Protestar en los aeropuertos es el paso más importante que ha hecho la población de los Estados Unidos en años.
¿Porqué lo digo? Porque esta protesta no está financiada por nadie y no depende de ningún partido, su solidaridad está enfocada en ayudar a desconocidos, y lo que mueve a los activistas es la compasión y el amor, no la ideología política, la avaricia ni la venganza, y están en sintonía con los activistas del resto del mundo. Además, la protesta se realiza directamente en el lugar de los hechos, resistiéndose a la injusticia y logrando algunos resultados inmediatos, entre ellos el haber podido ayudar muy significativamente a algunos individuos. Este movimiento está ganando apoyo de personas que nunca habían estado involucradas en ningún tipo de activismo, y no ha tenido ninguna repercusión negativa. Esto podría ser la base para que surja algo mayor, y yo tengo una idea de cuál podría ser el siguiente paso.
Por supuesto que no es tan raro que la gente actúe desinteresadamente para ayudar a desconocidos. Mucha de la industria de la caridad se sostiene en base a esa generosidad año tras año. Pero las organizaciones de activistas se dicen constantemente que solo se puede detener un bombardeo haciendo que todo el mundo sepa cuánto dinero le está costando al gobierno tal acción, intentar mediante la vía legal o mostrando el daño que han recibido los veteranos de guerra que tomaron parte en anteriores bombardeos.
En los momentos en que el movimiento por la paz en los Estados Unidos ha sido más fuerte, específicamente en los años 20 y en los 60, la solidaridad con los demás ha sido un punto central, como también lo fue en el primer gran movimiento de activistas que comenzó cuando se luchó en contra de la trata de esclavos en Londres y en muchísimas otras campañas. Por otro lado, luchar por la protección del medio ambiente es luchar por la calidad de vida de las generaciones futuras. No se puede ser más solidario ni desinteresado que eso.
Pero lo que es muy especial acerca de este momento de empatía y solidaridad para con los refugiados provenientes de países que los Estados Unidos ha bombardeado (y también de Irán, que ha sido atacado por los Estados Unidos pero de otras maneras) es que es un movimiento que va en contra de la propaganda del gobierno de los Estados Unidos, reemplaza el miedo por la valentía y el odio por el amor. Esto no es sólo un acto de amor que cae en el vacío, sino que es una transformación de el odio en amor, es por esto que creo que es posible dar otro paso importante
Al escuchar a las personas que entrevistaron durante las protestas en Nueva York, o al leer los carteles de protesta frente a la Casa Blanca y en los aeropuertos de todo el país, me conmueve mucho más el amor y la solidaridad con los demás que demuestran que el partidismo o el odio por Donald Trump (aunque ciertamente también son factores en juego). Estoy impresionado de que tanta gente esté consciente del daño que las políticas de inmigración de los Estados Unidos les hicieron a los judíos europeos y de la lección que podemos sacar de eso. Los carteles de los manifestantes indican que saben de cuando los refugiados judíos fueron rechazados del Oeste, cuando los gobiernos del Oeste se reunieron y decidieron no aceptar el ingreso masivo de personas expulsadas de Alemania, la guarda costera de los Estados Unidos evitó que un barco atracará en Miami y muchos de sus pasajeros murieron, luego, en campos de concentración, y que saben de cuando la postulación visa de Ana Frank fue rechazada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Yo no tenía idea de que la gente sabía estas cosas, y mucho menos que sacaban una lección de ellas y la aplicaban.
Claramente algunos de los manifestantes tienen relaciones personales con aquellas personas perjudicadas por la prohibición a los musulmanes de Trump (es eso lo que realmente es, si pensamos en las promesas que hizo en su campaña electoral y su manera de denominar este conflicto: “Guerra Mundial en contra del Terrorismo para luchar en contra del Islamismo Radical), y otros manifestantes empatizan de alguna manera con los perjudicados, por ejemplo: “somos un país de inmigrantes, mis bisabuelos eran inmigrantes”. Pero este hecho no implica que este movimiento sea menos altruista, identificarse con las personas de alguna manera, aunque sea incluso simplemente porque también son seres humanos, es parte del proceso de convertirse en una persona más solidaria y comenzar a ayudarlos o a trabajar junto a los demás.
