Chaitén, 15 de marzo de 2017
Señora
Excelentísima Presidente de la República de Chile
Michelle Bachelet
PRESENTE
Señora Presidenta, por más de un siglo mi familia ha habitado el mismo terreno en la provincia, en la comuna de Chaitén. Desde mi abuelo, el primer colono en 1905 hasta hoy, en que yo me he hecho cargo por años de la lucha histórica familiar para obtener el título de nuestras tierras, no hemos encontrado más que negativas y obstáculos, irregularidades que han sido así determinadas por la misma Corte Suprema en más de una oportunidad y por algunos Honorables de turno que a lo largo de los años han conocido nuestro caso y nos han otorgado su apoyo, así como también por la prensa regional.
En algún momento y de forma arbitraria, se nos quiso imponer el reconocimiento por la mitad del sitio que habitamos a cabalidad y frente a nuestro rechazo, nos cerraron el caso dejándonos sin nada. Toda mi familia habita el predio junto a mí, mis hijos y sus familias, mis nietos. Hoy nuevamente me encuentro en un juicio contra el Estado, puesto que una porción del terreno, en donde se emplaza la casa de uno de mis hijos y su familia, fue traspasado al MINVU entre gallos y media noche ANTES de que saliera la resolución sobre mi petición de regularización, es decir, sin que un acto administrativo según dicta la norma, cerrara el proceso previo, situación que la Corte falló a mi favor por lo cual intervino el Consejo de Defensa del Estado y aún nos encontramos en dicho proceso.
Curiosamente se trata de la misma porción de terreno que hace pocos años también fue traspasado a título gratuito de forma irregular por Bienes Nacionales al municipio para que el MINVU supuestamente emplazara ahí viviendas para “personas vulnerables”, mientras yo al mismo tiempo peleaba para que me aceptaran mi solicitud de regularización. Esa vez también terminamos en la Corte Suprema, la cual falló a mi favor una vez determinado el hecho de que primero Bienes Nacionales debía resolver sobre mi solicitud, además de determinar que los “vulnerables” eran un montón de empleados públicos en donde figuraban desde la esposa del alcalde, hasta los mismos funcionarios de Bienes Nacionales, incluyendo la actual jefa provincial del MINVU de Palena, y que el terreno que se les entregaría a cada uno era de al menos 600mt2. La Corte Suprema dictaminó que Bienes Nacionales debía recuperar entonces el predio y el ministerio tuvo que comprar al municipio lo que le había otorgado a título gratuito.
¿Cómo puede ser que por segunda vez esté pasando por lo mismo y un ministerio se arriesgue a la misma sanción de la Corte por incurrir en la misma irregularidad? Se trata de 119 hectáreas rurales en la entrada de Chaitén que junto a mi familia habitamos y hemos trabajado desde siempre. Hemos pedido hasta el cansancio llegar a usted, señora Presidenta, y una intervención desde nivel central. Me he hecho vieja en esta lucha y hasta el día de hoy me cuestiono si debí haber pagado las coimas que me pidieron hace años por la regularización, puesto que efectivamente los colonos que sí lo hicieron han sido los pocos que han logrado sus títulos. Pero el mío no es un caso aislado, si bien es emblemático.
Situación conocida por toda la provincia de Palena, desde los ciudadanos hasta incluso las autoridades, es la pésima y cuestionable gestión histórica del ministerio de Bienes Nacionales en la zona. Provincia extrema y aislada de Chile, levantada por colonos desde hace más de un siglo, que con espíritu y esfuerzo descomunal hicieron patria y soberanía, y que vivieron y murieron en muchos casos en esta tierra, enfrentando un clima indómito, abriendo sendas y espacios en uno de los bosques más tupidos e impenetrables del mundo, rodeados de volcanes y geografía abrupta, sin servicios, ni garantías, ni derechos igualitarios al resto de la población del país, abandonados a su suerte, exigidos igualmente por la ley, poblando el terruño con su descendencia que igualmente han trabajado la tierra, los ríos y bosques, su tierra, y confiando en el compromiso del Estado de Chile de entregarles legítima y legalmente las tierras trabajadas y, en el fondo, conquistadas a sangre y esfuerzo, viviendo soberanamente en un suelo a nombre de todo el resto de los chilenos, haciendo lo que pocos o casi nadie. Ellos, muchos de ellos, en nombre de los que ya no están, de sus retoños, de su descendencia, hoy se sienten traicionados, vejados, olvidados, abandonados.
Aunque hay que ser doblemente chilenos para vivir en la provincia de Palena, el Estado, desde el principio del regreso a la democracia y de forma progresiva, les ha ido quitando sus tierras, negando sus tierras y desplazándolos de sus tierras con distintos métodos y argumentos. Muchas veces, en favor de intereses de extranjeros influyentes poseedores de miles de hectáreas de este territorio provincial que tiene el tamaño de una región completa que además suma numerosas islas habitadas, y otras para el desarrollo de “proyectos”, sin miramientos ni compensaciones por una vida familiar completa entregada para hacer de estas tierras un espacio soberano, vivible y productivo.
