Este 12 de octubre, en paralelo al desfile militar y los festejos a los que nos tienen acostumbrados los diferentes gobiernos en España sin importar la crisis ni la política de muerte que representa, ha tenido lugar un festejo que ha recorrido el centro de Madrid, cuyo lema «Descolonicémonos» ha querido mostrar diferentes aspectos de esa necesidad de «descolonizarnos» de todo aquello que nos violenta y esclaviza. Frente al lenguaje de la guerra, el colorido de las imágenes hablando de vida.
Por Pantxo Nieto
Ningún texto más claro que el propio Manifiesto de los convocantes.
En estas fechas nuestro gobierno saca a la calle las armas más sofisticadas y capaces de matar personas y de destruir edificios que han exigido un enorme esfuerzo humano y material para su construcción.
Estamos aquí poniendo nuestra energía para edificar un mundo más justo y equilibrado con otros instrumentos.
No creemos en la paz que se construye sobre los cadáveres y la destrucción de viviendas, industrias, hospitales, cultivos, y otros bienes sociales.
Las grandes empresas de armamento ignoran el sufrimiento humano con tal de enriquecerse más y más.
La gran mayoría de autoridades políticas se apoyan en la fuerza de la industria militar y en el poder de las fuerzas armadas para conseguir un puesto en las alturas de la pirámide bajo la que tantas y tantas personas se sienten oprimidas y asfixiadas ante la falta de recursos para llevar una vida digna.
Masacrar personas, destruir países y volverlos a reconstruir, se convierte en un negocio lucrativo.
La soberanía de nuestra población que se nombra en la Constitución está controlada y limitada por la fuerza de las armas.
En esta situación las mujeres llevamos un papel muy relevante. Producimos vida para la felicidad del grupo mientras los ejércitos se dedican a arrebatarla.
Las mujeres sufren muy directamente estas consecuencias. Frecuentemente ellas mismas y sus cuerpos son usados y abusados como si fueran el campo de batalla. La trata de mujeres y las violaciones son utilizadas como arma de guerra por la gran mayoría de los soldados.
Muchas familias encabezadas por mujeres y con abundantes hijas pequeñas huyen contínuamente de estas situaciones para refugiarse en países vecinos. El tratamiento que reciben las mujeres, ancianas y niñas en esos momentos merece ser condenado por el abuso que se hace de ellas y los sufrimientos que les toca soportar.
Queremos que las mujeres ocupen los primeros lugares en la prevención y resolución de los conflictos violentos. Que las mujeres tengan voz y voto en todos los ámbitos de decisión.
Desde este lugar tan representativo de la soberanía popular MANIFESTAMOS con energía:
– Qué las autoridades desarrollen una política de seguridad basada en la diplomacia, el diálogo, las acciones noviolentas y la solidaridad con el objetivo de atender las necesidades de las personas.
– Qué fomente y desarrolle estos valores en todos lo ámbitos del sistema educativo.
– Pedimos y exigimos que nuestro gobierno reduzca los gastos militares durante esta legislatura como mínimo en un cuarenta por ciento. Que el gasto militar se reconvierta en prevención de conflictos armados.
– Que se hagan las gestiones necesarias durante esta legislatura para salir del club militarista de la OTAN y nos incluya en los procesos pacifistas de otros países menos beligerantes.
– Pedimos con fuerza que todos los efectivos militares extranjeros salgan de nuestro territorio incluyendo las bases militares.
– Qué todas las tropas que tenemos en catorce países participando en guerras contra enemigos que no nos amenzan dejen de hacerlo. Queremos que esos 2.000 efectivos militares se dediquen a tareas mucho más necesarias para nuestra sociedad.
Nos manifestamos como fuerzas desarmadas capaces de ofrecernos seguridad mutua sin usar la violencia.
Nuestras des-armas son la palabra, el diálogo respetuoso, el saludo cordial, el entendimiento, la comprensión, el apoyo mutuo, el trabajo solidario pensando en el bien común.
¡ESTAS SON NUESTRAS ARMAS!.
NINGÚN EJÉRCITO CONSTRUYE LA PAZ.