Organizaciones sindicales y civiles de la prefectura de Okinawa, la más lejana de Japón, marcharon hoy en rechazo al traslado de una base militar de Estados Unidos a un nuevo centro que se construye allí.
Los manifestantes también exigieron el cierre definitivo de todas las instalaciones estadounidenses y se comprometieron a luchar contra la apertura de otro sitio similar en el futuro.
La protesta recorrió las costas del distrito de Henoko, en la ciudad de Nago y donde el Gobierno central de Japón levanta la nueva unidad de la Infantería de Marina norteamericana.
Muchos de los participantes reiteraron las preocupaciones por los daños medioambientales que ocasionará ese proyecto.
El mes pasado, el gobernador de Okinawa, Takeshi Onaga, amenazó con imponer una nueva demanda y recurrir a otros pasos legales para frenar la construcción de la base militar, de confirmarse las afectaciones en el entorno.
A juicio del funcionario, es inaceptable esa decisión del Estado nipón porque no toma en cuenta la importancia de preservar el medioambiente y podría destruir el ecosistema de los arrecifes de coral.
Onaga añadió que estudia con sus abogados la opción de revocar el permiso para ganar terreno al mar.
En noviembre de 2016, un tribunal de este país asiático ordenó al Gobierno central pagar 22 millones de dólares a los residentes de Okinawa como compensación por la contaminación acústica derivada del ruido de aviones en la base aérea de Futenma.
Sin embargo rechazó la demanda para la suspensión de los vuelos y afirmó que el Estado no está en posición para regular la operación de aviones militares norteamericanos, de acuerdo con el tratado de seguridad nipo-estadounidense.