Por Jade Ramírez Cuevas Villanueva/Pie de página
La mujer que representará a los indígenas mexicanos en el proceso electoral de 2018 es nahua de Jalisco, médica tradicional y su principal visión política es “mandar obedeciendo”, una de las tesis zapatistas.
Faltaba ponerle nombre y rostro. En enero de este año, durante la conmemoración 23 del levantamiento del EZLN en Chiapas, se había anunciado que el Congreso Nacional Indígena había decidido entrar al proceso electoral y que elegiría a una mujer para ser su vocera y representante.
Desde entonces María de Jesús Patricio y su compañero de vida, el abogado de resistencias indígenas, Carlos González, realizaron varias jornadas informativas por distintos rincones del país.
“A todos nos empezó a angustiar más, fue como ¡ah canijo!, esto genera un nuevo revuelco a nuestro trabajo en las comunidades porque la costumbre ya sabemos qué sigue, pero urge dar otro paso”, argumentaba hace algunas semanas María de Jesús Patricio ante los asistentes de una jornada informativa en Guadalajara, Jalisco, entre integrantes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, periodistas, estudiantes y curiosos.
“Nos espera una larga jornada de trabajo. Es una forma diferente de lucha para los que no hemos participado en los partidos, surgió ahora que estuvimos reunidos; el siguiente paso es informar, este trabajo no va a ser solo de los pueblos indígenas, sino de la sociedad civil organizada o los que sienten que hay necesidad de hacer equipo para derrocar este animal tan fuerte que se tiene”, advirtió, en esa jornada, la mujer que hoy aparece en las notas principales de los medios como pre candidata independiente al gobierno de México.
Chuy, como le dicen, fue elegida como vocera y representante del Congreso Nacional Indígena para participar como candidata independiente en el proceso electoral de 2018. Será, dicen, la voz de los silenciados durante más de 500 años. Y no se mandará sola. Representa la voz y posición del Concejo Indígena de Gobierno —integrado por 71 concejales en todo el país— quien en realidad gobernaría a México, en caso de ganar.
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Carlos González describió el proceso largo por el que se tomó la decisión de que sea un órgano colegiado indígena quien gobierne a México a partir de 2018, no como un acto de arrogancia “o soberbia de tener el poder, lo que vemos es que el país está profundamente destruido, y se sigue destruyendo a cada momento, quienes detentan el poder fáctico en los hechos, como formal en las instancias de gobierno, en las cámaras legislativas en los órganos judiciales, están llevando al país en la destrucción total. No solo son nuestros pueblos indígenas los que están amenazados y los que están siendo devorados, que toda la sociedad la gran mayoría de mexicanos y mexicanas que estamos sumidos en la pobreza, el despojo y la violencia.”
En el proceso participaron representantes de los 58 pueblos y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional que se reunieron el fin de semana en San Cristóbal de las Casas.
María de Jesús Patricio Martínez es una activa colaboradora de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas de la Universidad de Guadalajara. Originaria de Tuxpan, Jalisco, uno de los municipios del sur del estado donde existen amplios asentamientos, ejidos y comunidades nahuas que viven rodeadas de riqueza natural, pero expuestas a invasiones, pobreza, siembra de transgénicos y explotación de bienes.
También es heredera de la tradición oral y los saberes básicos comunitarios, estudió el bachillerato para dedicarse a la preservación de la medicina tradicional y la herbolaria y ha obtenido premios por la preservación de la cultura y por su vinculación con las comunidades indígenas del país.
Escucharla es como estar platicando con una comadre, con una amiga o una persona común: sin parafernalia, sin poses, sin frases prearmadas ni discursos emergidos de una construcción inducida por corrientes políticas.
Escucharla es como estar platicando con una comadre, con una amiga o una persona común: sin parafernalia, sin poses, sin frases prearmadas ni discursos emergidos de una construcción inducida por corrientes políticas.
“Nos decían, los zapatistas: ´no se preocupen lo peor que puede pasar es que ganen´”, dice, y suelta una carcajada corta para regresar a su por qué ésta es la opción electoral para votar por la presidencia de la república en 2018.
“Varios me decían: ‘pero, compañera, yo no tengo credencial para votar’”, narra, reconociendo que el reto de esta nueva travesía política para los pueblos indígenas, implicará primero, un trabajo interno.Todavía está por definirse su agenda. Pero la primera acción será tendiente a conseguir el registro –en su momento- como candidata independiente a través de firmas para obtener los porcentajes que debe cumplir en base a los reglamentos aprobados en la reforma electoral de 2014 del Instituto Nacional Electoral.