Nos recibió en su casa Mario Aguilar, actual Presidente del Colegio de Profesores de Chile, el gremio más numeroso del país, para responder a nuestras preguntas mientras compartimos un café.
Pressenza: ¿Cómo llegaste al gremio, cuál ha sido tu trayectoria en él?
Mario Aguilar: Cuando recién me titulé de profesor, en 1984, en plena Dictadura en Chile, el Colegio de Profesores había sido formado recientemente por la Dictadura (porque en los años anteriores habían suprimido a todas las organizaciones sociales) y designaban a sus dirigentes. Este fue uno de los gremios que se democratizó tempranamente, no bien pudo, a partir de 1986, con sus primeras elecciones internas en esa nueva etapa de apertura en la cual se comenzó a rearticular también la oposición. Desde ese momento el gremio pasó a ser un espacio de lucha contra Pinochet y yo me incorporé, como un profesor más.
No fue entonces para mí el principal espacio de lucha por la recuperación de la Democracia, ya que en aquel tiempo yo también militaba en el Partido Verde y ese era uno de los partidos que fueron confluyendo en el arcoiris opositor. Fui Secretario General y luego Vicepresidente de Los Verdes, y en esa condición, participé de la Concertación. Trabajamos para ganar el Plebiscito y organizamos nuestra propia red de apoderados por el NO, en conjunto con el Partido Humanista.
Fui candidato a Diputado por Los Verdes y luego, en 1992, elegido Consejal por Macul. Desde 1990 tuve un cargo en el Ministerio de Educación, el de Director de Educación Extraescolar, responsable de los programas de deportes, artes, etc… Cuando en 1993, la Alianza Humanista Verde resuelve retirarse de la coalición de gobierno, dejé mi cargo en ese Ministerio.
La primera participación electoral dentro del Colegio de Profesores, encabezando una lista humanista, fue en 1998, donde no tuvimos cargos electos aunque logramos algún porcentaje de votación respetable; marcamos nuestra primera participación más activa dentro del gremio. Luego, en el 2002, los comunistas nos propusieron confluir en una misma lista encabezada por Pavez – en el Movimiento de Recuperación Gremial y Humanistas – y, con ellos, obtuvimos la dirección del Colegio y yo entré en el último cargo que pudo ingresar porque la lista obtuvo una significativa votación. De modo que pasé a formar parte de la Directiva Nacional, pese a haber recibido personalmente pocos votos.
Posteriormente siempre tuve oportunidad de ser electo a nivel nacional, con distintos resultados en las votaciones. De los 180 votos iniciales, a la siguiente obtuve 1.500, luego 1.800 y en última 9.000 votos. En esta elección reciente el resultado de la lista nuestra fue casi el 67% de los votos, eligiendo 8 cargos de un total de 11.
Pressenza: ¿Porqué esa lista se llama Los Disidentes?
Mario Aguilar: Ese fue un nombre que nos dio la prensa, la Disidencia. Porque disentíamos de las políticas gremiales que se llevaban adelante, complacientes al gobierno de Bachelet y funcionales a los partidos oficialistas instalados en el poder. La Disidencia la conformábamos todos los que discrepábamos de la conducción de los miembros del Partido Comunista, que en este período marcaban muy fuertemente la postura obsecuente con el Ejecutivo ya que su partido pasó a ser parte de la Nueva Mayoría.
Nosotros remarcamos una postura crítica, en especial en lo que hacía a la Reforma Educacional. Recordemos que era una de las importantes promesas de la campaña de Bachelet, intentando responder a las demandas sociales, al Movimiento Estudiantil que clamaba por el fin al lucro y que, una vez en el Gobierno, implementó una reforma muy superficial y lejana a lo que demandaba el movimiento social.
Nosotros tomamos las banderas de la postura crítica y a ese grupo, se nos llamó la Disidencia. Esta corriente es la que obtuvo el 67% de los votos.
Pressenza: ¿Cuáles fueron las propuestas más importantes de la Disidencia antes de esta reciente elección? ¿Por qué los profesores los apoyaron tan abrumadoramente?
Mario Aguilar: Se dieron dos factores; por una parte el desgaste del viejo formato, del sindicalismo cupular, muy propio de los inicios del Siglo XX, donde la cúpula decidía por el resto, por la masa, por las bases – de hecho los conceptos mismos de cúpula, conducción, dirigentes, etc.. – todas son concepciones ideológicas desarrolladas en realidad en el Siglo XIX e implementadas en Chile poco tiempo después, durante la primera mitad del Siglo XX. Ese sindicalismo tenía una lógica, ese sindicalismo más bien elitista, cupular, y es que la mayoría de los trabajadores era una masa, proletaria, poco ilustrada, incluso analfabeta en gran medida, mientras que sus dirigentes eran los ilustrados, los preparados, los cuadros, y por lo tanto de alguna manera les correspondía el rol conductor. Pero en el mundo actual, donde eso ha cambiado radicalmente, aún el sindicato del gremio más modesto está conformado actualmente por trabajadores que saben leer y escribir, que usan sus computadores, han completado su enseñanza secundaria, y en el profesorado con mayor razón. Entonces esto de que haya una dirigencia que conduce a otros que no pueden ni opinar, esto se ha modificado completamente.
