Por Juan Gómez Valdebenito
Recién concluido el lunes 3 de Octubre pasado el Congreso por la Paz organizado por el International Peace Bureau en Berlín, ha llegado la hora de hacer un resumen que dé lugar a conclusiones relevantes en orden a construir un plan de acción consecuente con el desafío imperativo e irrenunciable de construir una cultura de paz que reemplace a una obsoleta cultura de guerra que sólo ha traído sufrimiento y destrucción a la humanidad.
A modo de conclusiones de lo planteado en los cuatro días que duró la Conferencia, se pueden destacar los siguientes elementos clave que son cruciales como requisitos indispensables para una sociedad que aspire a vivir en un ambiente seguro que conduzca a una paz efectiva y duradera, ya que sin seguridad no hay paz.
1.- La prohibición absoluta de las armas nucleares y su eliminación total y definitiva.- Con plena vigencia en estos días en las discusiones de la primera comisión sobre temas de desarme en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, y a pocos días de que se vote la resolución para iniciar las tratativas tendientes a la elaboración de un Tratado de prohibición de las armas nucleares en 2017, un grupo de países entre los que se cuenta Austria, México, Brasil, Nigeria, Sudáfrica e Irlanda presentaron un proyecto de resolución para reafirmar la voluntad de los Estados de elaborar un Tratado que prohíba definitivamente estos instrumentos que darían fin a la vida sobre el planeta.
Con múltiples Conferencias y talleres de trabajo, la convicción es total y absoluta de que el futuro de la humanidad en dirección hacia una cultura de paz tiene como requisito indispensable la eliminación de todas las bombas atómicas.
Con el argumento de que la disuasión nuclear previene cualquier ataque, y por lo tanto, es indispensable para la seguridad nacional, los países nucleares están poniendo en jaque la seguridad humana en todo el orbe, ya que por un error voluntario o involuntario, o un accidente, como ha ocurrido, sin consecuencias fatales afortunadamente, se puede generar un conflicto nuclear de consecuencias imprevisibles, desde el invierno nuclear hasta la extinción de la vida en el planeta.
Nada justifica la pretensión inmoral e ilegal de un grupo de países de jugar a la ruleta rusa con los seres humanos, impidiendo además que ningún otro país pueda desarrollar armas nucleares imponiendo el Tratado de No proliferación nuclear, a pesar de que ellos incumplen todo el Derecho Internacional con todas sus Convenciones y Tratados.
Sin embargo, y en contra de la voluntad de la humanidad entera, los países nucleares tienen presupuestado gastar trillones de dólares en la modernización de sus inútiles e inservibles artefactos destinados a exterminar a la humanidad, poniendo en riesgo no sólo la seguridad humana, sino que también el desarrollo sustentable y el medio ambiente. Una decisión que va en la dirección contraria de las necesidades de la humanidad.
Por eso la mejor condición para realizar la seguridad humana y nacional es un mundo sin armas, ni convencionales ni nucleares. Como recomendación al OEWG de Naciones Unidas el Soka Gakkai International (budista) plantea el elaborar una hoja de ruta para la transición desde el régimen de la disuasión nuclear hacia un sistema de seguridad global inclusivo que no descanse en las armas nucleares y avance hacia el objetivo mayor de la desmilitarización de las relaciones internacionales.
Para reafirmar esta idea fuerza se realizaron actividades frente al Reichstag con la imagen en 3D de un misil nuclear brotando desde el infierno.
2.- La segunda vital conclusión es que el impacto del militarismo y el armamentismo no da lugar a un desarrollo sustentable ni sobre el cambio climático ni sobre el crecimiento equitativo de la economía mundial.
Las fuerzas militares instruidas para asegurar la paz y el desarrollo sustentable podrían hacer mucho por contener el cambio climático y por prevenir sus consecuencias sobre la población mundial dadas las fatales consecuencias de las frecuentes inundaciones, huracanes y sequías prolongadas.
Sin embargo dadas las actuales condiciones de los cuerpos armados sólo contribuyen a agudizar sus efectos, por su significativa contribución a la polución ambiental a través del consumo de combustibles fósiles, por el desvío o la sustracción de fondos del presupuesto de las naciones hacia fines militares, contraproducentes ambientalmente, y que podrían ser utilizados para fines ecológicos. Todo esto sin mencionar los efectos de la guerra misma sobre la calidad del aire y del agua.
