Por Pamela Cunningham Chacón*
Dos experiencias que tuve esta semana me han hecho pensar sobre lo común que es hacer conjeturas o suposiciones. Todos corremos el riesgo de hacerlo al asumir que tenemos la razón o el conocimiento de un tema y querer decirle a los demás por qué están equivocados. En algunos casos estas conjeturas no tienen mayor relevancia, pero en otras son ejemplos concretos de cómo los hombres (en el caso del mansplaining) o las personas blancas/mestizas (en el del whitesplaining) asumen que su conocimiento es superior al del otro u otra, solo por el hecho de ser hombres o personas blancas/mestizas. Inclusive cuando estas personas son nuestros aliados en las luchas por la igualdad, caen en comportamientos que evidencian el uso de sus privilegios y sus actitudes machistas y racistas.
El término mansplaing es la unión de la palabra man (hombre) y explaining (explicar) en Ingles, y se refiere a la manera altiva, desdeñosa o condescendiente en que los hombres tratan de explicar cosas a las mujeres, asumiendo que ellas no conocen del tema o que ellos lo conocen mejor. La palabra surgió de la experiencia vivida por la autora Rebecca Solnit en el 2008, descrita en el ensayo llamado «Hombres que explican cosas», donde cita como en una fiesta al hablar sobre el libro que ella escribió sobre el fotógrafo Eadweard Muybridge, su interlocutor la interrumpió para explicarle sobre un nuevo libro escrito al respecto sin darse cuenta que ella era la autora del mismo. Whitesplaining es el mismo comportamiento dirigido hacia personas afro o de otras etnicidades, cuando una persona blanca o mestiza trata de explicar la experiencia de un grupo étnico o racial, por ellos o pretenden conocer las experiencias y vivencias mejor que quienes pertenecen al grupo.
El mansplaining que experimenté, está relacionado con un artículo titulado “El aborto debería de ser legal” donde el autor nos informa que después de analizar la posición feminista y la anti-derechos sobre el tema él ha “…volcado mi meditación matutina a resolver tan difícil caso”. O sea, un tema que nos ha tenido en debates por años, a él solo le va a tomar una mañana y su intención, resolverlo. El autor identifica la posición feminista de autonomía corporal y el derecho a decidir, como egoísta pues, según él, no toma en cuenta la posición del no nacido. Hace esta afirmación ignorando todo el trabajo fundamentado en la ciencia, la teoría feminista, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional sobre el derecho de las mujeres a decidir, a la salud y la vida. Desconociendo las causales o razones para un aborto y la impunidad del mismo inclusive en Costa Rica, en casos específicos. Parece no haber investigado para fundamentar su opinión, pues con solo meditarlo en la mañana se considera capaz de resolver el asunto.
El caso de whitesplaing se dio en un contexto más trivial pero no por eso menos importante. En una conversación en twitter hablando sobre el pelo de Halle Berry en los Oscar, mi interlocutora y yo diferimos sobre si estaba usando una peluca o su pelo natural. Yo pienso que es una peluca y ella no. Hasta ese momento no hay mayor problema, sin embargo la conversación tomó otro rumbo cuando hablamos sobre la politización del pelo afro. Y es ahí, donde después de varias interacciones, mi interlocutora me informa que ella leyó un libro y conoce muy bien el pelo rizado (que no es lo mismo que afro). O sea, ella me podía informar a mí, una mujer afrodescendiente con el pelo afro porqué la elección del pelo natural en las mujeres afro es una cuestiónpolítica. Todo esto cuando esa ha sido mi experiencia de vida y parte fundamental de mi activismo político. Cuando tengo el conocimiento no solo vivencial, sino también académico sobre la politización y opresión del cuerpo de las mujeres afro a través de lahistoria y el mundo. Pero bueno, ella tiene el pelo rizado, leyó un libro (que tenía fotos!).
Aunque ambas experiencias parecen dispares, reflejan en el fondo el mismo problema. Hay ciertos grupos que al ser mayoría cuentan con privilegios; se consideran capaces, por el solo hecho de existir, de explicar o hablar en nombre del otro (o la otra). Asumen que su conocimiento o su opinión es la correcta y pretenden explicarnos nuestras propias opiniones o experiencias.
Y cuál es el problema con estos comportamientos? Es sin intención, dicen algunxs. No pasa nada. Son aliadxs, hay que tenerles paciencia, dicen otrxs. La cuestión es que son ejemplos de las micro-agresiones de las que somos sujeto las mujeres en general y las mujeres afro en específico. Esos pequeños mensajes que nos dicen que nosotras no sabemos, que ocupamos de alguien más para que nos explique, que es mejor que callemos, que seamos invisibles, silenciosas. Pero además, reflejan una tendencia en el manejo público del discurso, donde el otro se apropia de un tema que no es suyo y no conoce. Estos “splainings” han llevado inclusive a la formulación de legislación anti derechos, basada en una falta de comprensión del tema.
Bueno, y entonces como pueden nuestrxs aliados colaborar? Primero deben comprender que su rol es el de escuchar y colaborar. Es el de contribuir a la conversación sin tratar de ser protagonistas. El de informarse, educarse y de darles crédito a las mujeres que le ayudaron a despertar y entender. El rol más importante de lxs aliadxs es el de reconocer su privilegio y utilizarlo para avanzar la causa. No usar el micrófono para hablar por nosotras sino más bien pasarlo y dejarnos hablar.
* Pamela Cunningham Chacón es profesional en Recursos Humanos, interprete Ingles-Español y cuenta con estudios en Comercio y Relaciones Internacionales. Es activista afro feminista, forma parte de la Colectiva por el Derecho a Decidir y es fundadora de la Colectiva Afro Feminista Costa Rica Afro. Su trabajo se concentra en la incidencia política a través de la educación y el debate en temas de derechos humanos, racismo y feminismo. Ha participado como expositora en diferentes cursos universitarios, radio, televisión y prensa escrita.