Si haces la analogía con los movimientos ciudadanos que han surgido no sólo en Chile, sino los Indignados en Europa, los de las Primaveras Árabes, los Occupy norteamericanos, los movimientos estudiantiles en Canadá, en todos esos lugares el reclamo principal y central es participación ciudadana. Ese es el tema, la democracia real. En nuestro gremio se dio ese choque, entre el viejo sindicalismo y lo que nosotros comenzamos a impulsar que fue la participación democrática dentro del gremio. Para nosotros todos somos la organización, no es que haya una cúpula y una base. Es una demanda por la democracia real, directa, plebiscitaria, con mecanismos de consulta.
Esa discusión se dio muy fuerte entre los profesores, el tipo de gremio al que se aspira. En nuestra votación se recogió la demanda por participación. Eso es lo que la gente quiso expresar en este resultado, la necesidad de participación.
Logramos articular un relato de nuestra propuesta, además, que le puso imágenes a ese reclamo. Sabemos bien de la función con que cumple la imagen ¿no es cierto? Entonces hablamos de consultas, de decidir con la gente lo que vamos a hacer, vamos a ir a conversar con el Ministerio pero lo haremos desde la autonomía. Los profesores lograron configurarse la imagen de una reunión en el Ministerio que ya no será a puertas cerradas, sino con comunicación inmediata de todo lo allí tratado, resolviendo mediante consultas las decisiones antes de tomarlas. De hecho, eso es justamente lo que hemos hecho en nuestras primeras reuniones, transparentar lo conversado. Así el profesorado se involucra, es parte activa de lo decidido.
Pressenza: Cuando tu recién asumiste como Presidente del gremio, diste un discurso que fue muy comentado…
Mario Aguilar: Efectivamente, enfaticé en la coherencia. Eso responde a una de las cosas que la ciudadanía más critica a la clase política, a las elites gremiales. Se critica la manipulación que hay entre el discurso que declama determinados valores – democracia, respeto, inclusión, bla, bla, bla – y la gente sabe, siente y tiene plena conciencia que eso es disonante con la praxis real. Entonces nosotros rescatamos un viejo y muy caro, muy sentido principio nuestro que es pensar, sentir y actuar en la misma dirección. Por lo tanto que lo que estamos pensando y se proclama a través de ideas, propuestas, declamaciones, a través de un Programa, sea lo que coincida con lo que efectivamente estamos sintiendo como verdadero y coincida además con la praxis, con el hacer. Y eso que hoy día parece algo pasado de moda en el actuar del poder y de los poderosos, que es que lo que dices lo haces, que lo que dices coincide efectivamente con lo que estás sintiendo, resulta medio increíble en este mundo pragmático en el que cada cual hace lo que le conviene. Si hoy le conviene ser más de izquierda, ser más conservador, negociar con las empresas, cada uno hace lo que le conviene independientemente de lo que cree. Y nosotros dijimos que vamos a rescatar el valor de la ética, porque en realidad la coherencia es un concepto ético. Rescatar, revitalizar, volver a darle importancia a que lo que dices y sientes, sea lo que haces, que tal vez en otra época era a lo mejor algo muy obvio, en esta época oscura y desestructurada, de deterioro ético, pasa a ser una novedad.
En la primera Asamblea Nacional que tuvimos, con todos los representantes del país, dijimos que congelaríamos nuestra participación en la Central Única de Trabajadores (la que agrupa a todos los trabajadores) si no cumple con determinados requisitos de participación. Eso lo veníamos diciendo desde la campaña, es parte de nuestro Programa, sin embargo hubo mucha gente sorprendida de que buscáramos efectivizarlo, de que hiciéramos lo que habíamos dicho. Les resultó inaceptable que comenzáramos a hacer lo que habíamos prometido.
Ahora está en el temario también de la próxima asamblea de la Confederación de los Trabajadores de la Salud. No sabemos qué van a resolver ellos respecto de la CUT, pero el tema es que más allá de lo que termine resultando, nosotros queremos hacer lo que venimos diciendo. Queremos ser coherentes. Si prometimos algo, eso intentaremos hacer. Lo sorprendente es que sorprenda. Esos fueron nuestros compromisos con la gente, para eso nos eligieron. Está ya instalada como una costumbre política el decir una cosa y no hacerla después; lo que nos parece del todo incoherente.
Pressenza: ¿Qué otras cosas sustanciales se prometieron y vas a hacer?
Mario Aguilar: Vamos a hacer todo lo que dijimos en el Programa, vamos a intentar cumplir el Programa. Vamos a hacer acciones reales para cumplir cada uno de los puntos del Programa, no hay un solo punto que nosotros no vayamos a hacer. Y si alguno no nos resulta, es porque no nos resultó, porque surgieron impedimentos irremontables, no porque no lo intentamos hacer. Nos dicen que nuestro Programa es muy ambicioso, pero es lo que nos hemos comprometido a llevar adelante.
