La semana pasada escribimos sobre los tropiezos de la Nueva Mayoría (NM). En esta ocasión lo haremos en torno a la coalición de la derecha, o centro derecha, como prefiere denominarse ChileVamos (ChV).
Si nos atenemos a las principales fuerzas que la componen, la UDI y RN, llama la atención que el grueso de sus principales figuras, han estado en el tapete noticioso, no precisamente por sus méritos, sino por estar investigados, condenados, formalizados o imputados por actuaciones non sanctas. Ahí están los casos de cohecho, boletas falsas, enriquecimientos ilícitos, negociaciones incompatibles, lavados de activos, fraudes tributarios, en los que la derecha corre con ventaja, encabezados por la UDI con un senador desaforado (Orpis) y un exsenador condenado (Novoa), amén de otros dirigentes de primera línea, todos vinculados al gobierno que encabezara Sebastián Piñera desde el 2010 al 2014.
Las demás fuerzas que estructuran a la coalición opositora, Evópolis y el PRI, no son sino la guinda de la torta, tal como para oportunidades anteriores lo fue Chile Primero cuando el marketing aconsejaba incorporar un barniz centrista al antecesor de ChV, la Coalición por el Cambio, la que a su vez fue precedida por la famosa Alianza por Chile conformado solo por la UDI y RN.
A pesar que uno de sus candidatos, Sebastián Piñera acapara las portadas y los minutos de los medios de comunicación masivos, lo concreto es que no obstante su intenso despliegue y las dificultades internas de los partidos de gobierno, en las encuestas no ha logrado atraer a más allá de un cuarto a un tercio de la población.
A diferencia de la NM, ChV tendrá primarias, donde Sebastián competirá con Felipe Kast, quien va en representación de Evópoli, y con Manuel José Ossandón. Salvo una sorpresa mayúscula, se prevé que Piñera será el ganador dado en el que la derecha ha puesto prácticamente todas sus fichas. Si bien su figura pareciera incombustible, en orden a que no le entran balas por más denuncias que se le hagan por los más diversos conceptos, no se descarta que sus múltiples conflictos de interés, los que se han hecho extensivos a su familia, le terminen pasando la cuenta.
Mal que mal, en las elecciones presidenciales pasadas, por mucho menos de los delitos por los cuales se le imputa actualmente a Sebastián –uso de información privilegiada, participación en negociaciones incompatibles y existencia de gran parte de su fortuna invertida en paraísos fiscales-, la UDI bajó a Golborne y levantó a Pablo Longueira, tan solo para evitar que las primarias fuesen ganadas por Allamand. Una vez logrado su propósito, un súbito estado depresivo de Longueira forzó a la UDI a nominar a Evelyn Mattey, cerrándole así el paso a Allamand.
Por lo expuesto, sorprende que el grueso de las fichas en la derecha estén puestas en Sebastián Piñera, así como que la derecha le dé la espalda a Ossandón, quien fuera un exitoso alcalde en dos comunas, Pirque y Puente Alto, quien postula asegurando que tiene las manos limpias y que puede pasearse por la calle con la frente en alto.
Quizá esto explique que José Antonio Kast esté corriendo por fuera, esto es, no participando en primarias. En una de esas es la carta bajo la manga de la UDI para dejar caer a Sebastián, si así lo aconsejan las encuestas, las imputaciones que se le hacen, o las circunstancias.