Por Fabiana Ribeiro
Un acto de repudio a una masacre que tuvo como principal objetivo a las mujeres de una misma familia, llevó el 5 de enero a más de 6000 personas a las calles del centro de la ciudad de Campinas, San Pablo.
La masacre fue otro caso de femicidio (delito previsto en el código penal, Ley 13.104/15). El 31 de diciembre, víspera del año nuevo, ocurrió un crimen brutal y premeditado en la ciudad de Campinas, a manos del ex marido de Isamara Filier, que la asesinó junto al hijo de ambos de 8 años y otras 10 personas de la familia, sumando como víctimas un total de 9 mujeres. El asesino dejó una carta, ampliamente divulgada por la prensa, que no deja dudas sobre el machismo de su autor.
Las declaraciones del agresor fueron un ataque no sólo hacia sus víctimas sino hacia todas las mujeres –a quienes llamó vagabundas, incluyendo hasta a la ex presidenta Dilma Rousseff– y a los defensores de los Derechos Humanos.
Así, poniendo en evidencia un sentimiento profundo de odio generalizado y de venganza contra las mujeres, esta masacre femicida difunde ideas fascistas y misóginas que se perpetúan en la carta, instrumento peligroso de incitación a nuevos crímenes.
Brasil ocupa el 5º lugar en el ranking de violencia contra la mujer elaborado por ONU Mujeres, que también informa que 13 mujeres son asesinadas todos los días en el país.
A pesar de la promulgación de la Ley María de la Peña (ley 11340/06), inescrupulosamente ridiculizada en la carta del asesino al llamarla «Ley Vagabunda de la Peña», la cultura machista y misógina sigue siendo difundida y haciendo nuevas víctimas. De 2009 a 2013 fueron 234 casos de femicidio sólo en la Región Metropolitana de Campinas.
El acto en repudo a la violencia sufrida por las mujeres, fue convocado por el CEAMO (Centro de apoyo a la mujer) que contó con el apoyo y la participación de varias entidades y colectivos en solidaridad con Isamara y su familia y con todas las mujeres que son muertas y violentadas. Muchas otras víctimas de crímenes fueron recordadas en distintos momentos de acto, citándose sus nombres. Durante la movilización, distintas mujeres denunciaron también agresiones sufridas.
Es necesario velar por los derechos de las mujeres, de la rica a la pobre, de la religiosa a la escéptica, pero especialmente de las mujeres negras y suburbanas, teniendo en cuenta el aumento del 54% en el asesinato de mujeres negras, violentadas diariamente, que son obligadas al anonimato o son olvidadas por los noticieros de los grandes medios. Isamara fue víctima de femicidio así como otras mujeres de su familia, y el propósito del acto de Campinas fue justamente no dejar que otra víctima del machismo caiga en el olvido porque, infelizmente, otra morirá mañana. «¡Luchemos hasta que ninguna muera! ¡Ni una menos!», gritaron las mujeres en las calles de la ciudad que ahora será conocida por esta masacre.