Pressenza: ¿Cuáles son los elementos sustanciales del Programa?
Mario Aguilar: Diría que hay dos grandes ejes. Por un lado aquello que queremos demandar, requerir al Estado. Leyes, soluciones a problemas concretos, solución a la deuda histórica, mejorar la carrera docente, cambio en el funcionamiento del sistema escolar, demandas que levantamos para que el Estado se haga cargo. Eso es un aspecto. Pero junto con ello queremos fortalecer la capacidad de autogestionar nuestras propias respuestas. Es decir, que esta organización que agrupa a los profesores de Chile, que tiene 60.000 miembros colegiados, que queremos que llegue a tener 100.000, recupere su capacidad de organización, no sólo espere las respuestas del Estado.
Vemos un Estado que es cada vez más incapaz de dar respuestas, un Estado que se desestructura, que está debilitado, desvitalizado, es como una cáscara y en muchos aspectos para los cuales nosotros necesitaríamos soluciones, el Estado no está en situación de poder responder, aunque tuviera la voluntad. De modo que optaremos por fortalecer la organización, reforzar la unión del profesorado, para darnos nuestras propias respuestas, por ejemplo en actualizarnos, en perfeccionarnos, en mejorar profesionalmente, desarrollarnos, reponer la solidaridad de gremio, de un colectivo, actuar solidariamente para apoyarnos, ayudarnos entre nosotros en nuestras necesidades.
Por ejemplo, con los incendios que hubo este verano en Chile, que constituyeron el segundo incendio más grande de la historia en el mundo, en términos de hectáreas quemadas, fue una catástrofe y nosotros ya empezamos a organizar, silenciosamente, sin mucha difusión, el ayudar a los profesores que resultaron damnificados. Estamos completando un catastro y viendo los modos concretos de apoyar. Como gremio ya pensamos que es necesario ir en ayuda y convocamos al resto de los profesores a apoyar a quienes lo requieran.
Más que esperar que el Estado se ocupe de nuestro perfeccionamiento, de actualizarnos, queremos nosotros mismos hacerlo. Organizar las instancias para aprovechar de las experiencias pedagógicas innovadoras, compartir las investigaciones que se están haciendo, las metodologías que ciertos profesores están utilizando. Intercambiar y poner a disposición de todos los maestros esos aciertos que se van produciendo.
Queremos generar nosotros mismos instancias de investigación y estudios pedagógicos para crear nosotros mismos nuestras propuestas, levantar nuestra visión de la educación, no esperar a que el Estado lo haga, sino que empezar a trabajarlas por nuestra cuenta.
Son dos líneas gruesas; lo que le vamos a demandar al Estado y lo que vamos a hacer por nuestra cuenta, fortaleciendo la unidad y la cohesión entre los profesores. Un especie de efecto demostración.
Porque estamos convencidos que en los próximos años, no sé en cuántos, cada vez el Estado va a ser más incapaz de dar respuestas y la única forma va a ser ayudándonos entre nosotros. Lo mismo es válido para los y las ciudadanas, los vecinos, las y los colegas, los que tenemos algo en común que nos identifica y nos juntamos en torno a esa identidad para ayudarnos. Si eso crece y se expande, tal vez lo que tengamos en común es que somos seres humanos y un ser humano va a estar dispuesto a ayudar a otro ser humano. Ojalá no sea Mad Max lo que viene y nos estemos acuchillando entre nosotros, sino que seamos capaces de dar una mano ante las necesidades del otro.
Creo que en este gremio se puede dar una suerte de laboratorio social en pequeño, de algo que quizá va a ser muy necesario para los tiempos que vienen.
Pressenza: Antes de despedirnos, Mario, qué más quisieras decir?
Mario Aguilar: Me parece que los que tenemos una formación humanista, los que nos hemos interesado por todos los temas que afectan al desarrollo y la evolución del ser humano, junto con los distintos trabajos para superar el propio sufrimiento y seguir adelante con el desarrollo personal – que es lo propio de cualquier humanista de cualquier época por lo demás – que es buscar crecer y evolucionar, creo que el momento histórico actual nos llama necesariamente al compromiso social.
El lugar donde debe estar quien verdaderamente es humanista, es en la lucha social para enfrentar este momento trágico, oscuro, de crisis, de desestructuración, que ya está acarreando muchos problemas, dolor e injusticias, pero que a la vez abre el espacio para que empiece algo nuevo a crecer y desarrollarse. Nosotros, los humanistas, ayudamos a organizar la defensa del ser humano frente a la tragedia que se está dando en momentos tan complicados como los de esta época y a la vez, simultáneamente, alimentamos el germen de lo nuevo.
Lo que pasa en el gremio docente es lo que está ocurriendo en muchos otros campos. Está el mismo anhelo, la misma esperanza, el mismo sentir y hace falta empujar a que se desarrolle, a que crezca lo nuevo y vaya cobrando vigor. Eso es lo que me parece que nos corresponde hacer. A mi ver, eso es lo coherente.