Rudy Gnutti: “Es ridículo que los políticos sigan prometiendo el pleno empleo”
Por Erik Dobaño
Rudy Gnutti (Brescia, 1963), músico y cineasta que vive en Barcelona desde hace treinta años, lleva dos meses presentando In the same boat, un documental de divulgación sobre la propuesta de la renta básica universal, realizado a base de entrevistas a economistas e intelectuales de renombre. Compositor para cine y teatro, hace unos años empezó a hacer documentales para televisión. El primer sobre el trabajo de los poetas, el segundo sobre el oficio de artista y el tercero en torno al trbajo de las mujeres. La entrevista tiene lugar en un hotel próximo a los Multicines Norte en Vigo este viernes, el día del estreno en la única sala de Galicia que proyectará el filme.
¿Por qué le interesa tanto el mundo del trabajo?
– No sé si sabe que en Italia antes de tu nombre ponen tu profesión: ingeniero tal, profesor tal… Siempre me cuestioné en qué momento mi trabajo empezaba a definirme. Los artistas pasan un tiempo hasta que el trabajo les da para vivir y se convierte en un empleo. Esas eran las preguntas. Pero recientemente, cuando leí a Guy Aznar o a Erik Brynjolfsson, mi preocupación viró hacia cómo construir una sociedad en la que no va a haber empleo.
Con la crisis los documentales sobre la economía se han puesto de moda, ¿cuál de ellos fue el referente?
– He visto muchos y buenos, pero reconozco que me inspiré en la estructura de La pelota vasca de Medem. Me interesó el estilo.
¿Cómo conseguiste el apoyo de los productores?
– En todos mis trabajos anteriores lo que hice fue buscar primero un personaje relevante, el más importante si puedo, en el tema que quiero tratar. En este caso fue Zygmunt Baukman. Lo entrevisté a finales del 2014. Los viajes fueron autofinanciados, con un equipo muy pequeño. Tenía una lista de personalidades para entrevistar. Algunos se cayeron, como en el caso de Stiglitz, pero por el camino descubrí otros bien interesantes como Tony Atkinson, que también falleció en estos días. Las televisiones no quisieron entrar en la producción, así que pensé en Pere Portabella. Me contestó en una semana, me hizo prometer que lo terminaría y me comentó que lo que más le interesaba, además de la idea, era que al frente del proyecto estuviera un músico.
– Hace diez o quince años la renta básica estaba en la agenda de los partidos, pasó un tiempo olvidada y hoy vuelve a entrar en el debate. ¿Por qué ha pasado esto?
– Personalmente estaba convencido de que pasaría. He hablado mucho con Daniel Raventós y coincidimos en que si hace años era posible hablar de la propuesta como un asunto de justicia, hoy en día es, además, necesaria. Cuando la clase media empieza a desaparecer y se rompe la relación entre el productor y el consumidor, tal y como dice el capitalista de Amazon que aparece en la película, tenemos un problema. Ahora la renta básica ya no es sólo una idea de izquierdas, aparece también en Silicon Valley, donde ven clarísimo que la tecnología destruye empleo y no habrá para todos.
– ¿Por qué no aparece nadie hablando en contra de la propuesta?
– En algún momento pensé en una estructura entre posturas a favor y posturas en contra. De algún modo aparecen diferentes visiones sobre determinados temas. Por ejemplo, cuando se habla de la globalización. Pero renuncié a hacerlo así porque alargaría mucho cada cuestión. En el tema del fin del trabajo sigue habiendo gente que piensa que las máquinas crearán más trabajo. Esto no lo creo.
– La visión desde la política sobre el mundo del trabajo parece atender poco a realidades que se subrayan en la película, como esta del fin del trabajo.
– ¿Pero de verdad que queremos crear más trabajo? Si está muy bien que trabajemos menos. Esta es una de las ideas que sugieren Brynjolfsson y Adrew McAfee desde el MIT. Es ridículo que los políticos sigan prometiendo pleno empleo. Atienda a los que dice Bauman: tenemos que desligar la superviviencia del trabajo. Esto ¿qué significa? Que si no es a través del trabajo, habrá que distribuir el dinero de otra forma. Con el avance de la tecnología, soluciones como el trabajo garantizado o el reparto del tiempo de trabajo, puede que no lleguen. Tampoco me interesa mucho el debate de la financiación, será cuestión de organizarla.
