La región del Rif, en el extremo nororiental de Marruecos, se encuentra inmersa en protestas para reivindicar medidas sociales que el Estado alauí les niega históricamente.
Todo empezó el pasado mes de octubre cuando un vendedor de pescado de Imzouren, localidad limítrofe de Alhucemas, murió tras serle requisada por la policía y arrojada a un camión de basura media tonelada de pescado que transportaba, al intentar salvar su mercancía. La muerte de Mohcine Rifki, fue el detonante de las protestas que desembocaron en una huelga general el pasado 18 de mayo y que ha servido para que la población del Rif se encuentre pidiendo, no sólo justicia por la muerte del pescadero, sino para reivindicar las mejoras sociales y económicas que históricamente se le niega al pueblo rifeño.
El gobierno, en lugar de apaciguar y tratar de buscar una solución dialogada, se ha preocupado por reprimir y detener a los líderes del Movimiento Popular de Alhucemas, que hasta ahora habían gozado de libertad para liderar las marchas, algo que ha encendido más a una ciudadanía harta de soportar los constantes desmanes del régimen hacia la zona.
La detención del máximo líder del movimiento, Nasser Zafzafi, se consumó en la madrugada del pasado día 29 junto con otros cuatro activistas del movimiento rifeño y personas de su máxima confianza. Nasser fue acusado de obstaculizar la libertad de culto religioso cuando el pasado viernes se encaró con el Imán de la principal mezquita de Alhucemas, por recriminar los pasos dados por el movimiento las pasadas semanas.
Sin embargo, Zafzafi no será juzgado por ese incidente y probablemente lo condenen, según la fiscalia provincial de Alhucemas, por atentado contra la seguridad interior del Estado, incitación para cometer delitos y crímenes y, siempre citando el auto de la fiscalía, hostilidades contra los símbolos del Reino. Los detenidos han sido trasladados a la sede del la policía Judicial en Casablanca y según su entorno, Nasser ha comenzado desde ayer en la mañana una huelga de hambre en protesta por la situación.
Los principales partidos políticos marroquíes, entre ellos el Istiqal y el PJD, el partido más votado, se han pronunciado en contra de las medidas tomadas contra los activistas rifeños, así como los principales miembros del gobierno del primer ministro se encuentran divididos por los acontecimientos que se están desarrollando en pleno Ramadán, mes sagrado para los musulmanes. En un duro comunicado, estos partidos han acusado al Ministerio del Interior marroquí, de estar a favor del lado más oscuro del régimen, el mal llamado Majzen o gobierno en la sombra, controlado por el Rey.
La presencia policial y militar en la zona da a entender que el régimen no va a dar un paso atrás y continuará reprimiendo las manifestaciones, mientras los rifeños muestran la indignación a través de sus cuentas en las redes sociales por los acontecimientos, donde expresan que no dejarán las protestas. El Rif está unido, cualquier chispa puede provocar una guerra en Alhucemas.