Como era de esperarse, a uno y otro lado del espectro político chileno se están empezando a vivir las consecuencias de decisiones adoptadas en el seno de las respectivas coaliciones –Nueva Mayoría, Chile Vamos y Frente Amplio-.
En la Nueva Mayoría (NM), la fisura que se observaba, se está transformando en factura a partir de lo resuelto por el partido socialista (PS), en orden a respaldar a Guillier en desmedro de las figuras de su propio partido. Resolución tomada en base a encuestas que colocaban en mejor posición a Guillier, tanto respecto de Lagos, como de Insulza y Atria. Para nadie era un misterio que la democracia cristiana (DC) estaba pendiente de esta decisión para definir si iba o no a primarias. No era necesario tener más de dos dedos de frente para darse cuenta que si el PS daba la espalda a sus precandidatos, que Lagos se bajaría y que la candidata DC, Goic, desecharía las primarias para ir directo a la primera vuelta. Habría sido surrealista ver a Goic compitiendo con un candidato respaldado por 4 partidos (PR, PS, PPD y PC) por más que se advirtiera que de no haber primarias, tener una lista parlamentaria única se haría altamente improbable, como es lo que se está viendo.
Este surrealismo se complementa con el hecho que pronto tendremos unas primarias que fueron promovidas por los partidos de la NM, pero donde esta coalición no estará presente. En cambio sí lo estarán la coalición opositora, Chile Vamos (ChV), y el Frente Amplio (FA), quienes tendrán el privilegio de concentrar la atención pública en torno a sus debates e ideas, junto con acceder a recursos financieros públicos que para estos efectos estarán disponibles. A todo esto renunciaron los partidos de la NM cegados por la trampa de las encuestas, para apostar por quien ven como carta ganadora, dejando de lado sus propias convicciones. Lo lógico habría sido que cada partido llevara su propio candidato, para después sumarse a la carta triunfante. De esta forma se aprovechan las primarias para calentar y afinar motores.
A esto se suma que el candidato del PS, PR, PPD y PC, si bien es cercano a uno de estos partidos, el PR, en estricto rigor, para los efectos legales, es un independiente, que no milita en ninguno de los partidos, y por tanto ahora tiene que enfrascarse en la búsqueda de firmas para poder hacer efectiva la postulación.
Lo razonable hubiese sido que en la NM las primarias estuvieran protagonizadas por al menos 5 candidatos, uno por cada uno de los partidos que la conforman. Haber escabullido este debate le costará caro y ha abierto el apetito en terceros.
Todo esto me recuerda errores históricos de algunos de los partidos que conforman la NM. Es el caso del PC que se apoya la candidatura de Gabito, del PR, para después sufrir la persecución y relegación; es el caso del PS cuando a mediados del siglo pasado le da la espalda a Allende para respaldar a Ibañez, y es el caso de 1970, cuando la Unidad Popular (UP) y la DC se dan la espalda. Pareciera que una y otra vez nos tropezáramos con la misma piedra.
En concreto, mi opinión es que los partidos que actualmente conforman la NM no han sopesado las previsibles consecuencias de decisiones que conllevan a un punto de quiebre en una coalición parida en dictadura, no sin dificultades, pero en la que tantas esperanzas cifró el país. Convivencia que será necesario recomponer con mucho afecto y laboriosidad si se aspira gobernar los destinos del país. La crisis en que está sumida se inscribe en un contexto mundial de la caída de partidos políticos históricos en distintos países. La ciudadanía parece buscar una suerte de «refresh».