Aún más, de acuerdo al Transnational Institute, los gobiernos de los países desarrollados están viendo el cambio climático como una amenaza a la seguridad nacional dado que esto significaría hambrunas, escasez de agua y migraciones masivas, con los consecuentes conflictos sociales, políticos y bélicos. Esto amenazaría la operatividad y la eficiencia de su aparato militar dadas sus bases establecidas en todo el mundo. Más que el terrorismo, el cambio climático es su principal amenaza dicen sus expertos.
El cambio climático es una amenaza para la especie humana en su conjunto, por lo que este fenómeno adverso es una tremenda oportunidad de favorecer la integración entre todos los países del orbe para contener en conjunto las consecuencias del cambio climático. Algunas organizaciones y países como Kasakhstan están proponiendo destinar entre un uno y un diez por ciento de los presupuestos militares a este concepto.
El militarismo y el armamentismo también contribuyen al deterioro del desarrollo sustentable en términos sociales, ya que se destinan gran parte de los presupuestos de las naciones al sector militar, en circunstancias que estos recursos podrían destinarse a los sectores salud, educación y vivienda de los países en desarrollo, y de los desarrollados también. Esto significa la reconversión de la investigación y la industria militar al servicio de la muerte, por una industria destinada a satisfacer las necesidades de las personas, o sea una industria al servicio de la vida. El desarrollo inequitativo genera conflicto sociales y muchas veces bélicos que socavan la seguridad humana y la paz de los pueblos. Todo lleva a la conclusión de que el desarrollo para ser sustentable tiene que ser equitativo porque la desigualdad es injusta, y la injusticia conlleva necesariamente a la violencia.
En el mismo sentido anterior del cambio climático el International Peace Bureu plantea una reducción anual de un 10 % en los costos militares en cada país en los próximos 15 años con el fin de financiar el trabajo del Movimiento por la Paz y la implementación de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable.
Propuestas adicionales, en consonancia con el principio de la no violencia activa es la que plantea la Campaña Nacional por un Fondo para la Paz que pide desviar los impuestos militares pagados por ciudadanos objetores de conciencia frente a la guerra, hacia un fondo para la paz, y en el mismo sentido pero más extrema, está la posición de War Tax Resistance que derechamente propone resistirse a pagar impuestos destinados a fines militares, que en algunos países equivale a financiar la guerra.
3.- Una tercera conclusión imprescindible de considerar para que haya justicia tanto a nivel nacional como internacional es el que haya JUSTICIA. Sin el respeto al orden jurídico propio de un Estado de Derecho, ni al Derecho Internacional que rige de alguna forma el orden internacional no puede haber justicia, y sin justicia no puede haber paz.
Las Naciones Unidas deben transformarse en un garante de la paz, pero para que ello ocurra debe necesariamente democratizarse, poniendo fin al Consejo de Seguridad con poder de veto, y que las resoluciones del Organismo sean jurídicamente vinculantes.
La Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas debe convertirse en el organismo rector al cual deben someterse todas las Naciones en forma obligatoria y sus fallos respetados como ley sagrada.
Debe rescatarse el espíritu que inspiró la creación de la ONU en un tiempo en que el mundo estaba consternado por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, por lo que las Naciones deben aprender las lecciones de la historia. En esos momentos los Estados que conformaron las Naciones Unidas juraron respetar los siguientes puntos:
“ Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas determinamos:
Salvar a las futuras generaciones del azote de la guerra, la cual dos veces en nuestra vida ha traído indecible dolor a la especie humana y
establecer las condiciones en las cuales la justicia y el respeto por las obligaciones emanadas de los Tratados y otras fuentes de la ley internacional puedan ser mantenidas”
Preámbulo a la Carta de Naciones Unidas firmada en Junio de 1945
Sin embargo, observamos que este compromiso fue firmado producto de la consternación y el arrepentimiento por la desolación dejada por la guerra, sobre sus escombros, pero que luego de algunos años, el olvido y los intereses de la realpolitik han sido mucho más fuertes que cualquier mal recuerdo.
El hombre es el único animal que tropieza dos y tres veces con la misma piedra y quiera Dios que esta vez no lleguemos a la instancia en que no se necesiten los compromisos, porque ya no haya nadie con quien comprometerse…
Los gobernantes de la Naciones y los poderes fácticos que manejan los hilos del poder nunca han podido comprender que el disputarse el mundo y sus recursos naturales tirando cada cual de su lado la cuerda de la riqueza para la satisfacción nacionalista de los intereses de su Nación y de su pueblo sólo conseguirá que la cuerda finalmente se rompa y todo el mundo quede sin pan ni pedazo.
