Diversas voces se han manifestado ante la injusticia de la prisión de Milagro Sala, una injusticia que es producto del patriarcado, la desigualdad de género y la injusticia social.
Y de esto saben estas mujeres que han hablado con PPV y que nos han contado sus historias de vida, vidas que fueron modificadas por su propia voluntad de torcer el destino, por la fuerza, por el coraje y por “La Flaca”, por “La Milagro”.
Todas tienen como factor común en sus relatos una frase de cabecera ante la vida que les recuerda a Milagro: “Levanta La Mirada, Nunca Más Vas A Agachar La Cabeza Ante Nadie”.
Por Soledad Fernández para RevistaPPV
Ilustración José Prieto
La llegada a Jujuy
Cuando con mi compañero comenzamos a plantearnos las vacaciones después de un año intenso, paradójicamente no queríamos estar desconectados de la realidad y queríamos que sea una experiencia enriquecedora para nuestros hijos adolescentes. Decidimos que nuestra provincia de Jujuy era la mejor opción para tener los pies en la tierra. Su belleza cultural, el respeto por sus raíces, la conexión con La Pachamama, las enseñanzas ancestrales. La sabiduría de un pueblo milenario abierta a la cosmovisión es lo que íbamos a buscar.
Llegamos a San Salvador en pleno ablande de carnaval. Los festivales regionales se hacían lugar por toda la provincia. Al subirnos al primer taxi en la radio sonaban las cumbias carnavalearas y las publicidades de clubes locales que hacían fiestas para recaudar fondos para los trajes del carnaval. Le preguntamos al chofer si iba a carnavalear, la respuesta fue negativa: “No. Porque no hay plata. Antes a esta altura Jujuy (San Salvador) estaba vacío, no había nadie en la calle y mirá ahora. Este año, lleno.”
Nos cruzamos con un vendedor de un negocio que nos habló despectivamente de la cultura del carnaval: “estos” ( los otros, los extraños, los que no soy yo ni tienen nada que ver conmigo ) “se chupan todo en el carnaval y no hacen nada más que andar borrachos por ahí, mientras uno tiene que trabajar.”
Era un muchacho de unos 23 años de tez trigueña, ojos rasgados oscuros, estatura media baja, tenía una gorra con la bandera de EE.UU., una remera azul con una frase escrita en inglés, pantalones caídos y cinturón ancho. Me resultó raro que un chico tan joven no festeje el carnaval y le pregunté por qué. Me contó que cuando terminó la secundaria se fue a estudiar a Bs. As. para hacer el CBC en la UBA, que hizo tres años y allí se desacostumbró porque le daba vergüenza andar contando de las tradiciones que hacían en su casa como desenterrar el diablo: “se me hubiesen muerto de risa. O lo de tirarnos talco. Allá no podés ir con huevadas porque te tratan de negro de villa”. Le pregunté si seguía estudiando y me dijo que este año no pudo porque el alquiler estaba muy caro y sus padres no lo podían ayudar.
Una chica de un local de ropa me preguntó por mi cartera y se sorprendió cuando le conté que la compré en un puesto ambulante de Once a 70 pesos. Ella dijo que le parecía bien que hayan sacado a los vendedores porque no quedaban bien los puestos en la calle y que ahí en Jujuy (San Salvador) les pasaba lo mismo con los bolivianos que se instalaban en las puertas de los negocios y vendían las mismas mercaderías más baratas. Le pregunté si era dueña y me contestó que no, pero que ella podía perder su trabajo: “aunque si me quedo sin trabajo no me va a quedar otra que ir a vender a un puestito porque hacen más plata y la gente busca lugares más baratos porque está todo muy caro y no hay plata para comprar”.
Como al pasar le pregunté si cruzaba a Bolivia y me contestó que, a veces iba, pero por Salta porque su abuela que es Boliviana vivía en Salta.
La situación me había comenzado a deprimir: historias de desarraigo cultural y de negación de orígenes que se repetían en muchos de los jóvenes de la ciudad.
La Tupac y Alto Comedero
Al otro día, casi caída la noche, fuimos a la sede de la Túpac. En el momento que llegamos había un montón de jóvenes embarrados en la puerta. Nos presentamos y les preguntamos cómo podíamos ir a visitar el Barrio de Alto Comedero. El profe, calzado en botas de goma y. embarrado desde los pies hasta la cabeza, camisa, pantalón de trabajo y casco con pañuelo debajo para que absorba la transpiración, no era otro que el diputado Juan Manuel Esquivel. Ése profe que tanto les trasmitió en la escuela Germán Abdala (escuela que recientemente fue expropiada a la Túpac por el Gobierno de Morales) nos extendió la mano.
