El Fondo Monetario Internacional está empujando a Túnez al borde del desastre económico y político con su negativa de liberar los fondos que requiere con toda urgencia en un momento en que el país más necesita el apoyo internacional. El Gobierno tunecino ha dicho que el FMI ha suspendido los pagos de su préstamo de cuatro años de 2.800 millones de USD a Túnez, los cuales estaban previstos hasta mayo de 2020. La medida del FMI tiene como fin presionar al Gobierno para que efectúe despidos masivos en el sector público, así como para que proceda a la venta de activos públicos y posibles recortes a las pensiones.
A este respecto, Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, ha comentado: «El FMI está empujando a Túnez al borde del precipicio, con efectos que pueden ser devastadores para la economía y el sistema democrático, un sistema casi único en la región, que la población ha puesto en pie después de acabar con la dictadura en 2011. Las consecuencias de esta medida para Túnez y sus países vecinos serían catastróficas. Túnez se encuentra en medio de una reforma constitucional e institucional, con cambios sin precedentes en su sistema tributario, aplicando una mucha mayor transparencia y medidas para proteger el medio ambiente. Estas reformas, a la par de los cambios planificados y positivos en el sector público, necesitan tiempo suficiente para desarrollarse y consolidarse. Las imposiciones ideológicas como ésta del FMI arrojarán a miles de personas a la pobreza y destruirán los progresos realizados hasta ahora y que los tunecinos están decididos a continuar. Una crisis económica cada vez más profunda conduciría al resurgimiento del fundamentalismo y a aumentar el riesgo de ataques terroristas tanto en Túnez como en los países vecinos».