La entrega de “títulos gratuitos” a los colonos y a su descendencia ha sido la mínima, las demoras y excusas son eternas, la pérdida de expedientes, carpetas, solicitudes por parte de Bienes Nacionales es de todos conocida. Y para quienes han obtenido sus títulos, es normal la queja de que les han “recortado” o desconocido la cabida real de los terrenos colonizados y trabajados. Claro, geopolíticamente al Estado ya no le preocupa la soberanía. “Ya no estamos en tiempos de colonos” se ha escuchado de alguna autoridad de turno en más de algún momento. El pago de Chile. Porque acá históricamente sólo viven los valientes, y esos siempre son pocos, pocos votos en las urnas.
Hay familias que han tenido que entregar más de cinco veces los antecedentes, documentos y carpetas al que han llamado “el Ministerio de la vergüenza” o “Males Nacionales”, con todo el costo que significa hacerlo, viajando horas, días enteros a una oficina provincial o regional. Desde Chaitén son diez horas hasta Puerto Montt, capital regional, para que usualmente, los mismos funcionarios “de siempre”, les den con a puerta en la cara y en el mejor de los casos, con la información de que nuevamente no “aparecen” sus antecedentes o bien, con el argumento de que “no se sabe de quién es el terreno que usted solicita, así es que no podemos cursar su requerimiento”. Curiosamente, a la hora de hacer entrega de terrenos a algún “poderoso de turno”, la Seremi de Bienes Nacionales de Puerto Montt no enfrenta problemas de información territorial.
Siempre son los nombres de los mismos funcionarios los que se repiten en las quejas y en las irregularidades. Casi todos ellos han ocupado alguna vez el cargo de “Seremi” o de “Jefe Provincial” o de “Jefe de la Unidad de Bienes o Catastro”, y si alguno al día de hoy ya no forma parte de ese grupo, de alguna forma sigue vinculado. Siempre los mismos, las mismas firmas en planos dudosos, erráticos, antojadizos, en donde se beneficia a unos en desmedro de otros. Las mismas denuncias en voz baja a lo largo y ancho de toda la provincia, de coimas a cambio de acelerar mediciones de terrenos, y los lamentos de otros por no haber accedido a las coimas y estar hoy en día, luego de decenios en muchos casos, aún a la espera del desarrollo de los “estudios” por parte del Ministerio para que el trámite logre seguir su curso incierto.
Somos muchos quienes en la provincia de Palena soñamos con que Contraloría y el Servicio de Impuestos Internos, y ojalá el mismo Ministerio desde nivel Central, realicen una exhaustiva auditoría sobre “el caso Palena” y a “estos mismos de siempre”, los que aún profitan de sus cargos y los que los han “dejado” en los últimos 25 años.
Somos una provincia odiada por Bienes Nacionales, y Chaitén es el blanco recurrente. No creo que exista nadie en esta tierra sureña, que sea de esta tierra sureña y extrema que opine distinto. La constante “pérdida” de expedientes, el abandono por años de los estudios y procesos propios de las solicitudes de regularización, significan para una población que vive de la tierra, el bosque y los cursos de agua, la negación estatal de recursos, de fondos de incentivo, de apoyo gubernamental, y de todo el eje de “beneficios” que supone vivir en zona extrema según dicta la ley. Y al Estado poco o nada le importa, lo cual queda demostrado por el apoyo implícito que ha otorgado a los funcionarios regionales y provinciales de Bienes Nacionales.
Nosotros, los colonos, sabemos que habitamos en un nudo geográfico y social aislado en donde los funcionarios y jefes de servicio públicos se manejan obedientes o funcionales a caudillismos locales y en relación a intereses puntuales desde Puerto Montt, con un perfil extremadamente lejano al servicio público, arrogantes y esquivos en su mayoría, y por lo mismo, señora Presidenta, instancias tan escasas como esta, de tenerla y sentirla a usted tan cerca, nos da aunque sea una mínima luz de esperanza de ser escuchados.
Yo le agradezco si llega a ser usted quien lea mi carta, pero mucho más, señora Presidenta, le agradeceré si puede recibirme, escucharme directamente, pues como le he dicho, ya me he hecho vieja en esta lucha, la que asumí por petición de mi abuela y mi madre antes de su muerte, y no quiero tener que traspasar esta carga a alguno de mis propios hijos. De madre a madre, se lo pido Señora Presidenta, pues hasta su casa, allá en la Moneda hemos llegado y nos han derivado nuevamente al ministerio de Bienes Nacionales, en donde nos atendió un arquitecto del cual no supimos nunca más. Tengo mi fe puesta en que usted puede entenderme, atenderme y aliviarme, dictaminando la acogida de un nuevo y debido proceso de regularización. Poseo la completa convicción de que nuestra lucha familiar es por algo absoluta y completamente justo.
Afectuosamente,
Ida Marieta Gutiérrez García