Por Iñaki Regueiro De Giacomi¹/Fotos M.A.F.I.A.
Y finalmente, las cosas buenas les pasan a quienes luchan tenazmente. Tuvieron que pasar muchos meses desde que Nicole recibió la llamada de su Uruguay natal donde le decían que su sobrino estaba institucionalizado. Tuvo mil barreras que atravesar: las económicas, las de la distancia, las de la falta de acceso a la justicia, al apoyo. Pero desde esa llamada no paró ni un minuto, y tocó todas las puertas. Se encontró con muchos “no”, con el prejuicio y la violencia. Pero también con gente que honró su profesión y su trabajo, que renunció al ejercicio de poder impune de la exclusión y aplicó a ella las mismas reglas que a todxs. Parece poco pero sin eso -y sin la lucha- estas fotos hoy no existirían.
Nicole está armando una familia hermosa. Y tiene tanta entrega que te das cuenta de que no es para ella, es para ese niño. Quien pese a su corta edad, corre de acá para allá, habla y juega a la pelota con una energía y una felicidad que explotan. Y no se quiere separar un segundo de la mano de Nicole ni de la de Daniel. Y si tenés suerte, te regala un dibujo.
Qué bueno pensar en que en unos años estas fotos le van a decir lo mucho que lo buscaron, lo mucho que pelearon por él. ¿Qué cosa es más importante que saberse tan querido? “Futuro brillante”, gritado a los cuatro vientos.
Pero el camino recién empieza. Queda mucho por delante, muchos papeles e informes, pedidos nuevos, pruebas y más pruebas, kilómetros y más kilómetros. Nicole las junta en una carpeta con una prolijidad y dedicación que hasta le hacen olvidarse de sus propias prioridades. Pero tiene claro qué quiere, y te lo dice. Quiere viajar menos seguido. Quiere un laburo mejor que le permita progresar a la familia que creció. Quiere colaborar en cambiar la «ley de identidad de género» uruguaya, así hay menos violencia, menos falsas pruebas y menos guardabarreras para poder ser. Y quiere que se sepa de su lucha, para que nadie tenga que pasar por todo esto para conseguir las cosas lindas que a tantxs les llegan tan fácil.
Los Estados pueden pasar de restringir derechos a respetarlos. Pero la cuesta arriba alguien tiene que allanarla, y no va a ser en vano.
¹ Abogado