En Continentes y contenidos, conversamos con Oleg Yasinsky. Queríamos saber su opinión de la candidatura para las presidenciales mexicanas de una candidata independiente con el apoyo del zapatismo y también que nos cuente de su viaje a Chiapas, el encuentro con el Subcomandante Moisés y en qué está hoy el movimiento zapatista. Respondió a esto, pero la entrevista nos deja mucho más.
MQ: El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha comunicado que va a participar de las próximas elecciones, que quieren tener una candidata indígena a la presidencia, una osadía, un atrevimiento del que queríamos hablar con vos, que estuviste allí y pudiste conversar con el nuevo Subcomandante del EZLN. Contanos qué analizás de todo esto.
OY: Partamos de la noticia, que no es tal cual. Se habla de la candidatura zapatista y no será una candidatura zapatista. Es una propuesta conjunta del AZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI), que abarca todos los pueblos indígenas de México, no solo la parte de Chiapas, que corresponde al zapatismo. Y la candidatura no va a ser del EZLN, la mujer candidata no será zapatista, será una candidatura apoyada por el EZLN y por el CNI. Que no es lo mismo que tener una candidata zapatista. Los zapatistas no participan de las elecciones. La única diferencia es que hasta el momento ellos han rechazado y siguen rechazando las propuestas, las candidaturas de todos los partidos políticos porque, en el fondo son lo mismo, y quieren tener una opción alternativa, realmente del pueblo, de la parte más discriminada del pueblo, que son las mujeres e indígena. Y pobre, seguramente. Una triple discriminación de la que siempre se habló. Pero, además, no se trata de una posibilidad de ganar las elecciones, los mismos zapatistas dieron la explicación que, simplemente ellos quieren atacar el sistema por su flanco más débil, esa es la idea de esta candidatura.
MQ: Me imagino que tiene que ver con participar de ese debate nacional que se genera durante las campañas, poder instalar temas, inquietudes, visibilizar cosas que sin duda están invisibilizadas.
OY: Claro, un poco de eso se trata, porque como los zapatistas han fracasado en otra campaña tratando de construir un movimiento social de izquierda, de abajo y de izquierda, como dicen ellos. Tratando de unir todos los movimientos de resistencia al capitalismo de una manera horizontal en todo el país. No resultó, porque unos querían que guíen, decían “queremos que sean la vanguardia”, otros al revés, como de costumbre dentro de la izquierda mundial y latinoamericana, trataban de dar clases a los zapatistas de cómo se hacen o cómo no se hacen las cosas. En el fondo, lo más difícil resultó encontrar a un interlocutor en el mismo horizonte, en el mismo plano, para construir algo conservando las diferencias y el respeto mutuo. Yo creo que este intento de una candidatura independiente indígena va a ser un nuevo intento de lo mismo, así que si nosotros releemos, revisamos el discurso zapatista con atención, no va a ser en eso ninguna gran sorpresa, ninguna novedad. Se prueba, se intenta de diferentes modos, hasta que resulte.
MQ: Sin miedo al error.
OY: Y hablando de mi viaje a Chiapas, que estuvimos con los amigos rusos en comunidades zapatistas en abril de este año. Realmente fue una cosa muy fuerte, emocionalmente. Era una cosa que nos inyectó mucha energía, mucha fuerza. Fue como recargarnos las pilas. Porque cuando uno toma distancia geográfica y temporal de todos estos acontecimientos, como que uno racionaliza un poco todo, pero estar ahí, en el lugar y sentir todo esto, es absolutamente otra cosa. Es muy difícil traducirlo solo en un discurso político, es algo mucho más que eso.
MQ: Contanos de ese mucho más. Es eso lo que por ahí es más difícil de transmitir.
OY: Ahora llama la atención que cuando llegas a México, en el Distrito Federal, vas al Zócalo, a las librerías del centro y ya no encuentras estas camisetas con el Subcomandante Marcos en ninguna parte, eso ya pasó de moda, definitivamente. Cuesta encontrar. No hay libros del zapatismo, del Durito, de Marcos y todo esto, lo que hace diez o quince años era de los productos mexicanos más vendidos para el mundo. Es un movimiento invisibilizado en la capital, tampoco los diarios como La Jornada, o muchos otros que eran simpatizantes del zapatismo y publicaban muchas cosas, ahora prácticamente no hay información.
MQ: Justamente, yo buscaba para el programa y no encontraba nada en la Jornada.