Esquivel nos comentó que venían de hacer una jornada de limpieza en Volcán, localidad afectada por el alud semanas antes. Le pedimos una entrevista que aceptó con gusto, pero nos pidió que primero fuéramos a visitar los barrios, las fábricas textiles, que entremos a recorrer la Sede, a ver las escuelas, las bloqueras y que repitiéramos esto en cada localidad… Y que cuando bajáramos, hablábamos.
Esa noche comimos con algunos compañeros que habían podido visitar en el penal a La Flaca. El primer lugar que visitamos fue Alto Comedero, nos recibió un cartel enorme: “Bienvenidos al Cantri ( sic ) Tupac Amaru”. Pasamos por un polideportivo envidiable para muchos clubes del ascenso, con tribunas de tablones y en una de ellas la leyenda que decía “La Banda De La Flaca”. Pero a ese semillero enorme en este último tiempo nadie lo regó, los paneles de luz estaban arrancados, algunos tablones también, los aros de básquet pendientes de hilos -como la Justicia del poder Judicial de Jujuy-.
Seguimos nuestro camino y encontramos un edificio enorme que decía “Fábrica de bloques y adoquines”, a pocas cuadras la “Cooperativa Textil Túpac Amaru” y, pegada a las viviendas, la Escuela Primaria Bartolina Sisa. Bartolina fue una heroína indígena aymara, Virreina y Comandante que participó en el levantamiento contra la explotación colonialista junto a su esposo el Caudillo y Virrey aymara Túpac Katari.
También pudimos apreciar el CIC (Centro Integral Comunitario). Caminamos por calles que llenaban los pulmones de lucha, reivindicaciones de clase y construcción política. Paredes con frases de Néstor, Evita, Túpac Amaru y el Che Guevara.
Al ver semejante distribución del trabajo, de organización y empoderamiento, no era difícil imaginar a las familias desayunando en sus casas una mañana de mayo, saliendo en familia, dejando los niños en la escuela, yendo al trabajo, encontrándose con un compañero, saludándose de lejos de una fábrica a otra. Es como si fuera la familia Ingalls pero peronista. Pero esto no es todo. En el centro del barrio se encuentra un gran predio con juegos infantiles de dinosaurios gigantes -dignos de alguna muestra temática- y un parque acuático con toboganes como los que los pibes/as ven en las publicidades. Y enfrente, como observando, cuidando y protegiendo desde el Centro Ceremonial las figuras de 3 metros de Túpac Amaru y Micaela Bastías.
Nada de esto existe ahora, porque el odio de clase que tiene el gobierno de Morales destruyó todo. Hoy las fábricas están destruidas, las máquinas a la intemperie.
El calor de fines de enero es agobiante, es un sábado con 50 grados a la sombra, el barrio está desolado, no hay nadie haciendo asado, las parrillas están destruidas, rotas con algo más que fuerza bruta, rotas con venganza. El parque acuático vacío disfrutable solo para la parva de mosquitos que se refrescan en el agua podrida, los toboganes destruidos. Los Peques mudos, sordos, ciegos como muchos jujeños ante tanto ensañamiento.
No podía aceptar que allí reinara la sombra con tanto sol del mediodía. Volvimos muy tristes ese día. Trataba de hablar con los lugareños para encontrar una explicación a tanto silencio, pero era inútil. Me preguntaba una y otra vez cómo podía ser que el miedo y la sensación de inseguridad individual por las amenazas que reciben pudieran omitir tanto daño colectivo… Y realmente, SÍ SE PUEDE. Si no se van de la Túpac les sacan el plan, sus hijos se quedan sin la beca, le sacan los puestos de trabajos Y las casas.
La visita a Milagro
A las semanas volvimos a San Salvador de Jujuy ya dispuestos a ver a La Flaca. Al entrar al Penal nos temblaban las piernas. Norma Laura, un bastión fundamental de la Sede de la Túpac, me decía: “Tranquila, ya vas a ver que La Flaca te va abrazar y vas a estar como en familia”.