– Raventós advierte contra el interés de la derecha en la renta básica, incluso la Basic Income Earth Network cambió la definición de la prpuesta para precisarla.
– Yo no veo el peligro que señalan en cuanto a que la derecha aproveche la introducción de una renta básica para desmantelar servicios públicos esenciales como la sanidad o la educación. En una comida después del simposio de noviembre en Bilbao, no sólo Dani, sino también gente como Lluis Torrens o los sindicalistas vascos que llevan años trabajando las propuestas se mostraban muy desconfiados. A mí me parece que si hay una caja común, se decidirá qué parte reservar para sanidad, educación y demás. Ya veremos qué parte de esos servicios públicos se precisan.
– La película discurre a partir de la metáfora del barco. ¿Piensas que todos vamos en el mismo barco?
– Permíteme una anécdota. Quise titular el documental Y la nave va, como el filme de Fellini. Desistí, claro. Estamos en un mismo barco, sí. Lo expresa muy bien el hombre de Amazon. Hoy en día ni a ellos les funciona. Si desaparecen los consumidores, si estalla una guerra mundial, nadie se va a salvar. Por eso miran con interés la renta básica.
– ¿Están comprendiendo que les interesa repartir la riqueza?
– A las empresas como Amazon lo que les interesa es poder vender sus productos. El empresario quiere éxito. Pero evidentemente no se puede esperar a que vengan y digan: “sí, toma dinero”. Es necesaria una acción política para promover un cambio fiscal enorme.
– Utilizas en el documental conversaciones de ciudadanos anónimos en diferentes países del mundo. Todos reflejan realidades muy similares sobre el empleo y la posiblidad de la renta básica. ¿Qué lección sacas de ahí?
– Esa fue una idea de Francisco Mir. Vamos a ver qué dice la gente sobre esto, porque los intelectuales pueden decir muchas cosas muy sensatas, pero al final la gente hace lo que quiere. Se hará lo que la mayoría de la gente quiera hacer. Dudé mucho sobre qué utilizar para acabar el documental. Tenía varios finales muy potentes. Uno de ellos es cuando una mujer dice: “Haremos cosas, haremos cosas bonitas”. Esto es el cambio cultural que en un momento reclama Mujica. Creo que ese cambio se producirá sin necesidad de tener que instruir a los jóvenes. Mis hijos ni conocen las marcas de los coches, ¿por qué? Porque ya no les interesa.
– Se puede aspirar, con una renta básica, a eso que alguien apunta en la película como una aproximación a la felicidad?
– No sabemos lo que pasará. En una conversación con Bauman que no aparece en la película, me dijo: la felicidad no consiste en no tener problemas, consiste en tener la capacidad para solucionar los problemas. Muchos años antes, Keynes señaló esa incertidumbre y decía que el único experimento que tenemos para saber cómo se vive sin trabajar son las mujeres de los millonarios. Los millonarios trabajan, ellas se aburren.
– ¿Qué esperas de esos experimentos en Finlandia u Holanda?
– Me parece bien que se hagan, pero son períodos cortos y no se podrá ver lo que podría ser un tema para el próximo documental: tener una vida sin preocupaciones materiales. En fin, dudo que la renta básica pueda experimentarse. Simplemente llegará.
– ¿Cuándo?
– Confío en que las nuevas generaciones tengan una mente más abierta. Mire, a medida en que vamos presentando la película en distintas ciudades, baja la media de edad de los asistentes. ¿Qué notamos en los debates? Que la gente mayor, la de nuestra generación, piensa en términos de empleo, de organizaciones obreras fuertes, de recuperar el trabajo. Los más jóvenes, quizá porque no tuvieron esa experiencia en el mundo del trabajo, miran con otros ojos.
Traducción: Rubén Sánchez Imizcoz