Por Andrés Guerra Cabrera
El 13 de febrero, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó como cabecilla del narco al vicepresidente ejecutivo de Venezuela, Tarek El Aissami, y anunció “sanciones” contra él: retirarle la visa y confiscar los bienes que poseyera en territorio estadunidense. Días antes, un grupo de legisladores de ese país, entre los que destacan los contrarrevolucionarios de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, Robert Menéndez, Marco Rubio, Mario Díaz Balart y otros por el estilo había dirigido una carta el presidente Donald Trump en la que solicitaban mano más dura contra Venezuela y arremetían contra El Aissami, al que acusan de vínculos con el narcotráfico y el terrorismo internacional. Los autores de la misiva, además de su incesante actividad contra Cuba, convertida en un pingüe negocio, apoyan a los grupos que adversan a todos los procesos progresistas en nuestra América.
Al día siguiente el presidente Nicolás Maduro rechazó por “ilegales, inauditas e infames” las acusaciones y manifestó que su gobierno tomaría “todas las acciones legales para desmontar esta infamia”. Por instrucciones de Maduro la valiente y brillante canciller Delcy Rodríguez entregó de inmediato dos notas de protesta al encargado de negocios de Washington en Caracas en las que se exigía respeto para el vicepresidente El Aissami y una rectificación de su gobierno.
Paralelamente al escrito de los legisladores, la insufrible CNN en español anunciaba a bombo y platillo una serie sobre los vínculos de El Aissami con el narcotráfico y el terrorismo, supuestamente fruto de una investigación de varios años, que ¡oh casualidad!, comenzó a trasmitirse el mismo día que el Departamento del Tesoro daba a conocer la acusación. Cabe recordar que el día antes el terrorista de origen cubano Carlos Alberto Montaner, comentarista estrella de la televisora, dedicaba su espacio a lo mismo. Montaner, devenido intelectual por obra y gracia de la CIA, enfatizó los vínculos de El Aissami ¡con el terrorismo! En Cuba no se han olvidado sus acciones terroristas contra cines y lugares público ni la ocupación de detonadores y explosivos en su casa.
El papel de CNN en este nuevo capítulo de su calumniosa telenovela contra Venezuela ha sido muy significativo. El martes virtualmente en todos sus programas se hablaba e insistía en el asunto dando cabida como siempre a desprestigiados representantes de la contrarrevolución en ese país.
El miércoles la canciller Rodríguez pulverizaba sus acusaciones y presentaba pruebas sobre la impostura de su principal testigo en el programa trasmitido el lunes.
De lo que fue CNN cuando su dueño era Ted Turner a la actual es como de la noche al día. No es que entonces no defendiera el “libre” mercado y la “democracia” liberal que Estados Unidos siempre ha pretendido imponer en el mundo entero. Claro que lo hacía. Pero se cuidaba de mantener el profesionalismo y cierto equilibrio que entonces caracterizaba a algunos medios de difusión de Estados Unidos.
Todo eso se ha perdido desde hace tiempo y continuó aceleradamente su declive cuando pasó a ser propiedad de Time Warner, el tercer conglomerado mundial de medios y entretenimiento en el mundo, a su vez propiedad del gigantesco pulpo AT&T, con multimillonarias ganancias anuales (https://es.wikipedia.org/wiki/AT%26T). Y es ya grosero en CNN en español, que se ha convertido en otra emisora contrarrevolucionaria como las fétidas de Miami pero con muchos recursos financieros y de todo tipo pues su papel es el de brazo comunicacional del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos en sus guerras sucias contra los gobiernos nacional populares y los pueblos de América Latina y el Caribe.
Ha sido también notable su constante golpeteo contra los gobiernos patriotas y revolucionarios de Rafael Correa y Evo Morales, como en su momento respecto al de Cristina Fernández de Kirchner, a quien continúa hostigando. Su cobertura del golpe mediático-parlamentario-judicial contra Dilma Rousseff fue vergonzosamente inclinado al golpismo como anteriormente respecto a los golpes de Estado que derrocaron a los mandatarios Manuel Zelaya, en Honduras y Fernando Lugo en Paraguay.
CNN, por cierto, ha sido, junto a los medios de la Sociedad Interamericana de Prensa y los principales de España y de Ecuador copartícipe del terrorismo mediático contra Lenín Moreno, cuya elección como presidente el domingo 19 en las elecciones ecuatorianas, aseguraría la continuidad de la radiante Revolución Ciudadana.