Al ser designada a la edad de 28 años de edad se convirtió en la ministra más joven del Estado Plurinacional de Bolivia.
Por Ernesto J. Navarro
Llevaba pocos días en su cargo de ministra cuando Evo Morales la despertó a las tres de la madrugada. Ya le habían advertido de que Evo (a secas, así lo llaman los bolivianos) trabaja todo el tiempo, que casi ni duerme. «Te pido que te ocupes de un caso», le dijo.
Abordado por una familia se enteró de que a un joven, de apenas 22 años, casi lo degüellan a causa de un alambre que «gente inescrupulosa» había atado entre dos postes.
Aquel muchacho debió recibir de urgencia una traqueostomía que le salvó la vida, pero debido al impacto presentaba otras complicaciones respiratorias. Entonces, Evo intervino para pedirle a la ministra de Salud, Ariana Campero, que se ocupara de ayudarlo.
Hay quienes aseguran que todos en Bolivia tienen el número de teléfono del presidente. Y que usa ese canal para enterarse de lo que no llega por vías oficiales.
Varios días después, Evo volvió a llamarla. Esta vez quería saber del joven, «cuál era el diagnóstico». «¿Pudimos ayudarlo? Él los asume como si fuesen sus propios pacientes. A veces me toca ser la ambulancia de Bolivia», relató a RT la ministra Campero.
En el ojo del huracán
Con apenas 28 años de edad, Ariana Campero se convertía en la ministra más joven del Estado Plurinacional de Bolivia cuando el presidente Morales la designó para el cargo el 23 de enero de 2015.
Desde entonces, ha tenido que atender entre varios frentes el funcionamiento del Ministerio y los ataques de la prensa.
Para los medios privados, ella llega al Gabinete ejecutivo con el pecado de haber estudiado en la Cuba socialista, como parte de uno de los primeros contingentes de becados bolivianos.
¿Machismo?
La mayoría de los ataques no están relacionados con su gestión como ministra de Salud, sino con su género y edad. «Ser ministra, mujer, joven, graduada en Cuba, soltera, rompe el esquema de la autoridad clásica», precisa Campero. A su juicio, ello supone «tener que luchar contra muchos prejuicios de una sociedad aún conservadora, machista… No ha sido una tarea fácil».
Afortunadamente, no es la única mujer en el gabinete de Evo Morales. Sin embargo, afirma, «nuestras designaciones son muestra del nivel de inclusión y participación que tiene nuestro proceso de cambio en Bolivia».
La ministra boliviana aún tiene varias batallas que librar en contra de los conservadores, «esos que piensan que la mujer, por sus propias capacidades, no puede ejercer un cargo, sino que (de seguro) tuvo que haberse sometido a alguna situación con los superiores inmediatos. Es un trabajo difícil, pero somos muchas las que trabajamos para eliminar los prejuicios y esas actitudes poco dignas».
Fuego amigo
Y en ese combate por hacerse respetar ha tenido que plantar cara incluso al vicepresidente Álvaro García Linera y al propio Morales.
La prensa local registra un evento calificado de «agresión». Durante un acto oficial en la ciudad de Trinidad, el presidente llamó la atención de su ministra, que estaba distraída, diciéndole: «[El Departamento de] Beni es tan grande geográficamente, hay que planificar, ministra de Salud. Ahí enamorando, no quiero pensar que es lesbiana, mire compañera ministra. Perdone, compañera, a ver escúcheme».
El comentario causó tal revuelo, incluso en el seno de la comunidad de sexo diversa, que el Ministerio de Comunicación debió emitir un comunicado del presidente ofreciendo disculpas. «Respetamos la diversidad, y así lo decimos en nuestra Constitución Política del Estado. Me disculpo humildemente y sinceramente. No fue mi intención ofender a nadie».
Un militante del partido de Gobierno (Movimiento al Socialismo) y excandidato a la alcaldía de Yacuiba, Carlos Bru, insinuó que la joven ministra se ha valido de su condición de mujer para ocupar su cargo: «Cama adentro, jefe; la ministra también, cama adentro, patrón encima».
A cada agresión, Campero ha respondido con firmeza, incluso cuando se trata de sus jefes. «Ni callada ni sumisa, esta ministra está contra el patriarcado. Qué pena por los machistas en nuestras filas. La lucha sigue», escribió en su cuenta de Twitter.
Polémica campaña
Como en pocos Estados de la región, es la institucionalidad boliviana la que impulsa un cambio del Código Penal y desde el Ministerio de Salud que dirige Campero, se manifiestan a favor de la interrupción voluntaria del embarazo como parte de las políticas para empoderar a la mujer.
Según datos del Ministerio de Salud, el aborto constituye la tercera causa de muerte materna en Bolivia. «Después de una profunda reflexión, penalizar el aborto no evita su práctica, más bien aumenta la cantidad de abortos clandestinos e inseguros», reza uno de los postulados de la iniciativa gubernamental.
La tarea
Adaptarse a los ritmos del presidente boliviano no es tarea fácil. Los Consejos de Ministros se realizan cada miércoles a las 5 de la madrugada. «Es una persona muy exigente y un gran estratega. Pero es exigente con todos sus ministros, particularmente con los que tenemos responsabilidades en el área social».
Desde el principio supo de las dificultades de la designación que le hizo Morales, pero Campero lo asume con determinación. «La responsabilidad que me ha entregado Evo es, al mismo tiempo, una experiencia muy linda y yo estoy agradecida de que a esta edad y en estas circunstancias, pueda tener la oportunidad de ser ministra de un proceso político tan importante para mi país».