Argentina está experimentando una nueva era de austeridad y grandes dificultades sociales. El balance del mandato del presidente Mauricio Macri hasta ahora es preocupante. El país está viviendo una tasa de desempleo cada vez más y más alta, la inflación ha alcanzado niveles alarmantes, generando fuertes aumentos de precios en los servicios públicos, por ejemplo, asistimos impotentes a aumentos hasta del 400% en la electricidad y el gas.
Al mismo tiempo, las desigualdades sociales son cada vez más claras debido a la utilización de los decretos de necesidad y urgencia con los que el gobierno reduce la inversión pública, principalmente a expensas de las clases más bajas. En pocas palabras, «Revolución de la alegría» y «pobreza cero» son lemas cubiertos de polvo y telarañas.
Por otra parte, en un escenario socio-económico similar, desde luego no pasan inadvertidas las políticas cada vez más restrictivas y represivas de los derechos humanos, la libertad de expresión y, más en general, el estado de derecho.
El asunto de Milagro Sala se ha vuelto emblemático y mediáticamente escandaloso a escala internacional, transmitiendo la imagen de un país que parece estar retrocediendo de forma peligrosa en dirección a sus años más oscuros.
Artistas, periodistas, muchos de ellos censurados y desocupados tras la elección de Mauricio Macri, figuras públicas y la gente común se han federado en torno a la causa de Milagro Sala y de la organización Túpac Amaru, también gracias al genio de la fotógrafa, Majo Malvares, y una directora y comunicadora, Gime Tur.
«No se podía guardar silencio, se debía actuar de alguna manera para dar una impresión fuerte a nivel social», dice Majo. Y añade: «Nos expresamos con el lenguaje de la imagen y del vídeo, y este es el lenguaje que utilizamos para dar visibilidad a la historia del Milagro».
De esta necesidad nace la campaña Todos Somos Milagro. Una idea que se monta en la era de la tecnología y las redes sociales, y que ha permitido unir simbólicamente a los corazones, países y continentes en torno a la demanda de la liberación de Milagro Sala.
Una fuerte iniciativa que abarca todo, partiendo de la foto en blanco y negro de la lideresa indígena tomada por el fotógrafo Sebastián Miquel, crece y se desarrolla a partir de mes a mes. Del rostro entero de Milagro, la campaña pasa a la mitad de su rostro, que invita al adherente a poner voluntariamente la mitad del suyo.
Poner el propio rostro ante la injusticia, la ilegalidad, el abuso, la anticonstitucionalidad y la violación de los fundamentos de la democracia.
Y este es el cambio profundo de crecimiento y madurez que ha vivido Todos Somos Milagro.
Y esta es la fuerza de una campaña que ahora también utiliza el formato de vídeo y pretende agarrarse de todas las formas de comunicación modernas con el fin de difundir el conocimiento y la sensibilidad, y con el fin de fortalecer la acción de denuncia nacional e internacional.
Acerca de la campaña, su inicio y de cómo está evolucionando, hablamos con los dos impulsadores argentinos en la entrevista que se puede ver a continuación: