Por Camille Signoretto – Economistes atterrés
¿Quién no recuerda las innumerables manifestaciones del año pasado contra la ley del Trabajo tratada por la ministro del Trabajo Myriam El Khomri? Esas movilizaciones ponían en tela de juicio especialmente la jerarquía de las normas, la posibilidad de concluir acuerdos de empresa desfavorables para los asalariados eludiendo la voluntad de los sindicatos o, incluso, las disposiciones, facilitando los licenciamientos económicos. Recordémoslo, los argumentos económicos detrás de esta ley eran simples: el derecho laboral francés era rígido, rigidez que impedía el buen funcionamiento del mercado del trabajo y por lo tanto de la creación de empleos. Sin embargo, este razonamiento no tiene fundamento. A partir de la mitad de los años 2000, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mostraba que no había ninguna relación probada entre la legislación del empleo y el desempleo.
A quince días de la primera vuelta de la elección presidencial, ¿cuál es la posición de los principales candidatos con respecto a esta ley? Es lo que presenta en esta nota Camille Signoretto , redactada para Économistes atterrés, destacando que el colectivo siempre se mostró particularmente crítico de esta ley.
Los dos primeros candidatos, François Fillon y Emmanuel Macron, se posicionan desde el interés de reforzar la lógica liberal, ya presente en la ley del Trabajo, de flexibilización del mercado laboral permitida por una simplificación del derecho laboral. Las argumentaciones económicas que giran en torno a esta reforma y las precedentes (leyes de 2008 y 2013) son siempre las mismas: se trata de “simplificar el derecho”[2] y “quitarle el freno a la contratación” (Macron), “aclarar las reglas del licenciamiento económico” y “asegurar la ruptura del contrato” (Fillon). Los dos candidatos concuerdan en la propuesta de poner un techo para las indemnizaciones, medida que había intentado aplicar Macron en 2015 cuando era ministro de economía y que fue declarada inconstitucional (en cambio, se instauró una escala indicativa). Sobre la jerarquía de las normas, nuevamente las propuestas van dirigidas a reforzar la lógica aplicada por la ley del Trabajo, con una distinción en algunos principios fundamentales inscritos en la ley, y todas las otras disposiciones a negociar con la empresa. Todo esto en una situación de relación de fuerza desequilibrada con los sindicatos, hoy poco presentes y debilitados en las empresas. Estas propuestas, no son finalmente muy llamativas en vista del carácter tan liberal del candidato del partido “Los Republicanos” y del rol desempeñado por “En marcha” en la preparación de la ley El Khomri, sobre todo durante el quinquenio de François Hollande.
Benoit Hamon, por su parte, piensa reescribir la ley del Trabajo, guardaría ciertas medidas y suprimiría las más criticadas. Efectivamente, propone reforzar la CPA (cuenta personal de actividad) y extender la cuenta de prevención de dificultad y el derecho a la desconexión. En cambio, restablecería el principio de jerarquía de las normas. En cuanto a la definición del licenciamiento económico, aunque en su programa nada está precisado, declaró que desearía volver sobre las disposiciones que permitieron “facilitar el licenciamiento” (cf. intervención en “Grand Jury” RTL-Le Figaro-LCI del domingo 19 de febrero). En oposición a los dos candidatos anteriores, Hamon no propone una enésima reforma de desmantelamiento del derecho laboral en nombre del empleo. Para él, se trata más bien de una reducción de la duración colectiva del trabajo que permitiría crear empleos, como lo hicieron las leyes Aubry del comienzo de los años 2000.
Candidatos tan diferentes como Jean-Luc Mélenchon, Marine Le Pen o incluso Philippe Poutou y Nathalie Arthaud, piden, ellos, la derogación de la ley del Trabajo. Cuidado, es el único punto que tienen en común ya que sus propuestas sobre el derecho laboral son ampliamente divergentes. Se pueden distinguir tres propuestas entre estos candidatos.
