El investigador eibarrés Julen Bollain (Eibar, 1990), elegido en las últimas elecciones autonómicas como parlamentario por Podemos Ahal Dugu por Gipuzkoa, está realizando una tesis doctoral, bajo el título: Cómo ha evolucionado la Renta Básica Incondicional con los cambios socieconómicos acaecidos en el siglo XXI. Bajo la codirección de Josu Ferreiro (UPV/EHU) y Daniel Raventós (Universidad de Barcelona), Bollain está afronta su tesis, tras estudiar Administración y Dirección de Empresas en la Facultad de Economía y Empresa de la UPV/EHU y en Université Saint-Louis, de Bruselas, además de un Máster en Administración Internacional y Relaciones Internacionales en Oxford.
Por Alberto Echaluce
En diversos estudios y entrevistas que ha realizado se aprecia que es un absoluto defensor de la renta básica universal. ¿Cuáles son los motivos por los que defiende esa renta?
Para empezar, mejor hablar de renta básica incondicional porque es más clara. El principio de incondicionalidad recoge la idea de que la ayuda no está condicionada a cumplir ningún requisito a priori ni a posteriori, sino que por el mero hecho de ser ciudadano o ciudadano residente acreditado, la persona tendría derecho a recibir dicha renta. Sería un derecho ciudadano en el que a la hora de recibirla no se cuestionaría el género, la orientación sexual o las creencias religiosas, por ejemplo. Un derecho como puede ser el sufragio universal, y es que a la hora de ir a votar nadie nos pregunta si somos un hombre o una mujer, homosexual o heterosexual, católico o musulmán, etc. Todas las personas tenemos que tener la existencia material garantizada si realmente queremos ser libres. Y para ello, la RBI es la única medida de política económica viable hoy en día, la que acabaría con la pobreza de inmediato. Además, para que la renta básica incondicional cumpla sus objetivos, también tiene que ser suficiente, para garantizar así la existencia material de toda la ciudadanía. Para ello, el importe tiene que ser igual o superior al umbral de la pobreza
¿No ve excesivo que familias acaudaladas cobren también la renta básica incondicional?
Para nada. Es un hecho que va implícito en la definición misma, es un derecho de la ciudadanía. Que las familias acaudaladas reciban también, sin embargo, no quiere decir que las familias acaudaladas se queden como ahora y reciban, además, 650 euros más. Como en toda medida económica, existen perdedores y ganadores. Lo que pasa es que mientras muchas de las medidas económicas que tenemos hoy en día son altamente regresivas, la Renta Básica Incondicional es altamente progresiva. Llevamos muchos años apretándonos el cinturón los de abajo, y con la renta básica incondicional se conseguiría justicia. En otras palabras, se trata de un simple reparto de la riqueza más equitativo, mediante el cual se reduciría la desigualdad social que se está volviendo cada vez más alarmante y que, por primera vez, se encuentra entre las cinco principales preocupaciones de la ciudadanía vasca siendo el problema que más ha aumentado en los últimos tres años con un claro suspenso de la ciudadanía hacia las políticas del Gobierno Vasco destinadas a la reducción de la desigualdad social.
¿Cómo se encuentra la implantación de la rentaba básica en algunos países? ¿Es efectiva de cara a eliminar la pobreza?
En Alaska es donde existe realmente hoy en día una renta básica incondicional desde hace más de 40 años si bien la forma de financiarla es mediante una gran fundación semipública-semiprivada, la cual no es un proyecto piloto. El importe depende del año, en algunos ha llegado a más de 2.000 dólares por persona. Los resultados son muy interesantes. Asimismo, hay otros países del mundo, como Finlandia donde ya se ha implantado un proyecto piloto o como Holanda, donde se implementará en breve. Lo destacable de todo ellos es que se están demoliendo las barreras culturales o mentales que hay en contra de la Renta Básica Incondicional. Las universidades también tenemos que trabajar para romper esas barreras, explicando qué es la Renta Básica. Sin intentar catequizar, explicando los beneficios que reportaría su ejecución a la sociedad en su conjunto. Los académicos y especialistas que trabajamos en este ámbito tenemos que acercarlo a la ciudadanía
¿Si en estos momentos, los Estados cuentan con unos déficits presupuestarios increíbles cómo van a poder financiar una renta básica universal?
