Por Luciana Mignoli, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina.
El 10 de octubre de 1947, en pleno gobierno democrático de Juan Domingo Perón, cientos de indígenas pilagá fueron asesinados en Ayo La Bomba, un paraje cercano a Las Lomitas, Formosa y luego fueron perseguidos por cielo y tierra durante casi un mes, torturados (las mujeres abusadas), fusilados y enterrados en fosas comunes.
Con la presencia de Nora Cortiñas, el fiscal de la causa y un sobreviviente de 97 años –entre otros– se realizó en Buenos Aires un debate sobre la Masacre de Rincón Bomba, contra el Pueblo Pilagá. Sin lugar a dudas, una de las matanzas más crueles del siglo veinte.
“Tengo 97 años y no olvido. Yo no olvido esta causa. ¿Por qué? Porque ahí está la sangre, ahí están los huesos, ahí en la tierra”. Con voz pausada pero tajante, comenzó a exponer su experiencia Ni´daciye (Solano Caballero según el documento), sobreviviente de la Masacre de Rincón Bomba.
El testimonio de Ni´daciye acaparó la atención de la charla debate titulada “Octubre Pilagá, un genocidio silenciado 1947-2016”, organizada en forma conjunta por la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Federación Pilagá, la APDH La Matanza, la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina y A Pulmón, en el marco de la semana de los Derechos Humanos.
“Este es mi dolor. No es chiquito. Es grande, está arriba este dolor para mí. Pero estoy contento de llegar acá, a ustedes. Pero la justicia tiene que ser grande, porque pasaron muchos años”, dijo Solano Caballero en la apertura de la actividad que se realizó el 13 de diciembre en el auditorio de ATE, Av. Belgrano 2527, de Ciudad de Buenos Aires.
Ni´daciye, en su carácter de sobreviviente de la masacre, es testigo de uno de los dos únicos juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos contra un pueblo originario por el Estado argentino (el otro es por la Masacre de Napalpí, ocurrida en 1924 en Chaco contra las etnias qom y moqoit durante el gobierno radical de Marcelo T. de Alvear).
En ese sentido, Arístides Norberto Bedoya, quien se desempeña como Fiscal Federal Subrogante en el Juzgado Nº1 de Formosa y trabaja en la causa desde hace cinco años, recalcó que “este es un juicio muy importante en términos de la verdad histórica. Se masacró y persiguió, fue una caza de aborígenes pilagá”.
Carlos Smachetti, piloto del avión armado con una ametralladora que participó de la masacre, tiene proceso firme desde 2015. Al respecto, el fiscal detalló “es el único responsable con vida. Pero ya tiene más de 90 años. Por eso es importante que en poco tiempo pase a juicio oral. Porque si esta persona se muere, se termina el juicio penal porque queda sin una parte”.
A su turno, Noolé (Cipriana Palomo) representante del Consejo de Mujeres de la Federación Pilagá, reconoció que “fueron tiempos muy difíciles. Siempre existieron cosas legales que se nos escapaban. Pero ahora la organización está participando en el proceso. Y seguiremos buscando justicia para el Pueblo Pilagá. Para que Solano, con la edad que tiene, pueda recibir el pedido de perdón del Estado”.
Luego, Paula Alvarado, abogada de la Federación Pilagá en esta causa desde agosto de este año, informó sobre el estado del proceso y enfatizó que “la Federación Pilagá no tenía información de los expedientes porque sus abogados no les informaban nada. Hoy se estima que hay entre 20 y 25 sobrevivientes. Y dos ya participan como querellantes: Solano Caballero y Julio Quiroga”.
“Además –agregó la letrada- es importante darle visibilidad a la voz de los propios protagonistas. La justicia es muy lenta y esta es una causa política por el año en que sucedió todo esto: 1947. Ya está declarada como crimen de lesa humanidad. Pero hay que apurarla para que el único imputado no se vaya a la tumba sin ser enjuiciado”.
Pablo Pimentel, de APDH La Matanza, expresó que pareciera que “hay causas de primera, de segunda, de tercera y otras decimonovenas… Yo fui al lugar, a la tierra donde se dio la primera ráfaga. Y sentí vergüenza. Porque cuando hablo con compañeros y compañeras peronistas, muchos se hacen los distraídos, no quieren investigar. Por suerte existen investigadoras, antropólogas, historiadoras e historiadores que publican y editan películas para que se sepa la verdad. Pero el peronismo tiene –por lo menos- un pergamino negro que es la Masacre de Rincón Bomba”.
Para cerrar, Nora Cortiñas, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, resaltó: “Yo tengo 86 años, fui a la escuela y nunca había leído esta historia, de esta Argentina secreta y profunda donde vive todo silenciado. Y las “Madres” no queremos silencio. Queremos que abran los archivos y queremos justicia”.
“¿Cómo es posible que vivamos tapando, que vayamos alimentando el silencio? Acá hace falta verdad y justicia, nada de reconciliación. Con los genocidas no hay reconciliación ni resignación nunca”, aseveró.
Además, en el marco de la charla -moderado por Diana Lenton, antropóloga y fundadora de la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena de Argentina- se proyectó “La Historia en la Memoria”, un resumen de la investigación utilizada como prueba en el juicio, y su directora, Valeria Mapelman, también integrante de esa Red, hizo una breve reseña del libro “Octubre Pilagá, memorias y archivos de la masacre de La Bomba”, que incluye documentación estatal de carácter reservado.
El público participó con preguntas, reflexiones y propuestas concretas de acción, con el norte puesto en que en 2017 se conmemorará el 70 aniversario de la masacre y, por eso, la importancia de visibilizar esta causa de lesa humanidad surgió como uno de los desafíos para trabajar en conjunto.
Para cerrar, Nora Cortiñas modificó el habitual grito de lucha de los organismos de derechos humanos para incluir a las víctimas de pueblos originarios y exclamó: “Desaparecidos de ayer y de hoy, presentes, ahora y siempre”.