Por Jerónimo González/Revista Ajo
En Mar del Plata existe un grupo identificado de personas cuyos valores exaltan el racismo, la homofobia, el antisemitismo, la xenofobia, el fanatismo, el odio y la intolerancia. Un grupo que reivindica tiempos donde la humanidad supo descender a las más despreciables profundidades de crueldad y refinamiento del sadismo, a la barbarie espiritual, a la esclavitud de las almas y de los cuerpos.
Durante demasiado tiempo, resultó indignante la complicidad por omisión de algunos sectores políticos y policiales. Como contrapartida, las últimas detenciones ordenadas por el poder judicial, a partir de la valiente y sostenida denuncia de la Asamblea por una Sociedad sin Fascismo, trajo tranquilidad y esperanza a un pueblo que -a 40 años del golpe- sigue sosteniendo su Nunca más.
Por momentos, continúa la preocupación por la autocomplacencia colectiva de creer que el problema es tan solo un conflicto que tienen otros/as, un asunto de tales y cuales personas, de cambiar de canal, mover el dial, pasar la página y cruzar de vereda.
En la indiferencia acumulada crece el peligro, crece la violencia y el número de víctimas y victimarios.
Por eso es imprescindible y urgente la toma de conciencia de que estos grupos son antihumanos y, por tanto, el problema no es ajeno sino que nos es propio.
Esa es la razón, entonces, por la que se vuelve necesario sentir que cada una de las víctimas tienen el rostro de todos nuestros rostros.
Lucas – Corrió peligro de vida al recibir una brutal golpiza en octubre de 2015 con palos de PVC rellenos de cemento, en un caso claro de discriminación ideológica.Lucas. Corrió peligro de vida al recibir una brutal golpiza en octubre de 2015 con palos de PVC rellenos de cemento, en un caso claro de discriminación ideológica.
Solange. En noviembre de 2015, al día siguiente de haberse cruzado con un grupo de neonazis mientras llevaba puesta la remera de la agrupación política a la que pertenece, su domicilio apareció pintado con una esvástica acompañada por la leyenda “Sieg Heil” (saludo nazi que invoca a la victoria). La joven debió mudarse inmediatamente.
Javier. En octubre de 2014 fue amenazado en la vía pública luego de una conferencia de prensa convocada por las amenazas a las mujeres trans en la zona de La Perla. En octubre de 2015 volvieron a amenazarlo, esa vez con mayor violencia. En febrero de 2016, entrada la madrugada, llegaron armados hasta su local, arrojaron piedras y demás objetos, intentaron abrir las puertas y lo amenazaron de muerte apelando a su sexualidad. Sólo uno de ellos fue demorado apenas unas horas. Desde entonces, cuenta con custodia policial.
Silvina. En enero de 2016 su domicilio fue señalado. En cada árbol frente a la vereda pintaron puntos rojos con aerosol y en uno de ellos una cruz esvástica de color azul. El mismo día recibió mensajes obcenos por parte de un perfil neonazi a través de Facebook.
Juan Martín. En diciembre de 2015 fue brutalmente golpeado entrada la madrugada por su condición sexual y su militancia en defensa del reconocimiento del trabajo sexual y otros derechos. Estuvo dos días internado, uno en estado de inconsciencia. ;La salvaje paliza le dejó secuelas hasta estos días.
Violeta. Fue fotografiada durante los preparativos del festival del 24 de marzo de 2012, las fotos subidas a Facebook con diálogos amenazantes y gravemente intimidatorios. El mismo día un auto estacionado en la sede de su organización, le fueron robadas computadora, pen drive y cámara. No así carteras, bolsos, billeteras y otros objetos de valor.
Fernando. El 23 de marzo de 2014, mientras realizaba trámites de apostasía junto a otros tres compañeros, comenzó a ser fotografiado, insultado y amenazado de muerte. Las fotos subidas a Facebook fueron acompañadas de incitaciones al odio por cuestiones de religión y amenazas de agresión física, incluso de muerte.