Al fin y al cabo, esto se resume en que los Estados gastan más de lo que ingresan. Esto es algo bastante lógico, cuando lo que buscan los Estados es darle una imagen de progresividad a una fiscalidad que es altamente regresiva debido a, por ejemplo, una gran cantidad de deducciones que favorecen a aquellos que más tienen. Por ello, yo creo que tenemos que converger con Europa, y para converger con Europa no se puede comprender que la presión fiscal en Europa sea del 39,5% y en Euskadi solo del 31%. Para esto habría que ser un poco menos patriota de pulsera y tendríamos que tener todos y todas muy claro, que no es ni más ni mejor vasco quien se llena la boca repitiéndolo, sino quien mejor cumple con su pueblo. Y todo el dinero que se evita pagar en impuestos es dinero que no irá a hospitales, colegios públicos o pensiones. Con una reforma fiscal, se podría pagar una renta básica incondicional de una cantidad igual al umbral de la pobreza, como han mostrado distintos estudios tanto en Gipuzkoa, Cataluña y el conjunto del Reino de España, realizados por Jordi Arcarons, Lluís Torrens y Daniel Raventós. Se trataría de una redistribución de la riqueza entre los que más tienen, y los que menos tienen. Repito, el 80% menos rico de la ciudadanía, saldría ganando con esta medida, sin embargo, el 20% más rico, saldría perdiendo.
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Julen Bollain, al argumento de que mucha gente dejaría de trabajar con una renta básica universal al tener asegurados unos recursos responde que, «es una las grandes falacias en torno a la Renta Básica Incondicional. No está comprobado empíricamente además. Es, simplemente, hablar por hablar. En estudios que se han realizado en lugares tan dispares como India, Namibia o Alaska, países o regiones del primer y del tercer mundo, demuestran, de hecho, lo contrario. En otro estudio, en una encuesta con más de 10.000 personas que se hizo en los 28 países de la Unión Europea, las personas cuando respondían a la pregunta de si dejarían su trabajo por una renta básica, sólo el 4% contestaba afirmativamente. Sin embargo, cuando les preguntaban cuál era el mayor miedo que les daba la implementación de la Renta Básica, el 40% decía que el mayor temor era que la gente dejase de trabajar. Se percibe esa dicotomía en la gente: cuando te preguntan personalmente sobre si dejarías el trabajo por la renta, dices que no lo dejarías; pero cuando te preguntan por los otros, temes que ellos sí dejen de trabajar. A raíz de esto, es de destacar que en las tres encuestas más grandes que se han hecho hasta ahora, una en Cataluña, otra en la Universidad del País Vasco y esta que comento en todo Europa, se repite la misma respuesta al respecto, y es que solo entre el 3,5% y 4% de la ciudadanía dejaría de trabajar. Lo que sí pasaría es que alrededor de un 20% de la ciudadanía reduciría su jornada, permitiendo con esto crear más empleo y permitir que todos seamos más libres para disponer de tiempo para nuestro ocio, cuidados a nuestros mayores o a nuestros menores, un 64% de los más de 3.000 estudiantes encuestados en la UPV prolongarían su formación siendo esto crucial para el desarrollo de una sociedad, etc». Bollain asegura que «la renta básica incondicional aumentaría la libertad de buena parte de la población. La ciudadanía sería libre de hacer lo que realmente quisiera en su itinerario personal. Los empresarios quieren vivir en un país donde la riqueza está redistribuida, donde la demanda agregada crezca, y así tener un mercado robusto para poder vender sus productos, por lo que esta iniciativa también sería beneficiosa para las pymes, motor de la economía de Euskadi».