Por Ramesh Jaura
BERLÍN (IDN) – “Siendo que la guerra comienza en la mente de los hombres, es en sus mentes en donde hay que construir las salvaguardias de la paz”, se declaró en el preámbulo a la Constitución de la UNESCO. Esta misma frase es la esencia del mensaje del Congreso Mundial “Desarme! – Hacia la construcción de un Clima de Paz – Creando una Agenda para la Acción que se realizó desde el 30 de septiembre al 3 de octubre del 2016, en Berlín.
La frase del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas Ban Ki-moon “el mundo tiene demasiadas armas y la paz está poco financiada” se escuchaba por toda la Universidad Técnica de Berlín.
La International Peace Bureau (IPB) organizó el congreso junto a varias organizaciones internacionales de Alemania y Europa, y participaron muchos funcionarios y exfuncionarios de la ONU, investigadores, representantes de gobiernos, organizaciones inter-religiosas y activistas por la paz, la desmilitarización y el desarrollo provenientes de todo el mundo.
La co-presidente de la IPB, Ingeborg Breines, marcó la pauta de la discusión al declarar que “los gastos militares excesivos no solo representan un robo a las personas que sufren y tienen hambre, sino que tampoco son un medio efectivo de lograr la seguridad de la humanidad ni de crear una cultura de la paz”.
Hacer una reducción real en los atroces gastos militares, que suman más de un billón de dólares estadounidenses, erradicaría la pobreza extrema. Cerca de un tercio de la humanidad vive en condiciones intolerables, la mayoría mujeres, niños y jóvenes.
“Es necesario trasladar el dinero desde el sector militar para enfrentar los reales problemas de seguridad, como los que amenazan la sobrevivencia de la humanidad y del planeta, por ejemplo el cambio climático, las armas nucleares o la desigualdad excesiva”, dijo.
Todos los países deben reducir sus gastos militares en un 10% por año durante los 15 años en que se persiguen los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU. “Aunque esto cambiará el desbalance del poder, sería de gran ayuda para solucionar necesidades y anhelos de la gente”, agregó.
Los gastos militares de un año equivalen al presupuesto de la ONU por alrededor de 615 años, por lo que la reducción en los gastos militares fortalecería las herramientas de la ONU para poder “salvar a las generaciones que vienen del azote de la guerra”, declaró Breines.
Federico Mayor Zaragoza, quien fue director general de la UNESCO desde 1987 a 1999, llamó al desarme, al desarrollo y a pasar de una cultura de la guerra a una cultura de la paz y la no-violencia.
Pronunció un apasionado discurso en el que pidió que se fortaleciera la ONU, e hizo notar que es la ONU el organismo que debiera ser considerado debido a que está compuesta por miembros de 193 países, y no las agrupaciones de sólo algunas facciones como lo son G7, G8, G10, G15, G20 y G24.
Actualmente es el presidente de la Fundación por una Cultura de la Paz (Foundation for a Culture of Peace) y miembro del consejo honorario de International Decade for the Promotion of a Culture of Peace and Non-Violence for the Children of the World y presidente honorario de la Académie de la Paix .
“A diferencia de las armas biológicas y las armas químicas, que fueron prohibidas totalmente en 1972 y 1996 respectivamente, la prohibición de las armas nucleares ha generado y sigue provocando fuertes resistencias por parte de los estados con armas nucleares”, dijo Jayantha Dhanapala, ex subsecretario general de la Oficina de Asuntos de Desarme (1998.2003) y presidente actual de la Conferencia de Pugwash sobre Asuntos Mundiales y Ciencia, que ganó el Premio Nobel de la Paz.
Dhanapala enfatizó la urgencia de concretar el desarme nuclear real y no contentarse con el placebo de un aparente desarme, e hizo notar que se estima que nueve países poseen alrededor de 15.850 ojivas nucleares, cada una de ellas con mucho más poder destructivo que las bombas que los Estados Unidos usaron para destruir Hiroshima y Nagasaki hace 71 años, y que 4.000 de estas bombas están dispuestas para ser lanzadas de inmediato a la menor provocación.
Los nueve países están gastando enormes cantidades de dinero en modernizar la tecnología de sus armas nucleares, y la DPRK (Corea del Norte) realizó su quinta y más poderosa prueba nuclear el 9 de septiembre, contraviniendo la norma internacional que prohíbe las pruebas nucleares, agregó Dhanapala.
