambio de la sociedad, y de la influencia que ejercía su educación sobre la familia y el resto de la sociedad. «Tan importante es su educación, que esta debería constituirse como una prioridad para la familia», afirmó Dña. Rosalía Vázquez, presidenta de Asociación Mujeres Gitanas Alboreá, haciéndose eco de un principio bahá’í que ha inspirado el trabajo de dicho colectivo.