OY: Esto tiene que ver con la relación de la prensa progresista con los partidos políticos progresistas, pero dentro del mismo sistema. Y los zapatistas llegaron a ser incómodos a todos, a las derechas, a las izquierdas, o más bien a los que pretenden ser las vanguardias de las izquierdas. Porque siendo incoherente, tratando de ser coherente, uno se hace incómodo para todo el mundo. Y esta situación cambia muchísimo cuando llegas a San Cristóbal de las Casas y ves otra realidad. Tú ves que ahora los zapatistas tienen el respeto de todo el mundo, prácticamente. Los habitantes de las grandes ciudades chiapanecas odiaban a los zapatistas hace diez o quince años, cuando estuve en San Cristóbal de las Casas, por una cosa o por otra cosa, que son indios, o traidores, que quieren dividir México… Se repetía cualquier estupidez. Ahora el zapatismo, siendo coherente y consecuente con su propuesta, logró respeto de, prácticamente, todos los sectores. Muchos pueden seguir odiando a los zapatistas, pero criticarlos públicamente ya es una cosa de mal gusto. También hay muchísimas más alta participación indígena en la vida urbana de Chiapas, en toda la zona, están instalados en la ciudad con sus negocios, sus proyectos. Antes eso no existía. Y todo esto coexiste pacíficamente con las grandes comunidades zapatistas que están bastante cerca. El más cercano queda a una hora y media de San Cristóbal de las Casas, donde los zapatistas tuvieron la habilidad, inteligencia y tino de evitar cualquier provocación militar, porque habían y siguen habiendo muchas provocaciones de todo tipo de grupos. Trataron de evitar todo enfrentamiento armado para seguir construyendo lo que más les interesa, construir su autonomía, construir un poder paralelo y demostrar, a sí mismos, primero que nada, y a los otros, que el otro mundo es posible, que el otro mundo está en manos de la gente humilde. Que a veces, apenas sabe leer o escribir, o apenas sabía leer y escribir, porque todos los zapatistas ahora saben. Y están creando un modelo real, práctico, de este otro mundo del que se habla tanto y se ve tan poco, todavía. Para mí, eso era lo más impactante, porque nosotros vimos ya la otra generación, niños y niñas que nacieron después de la rebelión zapatista del 1 de enero de 1994, que son autoridades ahora, que toman las decisiones. Y las autoridades son realmente democráticas, porque funciona este sistema de asambleas, etcétera. Y tú ves cosas lindísimas y realmente es impresionante. ¿Cómo no vas a querer a esta gente? ¿Cómo no te va a impresionar todo lo que ves ahí? Son cosas muy simples, muy normalitas. A veces nos enredamos en grandes discursos políticos y perdemos la capacidad de ver este tipo de ejemplos.
MQ: Las mujeres decidieron dar una señal bien notoria en contra de las violencias que sufren, con un paro y sus marchas. Siempre se intenta ir transformando las realidades desde la periferia, desde las ramas y no se va nunca a la raíz de los problemas, me parece que lo ha conseguido el movimiento zapatista es ir instalando una nueva raíz, sembrando una nueva semilla que va generando una nueva forma de construcción. Todavía por ahí muy joven.
OY: Construcción de otros paradigmas, de otra relación, de los temas que también hemos hablado y tratamos de practicar mucho dentro del Movimiento Humanista, también, ¿no? El cambio externo es una ilusión, el cambio tiene que ser simultáneo. Ellos no hablan de eso literalmente, pero todo el tiempo, uno ve que están tratando de practicar este cambio.
MQ: ¿Qué más querés agregar sobre México, Oleg?
OY: De México se puede hablar mucho. De una forma paralela a esta simple práctica de construir otro modelo de educación, construyendo centros de salud, otro modelo de relaciones entre las personas, cerca del zapatismo, tampoco es solo mérito del zapatismo, sino de muchas otras organizaciones sociales cercanas a los zapatistas. En México hay un centro de investigación, de estudios muy importante, que está en la Universidad de la Tierra, que está en un barrio periférico de San Cristóbal de las Casas. También es como un territorio autónomo de una universidad indígena, hecha por los indígenas y movimientos sociales mexicanos, donde se hace un permanente trabajo intelectual, también, de la construcción de una nueva perspectiva de izquierda. Se trata de un seminario de la lucha contra la Hidra capitalista, como la llaman ellos. Porque el capitalismo tiene esta propiedad que le cortas una cabeza, aparecen muchas otras y nos ataca por dentro y por fuera. Se cuestionan, se discuten muchas cosas importantes, urgentes y profundas. Se habla mucho de la nueva derecha que disfrazada de gobiernos progresistas en Latinoamérica se ha apropiado de nuestro discurso, de nuestras banderas, de muchos de nuestros símbolos para seguir haciendo lo mismo. Es otro gran tema que amerita otra conversación, quizás.
El zapatismo no solo son granjas colectivas, agrícolas y cosas por el estilo, que es lo que se ve más. Si no que hay un trabajo intelectual muy interesante, muy profundo y muy crítico, paralelo con esta práctica del cambio de vida cotidiana.
MQ: No solamente la aplicación en su propio lugar, en su propio territorio, sino también cómo poder llevar ese ejemplo, a través del conocimiento, a otros lugares. Me parece que es muy importante esa irradiación de este ejemplo. Para que cada lugar pueda, además, encontrarle la forma que mejor le convenga.
OY: Claro y ahí va mucha gente, también, de Argentina, de Uruguay, de Brasil, de Europa, también. Hay un permanente intercambio, no un gran intercambio, no es visible, no aparece en los grandes medios, pero se nota que ahí todo el tiempos e está haciendo este trabajo que, temprano o tarde, hará su parte en socavar este sistema que ya no aguanta ninguna crítica.
MQ: Se va a ir metiendo por las rendijas, como todos los grandes movimientos transformadores. Imparable.
OY: Claro, claro. Y ahí surge todo este tema de la coordinación, de unión, de buscar un punto de encuentro entre diferentes movimientos sociales, entre diferentes tipos de humanismos, o de la gente, de los agentes consecuentes de izquierda. Para, respetando todas nuestras diferencias históricas, filosóficas y de credos, sin ninguna contradicción encontrar este lugar donde podemos construir algo mucho más amplio. Esta diversidad de la que hablamos tanto y practicamos tan poco.