Por eso el requisito más importante para la construcción de una cultura de paz según Share International, presente en el Congreso, es el de COMPARTIR. Sin compartir, los recursos destinados a satisfacer las necesidades humanas, el desarrollo se lleva a cabo en forma desigual, lo que necesariamente implica violencia.
La paz según esta organización resulta del equilibrio, de la equidad, cuya ausencia garantiza conflicto y guerra. El logro de este equilibrio requiere del reconocimiento de que todos somos interdependientes, pueblos y naciones, y que las necesidades de todos pueden ser satisfechas solamente compartiendo. Hasta que esta realización amanezca y sea seguida por la acción veremos un mundo inestable. Mientras la mitad del mundo pase hambre y millones mueran de hambre anualmente la verdadera paz permanecerá como un sueño.
La paz sólo vendrá cuando la justicia reine, cuando el compartir haya abierto los corazones de los hombres y los haya despertado a la confianza. Entonces los hombres deben trabajar y hablar alto por la justicia y el compartir las cuales solas pondrán fin al sufrimiento del hombre, al terrorismo y la guerra.
Continúa expresando que para que la humanidad conozca la paz debe verse a sí mismo como Uno, hermanos y hermanas de Una humanidad. Tenemos que conseguir ese sentido de globalidad, que somos un solo pueblo, un solo grupo, y por lo tanto el alimento, las materias primas, la energía, el know how del conocimiento científico y las facilidades educacionales nos pertenecen a todos. Cuando compartimos, creamos justicia en el mundo, y cuando creemos justicia, y sólo entonces, tendremos paz.
Y hacen un llamado diciendo: Trabajemos juntos por el rescate de este mundo. Abandonemos las diferencias en los intereses de la raza. Dejemos que la cordura triunfe y permita satisfacer al hombre su mutua necesidad de paz, y la restauración de un mundo en crisis.
4.- Un cuarto elemento indispensable como conclusión de este magno evento es que debemos aspirar a la TOLERANCIA. El mundo está contaminado de ideologías y confesiones religiosas y necesitamos que todo el mundo pueda expresar, practicar y defender libremente sus creencias religiosas, políticas y culturales propias de su civilización en cualquier lugar en donde las personas fijen su domicilio. Es necesario abril los canales y los espacios de comunicación para que la diversidad se exprese libremente. Somos como ramas de un gran árbol que crece hacia el cielo en todas direcciones pero conserva un tronco común a todas las ramas que nos recuerda que somos Uno en la diversidad y que si las ramas se niegan el oxígeno unas a otras, es el árbol completo el que se muere.
En este sentido tuvieron lugar en el IPB Congress diversos workshops relativos al fundamentalismo religioso, a la Islamofobia, y al choque de culturas en general como fuentes de conflicto, amén del tema de los refugiados como expresión más clara de las consecuencias que los conflictos bélicos han dejado en el mundo.
Los religiosos plantean que su religión llama a la Unidad, a la Paz y al Amor entre los hombres, que el problema es la mala interpretación de los textos sagrados. Dios no podría llamar al odio y la violencia, ésa es sólo una ocurrencia humana.
Sin embargo, para los exégetas del Antiguo Testamento y del Corán la violencia se encuentra justificada y exaltada en numerosos pasajes que glorifican las victorias militares sobre los enemigos del pueblo “elegido” ó contra los que no creen en el Dios que bendice y protege a su pueblo.
Casi todos los contemporáneos ilustrados entienden que estos textos fueron escritos en un contexto histórico distinto, en la que prevalecía otra cultura, y en la cual se aceptaban una serie de instituciones que hoy están proscritas en la mayoría de los países como la esclavitud y la pena de muerte, entre muchas otras, y que sus escritos estaban dirigidos contra las personas y los pueblos de aquella época y no a los actuales. Pero la realidad es distinta para muchos biblocéntricos que se apegan a la letra de los textos y no los contextualizan debidamente. Esta es la base del yihadismo islámico.
Sean cuales sean las razones por las cuales los religiosos salen en defensa de sus creencias a través de las armas y que con ciego fanatismo no aceptan otra fe y otras costumbres que las que rezan sus textos sagrados, lo cierto es que el fundamentalismo religioso ha sido un histórico martirio para la humanidad que ha divido a los pueblos por límites infranqueables.
La tolerancia religiosa es por lo tanto la condición indispensable para que haya paz en la tierra. Todos debemos comprometernos a respetar las creencias ajenas y permitir que los fieles rindan culto a sus particulares divinidades en donde quiera que se encuentren, ya sea en su patria o en la nuestra, y aceptar legalmente su cultura sin que estén sujetos a ningún tipo de discriminación ni legal ni moral.