En una lógica anticapitalista, Philipe Poutou y Nathalie Arthaud son fieles a los principios ideológicos de sus respectivos partidos. Preconizan pura y simplemente la “prohibición de los licenciamientos y de las supresiones de puestos (o de empleos)”. Esta posición se apoya en una visión empresarial enfocada a las grandes empresas multinacionales que realizan ganancias para distribuirlas entre sus accionarios. Si existen empresas de esa calaña y los abusos que conllevan –licenciamientos “becarios”– , recordemos que la esencia del tejido productivo francés está constituido por microempresas, Pequeña y mediana empresa (PEM) y Empresas de tamaño intermedio (ETI) que no cotizan en los mercados financieros. Suprimir este capítulo entero del derecho laboral para impedir los abusos, parece poco realista.
Jean-Luc Mélenchon, por otra parte, desea, además de la derogación de la ley del Trabajo, “restablecer la jerarquía de las normas”, aunque guarda silencio acerca de las disposiciones de la ley que buscan proteger a los asalariados como la CPA, la cuenta de prevención de dificultad o el derecho a la desconexión. En cambio pregona otras medidas dirigidas a reafirmar la importancia del derecho laboral para darle un marco a las prácticas empresarias: “impedir los licenciamientos becarios”, “refundar el recurso a la ruptura convencional para impedir los licenciamientos disfrazados”, o aún “instaurar una cuota máxima de contratos precarios en las empresas”. Asimismo piensa como Benoit Hamon sobre la reducción de las horas de trabajo con el objetivo de crear empleos.
Por último, el programa de Marine Le Pen se distingue por su incoherencia. Por una parte la candidata del Frente Nacional exige el retiro de la ley del Trabajo y, por otro, propone medidas propias de la lógica de esta ley, en particular la de poner en tela de juicio la jerarquía de las normas. Propone, por ejemplo, simplificar el derecho laboral según el tamaño de la empresa “para favorecer el empleo”, haciéndose eco de los discursos liberales de los candidatos Fillon y Macron. Sobre la duración legal del trabajo, afirma que hay que mantener las 35 horas siempre considerando que esta norma pueda modificarse vía negociaciones de sección (que es lo mismo que suprimir el incremento por horas suplementarias entre las 35 horas y la norma negociada, por ejemplo 39 horas) y proponiendo la desfiscalización de las horas suplementarias. Aquí tenemos que redireccionar al lector a la nota reciente de Économistes Atterrés que subraya otras incoherencias del programa del Frente Nacional[3].
En cuanto a Nicolas Dupont-Aignan, es evasivo con respecto la ley del Trabajo ya que su programa no contiene ninguna propuesta sobre el derecho laboral. Sobre el trabajo de manera general, sin embargo encontramos algunas propuestas que se inscriben en una política liberal de exoneración de las cotizaciones sociales (en caso de contratación con Contrato de duración indeterminada (CDI) de un desempleado de tiempo prolongado) o de “[simplificación de] la vida de las PME” a partir de un relevamiento de 50 % de los umbrales sociales.
Así, si es claro que los candidatos a favor de reforzar la ley del Trabajo contribuirán a la continuidad de una política de desmantelamiento del derecho laboral que se viene haciendo desde hace unos años, cuidémonos de los que quieren ponerla en tela de juicio para substituirla por propuestas que se inscriben en la misma lógica liberal de flexibilidad, como la candidata del Frente Nacional.
[1] En diferentes soportes puede encontrar una parte de nuestras críticas a esta ley en el artículo publicado en marzo de 2016 en el blog siguiente: https://blogs.mediapart.fr/les-economistes-atterres/blog/210316/atterres-et-mobilises-contre-le-projet-de-loi-el-khomri.
[2] Salvo mención especial, todas las citas entre comillas están extraídas de los programas de los candidatos, disponibles en sus respectivos sitios de internet.
[3] Ver: http://www.atterres.org/sites/default/files/Note%20programme%20Front%20national.pdf, pp. 13-14.