En Berlín, una amplia alianza de iniciativas locales se manifestó en las calles por la vivienda social y la organización autodeterminada de la ciudad por parte de sus habitantes. La marcha fue convocada por los estudiantes de la Universidad de Humboldt de Berlín. Lo ejemplar de esta demostración es la consecuencia del cambio social extenso.
Los estudiantes presentes en la manifestación del sábado no mostraban signos de fatiga. Aunque tenían razones de sobra para estar cansados. Durante diez días venían ocupando el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Humboldt. El catalizador de la toma fue el despido de su profesor de Sociología Urbana, Andrej Holm. Holm, conocido por su investigación crítica sobre el desarrollo de la política de la ciudad, como la gentrificación y la venta fuera de la ciudad, se vio obligado a dimitir unos días antes de su puesto como Secretario de Vivienda Estatal del gobierno de Berlín, por una coalisión formada por el Partido Socialdemócrata (SPD), los Partidos Verde y de Izquierda (Die Grünen, Die Linke).
«Andrej era nuestra voz», dijo alguien del Mieterprotest en Pankow durante el plenario de los estudiantes. La sala del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Humboldt estaba llena. Según el orador, Holm había sido el que escuchaba la protesta de los inquilinos y había transmitido sus preocupaciones y deseos.
La indignación por su despido es más que clara. Se hicieron muchas declaraciones como esta. Los estudiantes invitaron a las iniciativas locales relacionadas con la política de la ciudad en sus respectivos distritos este viernes. Se pudo observar cuán numerosos eran. «Kotti & Co», «Inquilinos del Otto-Suhr-Siedlung», «Stadt von Unten», «100% Tempelhofer Feld» se unieron en su enojo contra la política de la ciudad de Berlín.
Fotos Reto Thumiger
Ha quedado claro que se trata de bastante más que el caso Holm. La atmósfera política está tensa. Parece que muchos estaban esperando la oportunidad de expresar su ira. «La presencia y la resistencia política» no se da a menudo, comentó Max, un estudiante de la Universidad de Humboldt, que durante días pasó sus noches en el instituto. Él siente «insatisfacción general» y ahora finalmente ha encontrado un espacio para expresarse a través de la ocupación. Pero ¿de dónde proviene esta insatisfacción?
Por todas partes en las ciudades alemanas el alquiler ha aumentado en los últimos años. Incluso las habitaciones en los dormitorios de los estudiantes comienzan desde 400 euros. Las discrepancias de desarrollo económico se pueden sentir directamente. Mientras que el ingreso tributario prospera a medida que el Estado se reduce de tamaño, y las empresas y el capital financiero internacional cosechan beneficios inimaginables, los académicos, pero también los artesanos se deslizan en situaciones financieramente precarias.
La culpa es normalmente de la mencionada brecha cada vez mayor entre los ricos y los pobres. Están las estructuras macro como las instituciones, los Estados y las organizaciones con ingresos gigantescos, por un lado, y los muchos individuos, por otro; «Los de arriba y nosotros aquí abajo». Es un abstracto.
Recientemente, Die Zeit dedicó un dossier completo a esta tendencia. La democracia está en peligro, era su mensaje. «Anteriormente, el Parlamento alemán tenía muchos miembros que sólo [sic!] contaban con educación primaria o secundaria. Ellos eran fabricantes de herramientas, artesanos, personas sencillas». Hoy en día esto ya no es así, por lo que cada vez más estos grupos ya no se sienten representados. Es lógico que se haya formado un vacío político. Los más responsables son los partidos políticos. Cualquier persona que pregunte sobre las próximas elecciones parlamentarias federales encuentra a menudo desorientación general.
Los gastos de los partidos en consultores de comunicaciones profesionales se han multiplicado en los últimos años. Cualquier distinción rígida entre el contenido se vuelve cada vez más difícil de encontrar. Los propios partidos se han convertido en partidos de votantes profesionales. Fieles a las enseñanzas de la economía de mercado, los partidos buscan a los votantes, como las empresas buscan a sus clientes. La alineación de los partidos políticos con temas que prometen a la mayor parte de los votantes lleva a la marginación de sectores de la sociedad. O, en palabras del sociólogo Didier Eribon, el descuido de clases sociales enteras.
Lo que nuestro mundo está viviendo en este momento es un vacío de representación lleno de partidos y personas que predican una visión de mundo bizarra y unidimensional. AfD, el Frente Nacional, Geert Wilders, Donald Trump. Parece casi irónico que este año Alemania, Francia y los Países Bajos celebren elecciones: países en los que populistas unidimensionales de derecha han encontrado su camino en medio de la sociedad. Su victoria es una victoria de la «Irracionalidad» como un editor la llamó recientemente. Los verdaderos significados de lo «postfactual» o «Fake News» se visualizan brillante y vívidamente de esta manera.
Los graves cambios en la estructura de la sociedad, la transición desde la industria a las sociedades de servicios, la urbanización y la migración, todo ello plantea una nueva cuestión social, que debe leerse centrándose en la política de la ciudad, como sostiene el concejal de vivienda en Berlín, Ephraim Gothe. Y el mercado seguramente no lo resolverá. Por esta razón, Gothe quiere convertir la política de la ciudad en un «verdadero proyecto izquierdista», como escribió el Tagesspiegel. El caso Holm genera una gran desconfianza en este contexto. En realidad, no se puede pensar en la política de la ciudad sin pensar en una política financiera. Y la financiación y la especulación se están ejecutando salvajemente, como se puede notar. Vender algo es rápido, para llevarlo de vuelta a la propiedad comunal hay que desarrollar un proceso largo, complicado, legal.
Las cuestiones políticas y sociales, grandes o pequeñas, son locales. La política globalizada que hoy decide sobre la cabeza de la gente es muy frecuente, no sólo en el aquí y ahora de la población. En su vivienda y sus vidas. Si el gobierno de Berlín quiere invertir esta tendencia, tendrá que escuchar a numerosas iniciativas referidas a la política de la ciudad y dejar que participe la gente en la toma de decisiones, también para sacar de debajo de la alfombra el populismo de derecha. El gobierno tendrá que fomentar la participación directa y la integración de los ciudadanos y los movimientos sociales en el proceso de toma de decisiones políticas.
A mediados del 2016, el politólogo Wolfgang Merkel de la Universidad Humboldt advirtió que los jóvenes izquierdistas y estudiantes habían perdido su conexión con la «clase baja», que se habían orientado hacia las élites globales. Los estudiantes que han ocupado el instituto de ciencias sociales de la Universidad de Humboldt han demostrado lo contrario. A través del foro proporcionan espacio a las iniciativas locales y los movimientos en la política de la ciudad, para una «Ciudad de Unten», una ciudad de abajo. Han dado el primer paso hacia un público crítico y local que reclama su derecho a participar.
Todos esos movimeintos e iniciativas estaban presentes en este soleado sábado en el corazón de Berlín. Unidos y en voz alta se manifestaron frente a la Rotes Rathaus, (el ayuntamiento), el Foro Humboldt, el palacio de la ciudad, el antiguo ayuntamiento, el Volksbühne. «Estas personas quieren de vuelta su ciudad», dijo alguien. Participó también el «Movimiento Democracia en Europa»: DiEM para abreviar. Nos explican que DiEM quiere conectar las «ciudades rebeldes» de Europa. Su modelo a este respecto es Nápoles, la única ciudad europea importante que devolvió el suministro del agua a la propiedad pública. «Esto demuestra la necesidad de cambiar desde abajo».
Wandel von Unten, cambiar desde abajo, eso es lo que los manifestantes reclaman entre los edificios históricos de Berlín.