La tolerancia y el mutuo respeto es por tanto la conclusión ineludible para crear un clima de paz en un mundo globalizado.
Pax Cristi plantea una conclusión fundamental, y es que la violencia no se justifica en ningún caso, y que la guerra justa a la cual han adherido muchos religiosos y no religiosos no es compatible con el predicamento cristiano del amor a los enemigos, porque por cierto, no es una muestra de amor matarlos en nombre de la justicia social. Solamente se permite usar medios no violentos de lucha tales como la resistencia no violenta (boicots, huelgas, desobediencia civil etc.)
En este sentido el papa Francisco acaba de lanzar en Roma la Iniciativa No violencia y Paz Justa reafirmando la centralidad de la no violencia activa en la visión y mensaje de Jesús a la vida de la Iglesia Católica, y a la vocación de largo plazo de sanar y reconciliar a las personas y al planeta.
5.- Otra gran conclusión fue la participación de la mujer en el proceso de paz. En el transcurso del Congreso se efectuaron paneles de discusión y talleres de trabajo en donde uno de los componentes del análisis es la importancia de la participación de la mujer en los procesos de paz, ya que ellas sufren en forma mucho más directa la violencia generada por los conflictos bélicos. Ellas sufren de acosos, esclavitud y violaciones durante las invasiones de sus territorios, las guerras civiles, o la acción del terrorismo y el paramilitarismo.
En este contexto estuvieron trabajando Women´s Network for Peace y Women´s International League for Peace and Freedom.
La construcción de un proceso de paz, o mejor dicho, la migración de una cultura de violencia a una cultura de paz requiere de la participación activa de la mujer, requiere de su sensibilidad, de su visión de la familia, de la sociedad y del mundo, el mundo necesita más hormonas femeninas en el proceso de la toma de decisiones políticas, sobre todo en defensa y política exterior. Pero necesitamos mujeres que no se hayan vendido ni contaminado con el establishment o la milicia. El mundo militar siempre ha estado al mando de los hombres, cargados de testosterona, que han hecho de la historia de la humanidad una vergüenza, llena de guerras, e inundada de armas, en donde el sufrimiento, la destrucción y la desolación han formado parte inherente de la evolución histórica del ser humano.
La mujer debe salir a alzar su voz en defensa de la seguridad de la familia y de su derecho a vivir en paz. La mujer es el pilar de la familia ya que su misión natural es dar a luz y velar por el desarrollo armónico de los hijos es parte de su vocación esencial. Por lo tanto es un aporte insustituible a la hora de procurar la paz social, la cual debe construir desde un lugar preponderante en la esfera social y política de los pueblos. El androcentrismo ha sido incapaz de asegurar la paz a través de la historia, por tanto ha llegado la hora en que la mujer asuma su verdadero compromiso con la humanidad.
6.- La última gran conclusión que se puede sacar de este Congreso y de todo evento pacifista es que la violencia proviene desde dentro del ser humano, está alojada en su interior, se manifiesta en agresividad y falta de empatía respecto de su prójimo. Esta falta de empatía lo lleva a ejercer violencia sobre su hermano, en forma velada tratando de engañarlo o explotarlo, es decir sacando beneficio del tercero en provecho propio, o sencillamente quitándole por la fuerza sus recursos.
La única forma que tenemos de erradicar la violencia desde nuestra mente es a través de la EDUCACION, o la reeducación de las personas hacia un ambiente de respeto y tolerancia.
Todo el trabajo dirigido hacia la paz y la seguridad de las personas, bajo la forma de Convenciones y Tratados que prohíben todo tipo de armas de destrucción masiva inclusive las nucleares, y que controlan el comercio de las convencionales, no pueden tener resultados si paralelamente no se cambian las políticas educacionales en todo el mundo, y se eduque a los niños y jóvenes para la paz, no para la competencia, ni para tratar de sacar el mayor provecho de la sociedad de consumo, o sea no para la violencia.
Sólo educando para compartir, para crecer en conjunto, potenciando fuerzas en la unidad, las personas lograrán controlar la violencia que nace de la falta de empatía, de ver a los demás como un extraño que no me interesa, y a los demás pueblos como una potencial competencia o un probable enemigo frente al cual hay que tener cautela armándose hasta los dientes para asegurar la disuasión y así garantizar la seguridad de la ciudadanía.
Los Tratados y la Convenciones se respetan solamente cuando no se ve amenazada la seguridad o no se contravienen los intereses nacionales, de lo contrario se convierten en letra muerta y se violan sistemáticamente sin que esto tenga consecuencias para el infractor.
