El movimiento anti-abortista está ganando de nuevo, expresó Pence, cuya presencia en la manifestación confirmó las intenciones de la administración de Donald Trump de ser una gran promotora de lo que considera políticas pro-vida.
Para sustentar su criterio de que el movimiento anti-abortista está ganando, hizo alusión al resultado de las elecciones del pasado 8 de noviembre y a las medidas ya adoptadas por Trump en la materia.
El lunes el mandatario restituyó una política que bloquea el financiamiento federal para organizaciones benéficas internacionales de planificación familiar que proveen abortos o promueven este procedimiento al brindar información sobre él.
Al mismo tiempo, y en ruptura con anteriores presidentes republicanos, el actual ocupante de la Casa Blanca prometió explícitamente que su nominado para ocupar el puesto vacante en la Corte Suprema será un juez opuesto al aborto.
Cada año desde 1973 personas contrarias a esa práctica se reúnen en la Explanada Nacional de Washington y se dirigen hasta la instancia judicial, aunque según el diario The New York Times, se trata solo de un acto simbólico.
En esta ocasión, sin embargo, tienen amplias razones para creer que bajo el Gobierno republicano comenzará a haber movimiento fuerte a favor de su causa.
De hecho, la publicación indicó que en marchas anteriores, ningún presidente o vicepresidente tomó parte de la movilización en persona, pero este año, además de Pence, también asistió la principal asesora de la Casa Blanca, Kellyanne Conway.