El actor de ascendencia guineana Armando Buika y otros artistas han creado The Black View, una plataforma para erradicar los estereotipos en la ficción española y apoyar la diversidad.
Su primera sugerencia fue que un artista negro presentase un premio en la próxima gala de los Goya, y lo consiguieron.
Por Mónica Zas Marcos
«Buscamos a actores negros para interpretar a dos antagónicos secundarios. Se trata de personajes sin diálogo, de aspecto rígido e intimidante». Esta es la norma entre las agencias de casting españolas que ofertan papeles para personas negras. Nunca son protagonistas y apenas se escapan de estereotipos como el de inmigrante irregular o, como en el ejemplo, de figura secundaria y amenazante.
Las ficciones españolas se enfrentan a una realidad que hasta ahora solo llegaba como un eco de otros países. Los actores y actrices negros empiezan a exigir más visibilidad en el mundo audiovisual y que sus papeles no estén cortados por un patrón de prejuicios. Desde Estados Unidos y Reino Unido se está librando una lucha que recibe sobrada atención mediática en Europa. ¿Qué ocurre en España?
El actor Armando Buika y su socia Pilar Pardo se reunieron con el cineasta Santiago Zannou y otros artistas de renombre para contestar a esa pregunta, pero chocaron contra un muro que nadie se ha molestado en derribar. La diversidad racial que baña las calles no se refleja en las pantallas, y esa falta regresa como un bumerán a la sociedad en forma de racismo e intolerancia. «Estamos hartos de escuchar a las agencias que no hay actores negros en España», comenta Buika a eldiario.es.
Como réplica nació The Black View, una plataforma para potenciar la visibilidad de los actores negros o afrodescendientes y ofrecer herramientas para avanzar hacia una integración real. Será un espacio multitarea que se dedicará a la formación de nuevos talentos, pero también a dar charlas en productoras y escuelas de guionistas, realizar sus propias obras de teatro y colaborar con otras organizaciones internacionales.
De cero a los Goya
Como veteranos en la industria, Buika y sus compañeros sabían que la primera acción pasaba por tener un buen apoyo institucional. «Mandamos una carta a la Academia de Cine exponiéndoles por qué hemos nacido, cuáles son nuestras inquietudes y extendiéndoles la mano para que, por favor, a partir de ahora haya un poco más de visibilidad», cuenta el actor.
The Black View sugirió en su misiva que sería un buen comienzo que un artista negro entregase un cabezón en la próxima gala de los Goya. A las dos semanas, el director de ascendencia beninesa Santiago Zannou recibió una llamada para presentar uno de los premios. La Academia, presidida por Yvonne Blake, no ha reconocido que esta decisión sea fruto de la carta, pero la organización así se lo ha tomado. «Esto no es ni una pequeña victoria. Estamos muy agradecidos, pero es una carrera de fondo», precisa Buika.
El próximo sábado, Zannou será el primer afrodescendiente en subir como presentador a la tarima de los premios. El cineasta ganó el Goya a mejor director novel por El truco del manco hace casi una década y recibió cuatro nominaciones por Alacrán enamorado, pero desde entonces ningún artista negro ha tenido presencia fuera del patio de butacas.
Tanto el director como el actor aclaran que esto no pretende ser un movimiento de presión como el #OscarsSoWhite de Hollywood. «Para nada quisimos coaccionarles, sino presentarnos. Que sepan que hay un grupo de personas negras con conocimientos y ganas de participar», explica Zannou, también miembro de la Academia de Cine desde 2009.
Ambos tienen buenas palabras hacia la nueva directora de la Academia, de la que Santiago espera «otra forma de actuar, con más atención hacia la complicada situación de los distintos colectivos». The Black View confía en que esos minutos en el atril sirvan como aliciente para directores con una mentalidad más cosmopolita. «Que en sus próximos proyectos quieran pujar por que los actores negros españoles tengan los mismos derechos que los blancos», resume Armando Buika.
«Los negros no pueden hacer de negros»
Por debajo de toda esta corriente descansa un «sentimiento de pérdida de identidad» que atormenta a esos españoles que, aún siendo ciudadanos de su país desde el primer día, se sienten nadando entre dos aguas. Los afrodescendientes consideran indispensable participar más en la vida política y social, pero también en la cultura y las artes, como dejan claro en el festival Afroconciencia.
Allí es donde The Black View se presentará oficialmente al público el próximo día 4 de febrero, en el Matadero de Madrid. Es un evento donde se comparten líneas de acción y se instaura también un ambiente crítico y empoderador. «No venimos en patera ni vamos en taparrabos. Que nos representen así en la ficción genera un bloqueo de oportunidades extraño y triste que vamos a intentar cambiar desde nuestra plataforma», asegura Armando Buika.
El actor tiene una frase favorita para hablar de integración racial en el cine o la televisión: «Un negro no puede hacer de negro». Esa es una batalla que se sigue librando en cada película de época o ficción que narra realidades actuales como la de los temporeros en el sur de España o el tráfico de drogas en Ceuta. Las dos series que han contado con un reparto más diverso en los últimos años han sido Mar de Plástico y El Príncipe, ambas con papeles de ‘negros para los negros’ y de ‘árabes para los árabes’.
«No son conscientes del daño que eso hace a la diversidad y a las distintas comunidades. A los niños árabes les dirán en los colegios que son terroristas y a los negros que son inmigrantes», defiende Santiago Zannou. Además, estos proyectos suelen caer en el error de dar una imagen demasiado occidental y estereotipada de la convivencia entre culturas. En el caso de El Príncipe, como dijo la experta Yasmina Aidi en este periódico, «confunde diversidad con engaños occidentales: nada es lo que parece, menos los moros«.
Mar de Plástico, ambientada en diversos pueblos de Almería, se arriesgó al mostrar el racismo y la explotación laboral que en ocasiones sufren los trabajadores en situación irregular de los invernaderos. Pero tampoco hay una negra o un negro doctor, profesor o abogado, «todos son inmigrantes sin papeles», como recuerda Zannou. The Black View también pretende ayudar a pulir esta imagen distorsionada de la realidad y, sobre todo, «darle normalidad».
Buika, Zannou y todos los que forman este nuevo colectivo coinciden en que las artes tienen una cuenta pendiente con la sociedad. El espejo en el que se miran todos los españoles está en sus televisores, revistas y películas de colección. Hasta que ellas no reflejen la convivencia entre culturas sin exotismos ni aderezos dramáticos, la realidad seguirá bebiendo de cuentos de ‘blancos para blancos’.