La educación es la herramienta que traerá la paz al mundo dicen los educadores pacifistas asistentes al Congreso. Así Global Campaign for Peace Education tiene dos objetivos:
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Construir conciencia pública y apoyo político para la introducción de la educación para la paz dentro de todas las esferas de la educación, incluyendo la educación informal, en todas las escuelas a través del mundo.
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Promover la educación de todos los profesores para la enseñanza de la paz
También el International Institute on Peace Education provee un espacio para el intercambio internacionaly la solidaridad entre educadores para la paz, experimentación pedagógica, cooperativa, investigación profunda sobre los problemas compartidos; el avance teórico-práctico y sus aplicaciones pedagógicas.
Es necesario asimismo educar en la tolerancia y el respeto por las creencias y la ideas ajenas, y también en la capacidad de perdonar los errores y delitos de los demás, el perdón es un requisito para una verdadera reconciliación, y sin reconciliación no puede haber paz, sólo hay venganza, lo que aumenta a su vez el sectarismo y la discriminación, perpetuando la violencia.
Hay que desmilitarizar la mente humana decimos los humanistas asistentes al Congreso, erradicar de la mente humana siglos de historia que nos han hecho glorificar las victorias militares, admirar y alabar la gesta heroica de los gallardos soldados que nos han legado con su sanguinaria gesta, una patria independiente y soberana. Los desfiles militares nos muestran el orgullo nacional de mostrar la fuerza armada más poderosa capaz de aniquilar al pueblo hermano que se atreva a sobrepasar los límites fronterizos que señalan nuestra soberanía, la patria nuestra y de nadie más.
Ha llegado la hora decimos los humanistas asistentes al Congreso del IPB, de poner al ser humano al centro, en la cúspide de la pirámide, hacia el cual deben confluir todas las políticas públicas, y que la educación debe dirigirse a que los alumnos asuman plenamente este nuevo paradigma, que se produzca un cambio en su estructura mental que lo capacite para ver a todas las personas como hermanos, como hojas de la misma rama, por lo que la paz será la consecuencia lógica, compartir una herramienta para desarrollarse en armonía, la solidaridad una forma de salir todos adelante sin que nadie quede atrás, haciendo de la fraternidad el camino hacia la libertad.
Una utopía idealista? Sin duda, pero lamentablemente es la única salida para evitar el colapso de la humanidad.
Sin duda debemos comenzar nosotros mismos a cambiar internamente si queremos construir una cultura de paz, tratando de entendernos con todos, sin exclusiones hacia todos los sectores sociales y políticos, hacia todos los credos y razas, hacia civiles y militares, hacia amigos y enemigos, sin sectarismos de ningún tipo, ya que estas actitudes también generan violencia de parte de los demás.
7.- Finalmente las medidas específicas planteadas por los organizadores, entre otras muchas:
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Trabajar por un proceso de desarme general y completo que requiere el fortalecimiento de la confianza y la solidaridad internacional en oposición al modelo de competencia y tensión que corre el riesgo de conducir finalmente al apocalipsis.
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Reducir la excesiva y destructiva manufactura de armas y convertirla en producción civil.
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Fortalecer la capacidad de resolución de conflictos de la ONU, conduciendo a la reducción de la violencia armada haciendo de la eliminación de la guerra su propósito fundamental.
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Introducir y apoyar los currículos de desarme cubriendo todos los tópicos anteriores, como parte de programas educacionales para la paz holísticos y de pensamiento crítico, que se necesita operar en todos los países , y en todos los niveles del sistema educacional, tanto formal como informal.
La conclusión final del IPB dice que ninguno de los propósitos mencionados más arriba pueden ser alcanzados sin una sociedad civil fuerte en cada lugar, en un movimiento por la paz efectivo y cooperativo. La opiniones pueden diferir para toda esta clase de materias en cuanto a estrategia y tácticas. Esto es normal en una comunidad democrática. Pero lo que nos divide es mucho menos importante que los valores comunes que compartimos. En la última centuria la sociedad civil ha traído extraordinarios cambios. Hemos terminado guerras, prohibido armas, establecido nuevas instituciones, transformado mentalidades. Podemos y debemos hacerlo de nuevo. En los años que vienen, el IPB emprenderá acciones para traer los cambios que vemos necesarios. Damos la bienvenida a la oportunidad de trabajar con compañeros de todas las clases quienes compartan nuestra visión y objetivos.
Hagamos que esto suceda!!
¿Quién acepta el desafío?