Después de las requisas pertinentes caminamos por un sendero de una cuadra acompañados por Laura: “La flaca siempre se sienta en la cabecera de la mesa, a su lado se sienta Raúl (Noro), del otro lado sus nietos y la familia, del lado de Raúl, siéntense ustedes”. Recordando las recomendaciones llegamos a la puerta de entrada de un patio en L, la celadora gritó: “Sala”. Y apareció La Flaca con una sonrisa, en ese momento el nudo que teníamos desde hace más de un año atravesado en la garganta y que nos recordaba cada mañana: “Ganó Macri”, “Se Llevan Detenida A Milagro Sala”, “Declara Cristina”, “Báez, López”, “Son todos chorros”, “Los Ka-Ka”, “Quieren meter presa a Hebe”, “200 despidos en el Ministerio de Economía, 300 en el de trabajo”, “Fin de Fútbol Para Todos”, “Tope de Paritarias”, desapareció. Porque ante mi llanto, el abrazo de La Flaca vino acompañado de un: “Vamos, Compañera, No Nos Vencieron Estamos De Pie, Levanta La Cabeza Que Nunca Más La Vamos Agachar”.
Ella, enorme, hace un año y dos meses privada de la libertad. Ella que logró dar 4.000 puestos de trabajo. Ella que logró levantar el yugo a los más oprimidos, una vez más, estaba dándonos fuerzas.
Sentados ya en la mesa, nos presentó a la familia, estaba Claudia, Sergio.“Ellos son mis hijos, mis compañeros, ellos me hacen fuerte”, me dijo.
Claudia sirvió la comida y mientras tanto me comenta que con la camioneta que tiene está haciendo fletes a las amigas, porque no puede trabajar en ningún lado por la persecución que vive. Sergio está en la misma situación, haciendo changas. Es locutor recibido y no puede ejercer. Esta situación se repite en muchos de los familiares de las compañeras presas políticas.
Milagro comienza a hablarnos mientras presta atención a sus nietos a los cuales no deja de abrazar y besar, nos pregunta cómo está la gente del norte, cómo los vimos. Le contamos que con miedo y muy perseguidos. Nos preguntó por el estado de los barrios, le contamos que algunos están más organizados para la manutención que otros. “Pero mirá que les dijimos lo que se les venía -hace una pausa y dice- Tienen que pedirle perdón a la Pacha. Todos le tenemos que pedir perdón. Lo que hicieron estos es faltarle el respeto y ella nos está castigando”. Esta última frase la habíamos escuchado repetidas veces en el norte, en alusión a la Ceremonia a la Pachamama, fuera de fecha, realizada por Morales y Macri, una pantomima.
Mirando a mi alrededor veo a tres cuidadoras en una punta y otras dos del otro lado que no dejan de mirar ni un minuto la reunión de la familia. Mientras se acercan a saludar familiares de las otras mesas, dos compañeras que ese día no tenían visita estaban sentadas con la familia de Milagro que las llenaban de afecto y amor fraternal.“Esto es así, acá somos 47 compañeras”, dice Milagro.
Una de las chicas, María de los Ángeles, nos contó que una de las compañeras de pabellón se puso celosa cuando vino Milagro y armó lío. Cuando vino a la visita su hermana la juntó con La Flaca y le dijo: “¿Qué problema tenés con La Milagro? ¿Vos te olvidás que fue ella la que le pagó el viaje para que se pueda operar Papá? Si tenés problema con la flaca, lo vas a tener conmigo”. La otra chica rompió en llanto y la abrazó y le dijo que a veces pierde la cabeza estando ahí y que, aparte, la celadora le había dicho“Sala dice que te va a pegar”.
Las maniobras para quebrar las voluntades de las 5 compañeras, incluyendo a Milagro, son constantes: amenazas a familiares, falsas declaraciones, creación de conflictos externos e internos.
Pasado un raro, entran un grupo de compañeros psicólogos que se organizaron en comisión para cuidar a todas las compañeras y apoyarlas en estos momentos. Después de tener una charla con La Flaca fueron a ver a Shakira, y se armó un revuelo entre las cuidadoras que presionaban a Milagro para que no vaya al otro lado del patio, interrumpiendo arbitrariamente a los Licenciados (que por ser visita especial pueden deambular de una punta a la otra del patio, saludar y hablar con quién crean pertinente). El tema en esa escena seguía siendo generar de todas las formas posibles la persecución a Milagro, cercándola por todos lados, creando conflicto delante de sus hijos y nietos.
La persecución y la violencia psicológica que vienen ejerciendo sistemáticamente hacia su persona, en algún momento, podía terminar en una crisis. La pregunta es cuántos de nosotros podríamos sobrevivir a esta situación sin quebrarnos.
Solo los robles como ellas pueden echar raíces fuertes y extender ramas y ramas para abrazar a todos. Solo las fortalezas como la de Milagro pueden hacer crecer miles de flores. Tal vez la tempestad que reina en el norte quiera voltearla, pero entre todos la vamos a volver a enderezar, porque nosotros podemos mantener la mirada firme y mirar a los ojos. “NUNCA MAS VAMOS AGACHAR LA CABEZA ANTE NADIE”.