Hay algunos indicios de que no sólo aquellos que están protestando en los aeropuertos tienen este sentimiento. La ACLU (Unión Americana por los Derechos Civiles) nunca había recibido tantas donaciones. Y mira este tweet, también:
John Paul Farmer @johnpaulfarmer
Faltan 20 minutos para que mi avión aterrice en el aeropuerto John F. Kennedy. El piloto nos acaba de avisar que habrá una demora debido a las protestas en el T4 en contra de la prohibición ( #NoBan ). ¿Cómo reaccionaron los pasajeros? Aplaudiendo.
También se están realizando protestas en otro lugar del mundo, fuera de los Estados Unidos. Podemos crear un movimiento de nivel mundial en contra de las injusticias, aunque las injusticias en cuestión provengan de Washington D.C. También ha habido una resistencia sin precedentes de parte de un fiscal general y de algunos jueces, actores que parecían estar casi dormidos por los últimos 16 años en cuanto a activismo político.
Y Canadá, que históricamente ha estado en contra de las tierras de los Estados Unidos, ha ayudado a los esclavizados, ha acogido a los que han criticado al gobierno y protegido a muchas personas de toda clase de injusticias de los Estados Unidos, también alzó la voz:
Aquellos que huyen de la discriminación, el terror y la guerra, sepan que los canadienses los recibiremos, tengan las creencias religiosas que tengan. La diversidad es nuestra fuerza. #WelcomeToCanada
Hay algunos elementos de partidismo en este movimiento que podrían frenarlo, y también hay algo de nacionalismo. A algunos liberales les preocupa más que Trump no respete a su querida milicia que la crueldad humana en la que se está incurriendo. ¿Dónde estaban ellos cuando el presidente Barack Obama batía el récord de personas deportadas, cuando bombardeaba a los países que ahora Trump no deja entrar a los EE. UU, o cuando Obama estaba preparando el terreno para tener el poder presidencial que le hubiera permitido hacer lo que Trump ahora está haciendo?
Lo que debemos hacer no es olvidar los errores recientes pero tampoco enfocarnos sólo en ellos. Debemos avanzar desde la situación en la que estamos ahora. Y creo que para seguir avanzando es necesario dar otro paso importante en la resistencia. Una vez que las personas comienzan a protestar en contra de las injusticias con los refugiados de guerra, se identifican con ellos, se dan cuenta del horror que conlleva vivir toda una vida temiéndole a la policía de inmigración y se dan cuenta del sufrimiento de no poder ver a los seres queridos que viven lejos, pareciera ser que es bastante posible que estas personas manifiesten su oposición a los bombardeos que asesinan a esos seres queridos. Si alguien se opone a las injusticias con los refugiados, ¿por qué no se opondría a la destrucción de sus hogares (que es lo que los convirtió en refugiados)? Si estás dispuesto a cuestionar la actitud del gobierno al sembrar el miedo, también estarás dispuesto a cuestionar el dogma del gobierno que dice que más ventas de armas, más bombas y más tropas no empeorarán la situación, sino que la solucionaran.
Cuando se dé ese paso, este movimiento no sólo será solidario con la pequeña parte de la población mundial que tiene algun punto de contacto con las costas de los Estados Unidos, sino que también con el otro 96% de la humanidad. Eso realmente sería algo nuevo. Entonces realmente podríamos cambiar las políticas de los Estados Unidos. Entonces, quizás una pequeña parte de los millones de millones de dólares que se gastan al año para prepararnos para más guerras se podría utilizar para solucionar necesidades humanas y medioambientales, e incluso esa pequeña parte resultaría en más beneficios de los que nunca hemos imaginado.
Este tweet reciente me conmovió:
Número de ciudadanos estadounidenses que viajaron a Irak y Siria para matar gente local en nombre del conflicto con ISIS: 250. Sitios o iraquíes que han realizado ataques en los Estados Unidos: 0.
Traducido del inglés por Emilio Stanton