El embajador extraordinario de Kazajistán, Yerbolat Sembayev, que representó al ministro del exterior Erlan Idrissov, hizo énfasis en que los países con armas nucleares deben seguir el ejemplo de los países de Asia Central y renunciar a todas sus armas de destrucción masiva.
La política internacional de Kazajistán, que le da la mayor importancia a la paz,el diálogo y la cooperación internacional, ha tomado como punto central reconocer la “inmoralidad” de las armas nucleares, la “búsqueda de la seguridad” y “el asegurar un ambiente saludable”, explicó.
“Con estas metas en mente las repúblicas de Asia Central han estado en la vanguardia de la campaña mundial por terminar las pruebas nucleares y advertir sobre los peligros de las armas nucleares”, dijo el embajador extraordinario.
Varios de los exponentes lamentaron el hecho de que el triste estado de cosas que describió el secretario general Ban hace 7 años, en la inauguración de la Conferencia anual DPI/NGO (Department of Public Information/Non-Governmental Organizations) número 62 ‘For Peace and Development: Disarm Now!’ que se realizó en Ciudad de Méjico el 9 de septiembre del 2009 (“el mundo tiene demasiadas armas y la paz está poco financiada”) no ha cambiado en absoluto.
La agenda para la Acción del Congreso Mundial de la IPB expone: “la economía que financia el sistema de la guerra es uno de los puntos más importantes en la lista de las instituciones que deben ser transformadas. Nuestro centro de atención es la gran cantidad de dinero recaudado mediante impuestos que se usa para financiar a la milicia”.
“Los gobiernos del mundo están gastando más de 1,7 billones de dólares en sus sectores militares, más de lo que se gastaba en el momento más crítico de la Guerra Fría. Alrededor de 100 mil millones de esta enorme cantidad de dinero son devorados por las armas nucleares, cuya producción, modernización y utilización debería estar prohibida por razones tanto militares como políticas, legales, ecológicas y morales”.
La Agenda para la Acción menciona que los países miembros de la NATO son responsables de más del 70% de los 1,7 billones que se gastan en todo el mundo. “Para que se revierta esta peligrosa tendencia que están incentivando, los exhortamos urgentemente a rescindir el acuerdo del “2% del Producto Interno Bruto” y a resistir firmemente en contra de las presiones de aumentar sus gastos militares”. Desde el punto de vista de la IPB, la NATO no representa ningún tipo de solución, sino que más bien es parte del problema, y consideran que debiera haberse disuelto cuando se disolvió el Pacto de Varsovia.
La Agenda también analiza la falta de consideración por el estado de derecho; menciona que es un síntoma grave de que el mundo está trastornado. “Cuando las fuerzas armadas bombardean repetidamente hospitales y escuelas y atacan a civiles; cuando un país invade a otro y ni siquiera se pone atención en si es legítimo lo que hacen; cuando los compromisos establecidos de desarme no se toman en cuenta; cuando los juegos de poder son más prioritarios que la mediación de la ONU y otras organizaciones intergubernamentales; es entonces cuando se necesita urgentemente la acción ciudadana”.
En la Agenda también se demanda que las condiciones laborales sean decentes y que se cumpla con la ética medioambiental. Se argumenta que invertir dinero en crear una economía verde que no esté amarrada al modelo de crecimiento dominante es imposible con tan enormes gastos militares.
“La transformación de la economía requiere democracia, transparencia y participación. Esto implica hacer efectiva una perspectiva de género, tanto en el sistema militar como en los modelos para establecer la paz y promover el desarrollo que se proponen para reemplazarlo”.
La Agenda declara que la Campaña Mundial contra el Gasto Militar no se trata solamente de reducir los gastos militares, sino que también se trata de conseguir que la economía esté orientada a la sociedad civil, terminar con la investigación y desarrollo militares, incentivar el desarrollo tecnológico que aporte a la paz, crear oportunidades de implementar soluciones humanistas y sustentables, incrementar la cooperación y la prevención y resolución de conflictos violentos y desmilitarizar las mentes. [IDN-InDepthNews – 03 October 2016]
Traducido del inglés por Emilio Stanton