Por lavaca
Una movilización en La Plata y otra en Plaza de Mayo conmemoran una década de la desaparición en democracia del testigo clave que permitió la condena a prisión perpetua de Miguel Osvaldo Etchecolatz, a quien un tribunal federal le concedió la prisión domiciliaria. Nilda Eloy, también testigo de aquel juicio histórico, integrante de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, dice: “Son 10 años de procesos represivos que no se terminan y se incentivan”.
El domingo 18 de septiembre de 2016 se inscribirá en la historia argentina como la fecha que conmemoró los diez años de la desaparición en democracia del albañil Jorge Julio López, testigo clave del primer juicio que se abrió en Argentina tras la derogación de las leyes de impunidad y que condenó a prisión perpetua a Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Diez años.
“Son 10 años y la misma impunidad”, dice a lavaca Nilda Eloy, integrante de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos y testigo de aquel juicio. Eso recordará hoy el Encuentro Memoria Verdad y Justicia de Congreso a Plaza de Mayo, con una marcha de Congreso a Plaza de Mayo,a partir de las 14:30, y con otra en Plaza Moreno, en La Plata, a las 16:30.
El Estado es responsable
Dice Nilda: “Son diez años que incluyen procesos represivos que no se terminan y se incentivan. Diez años en los cuales hoy el Estado hace dos cosas: una es que propicia la detención domiciliaria, que es igual a la libertad, de Miguel Osvaldo Etchecolatz, y, por otro, tiene la caradurez de presentarse a través de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como querellante en la causa de López”.
El arresto domiciliario fue otorgado, después de varias idas y vueltas, por el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plaza, aunque no se hizo efectiva porque el juez federal Ernesto Kreplak, que lo investiga en las otras causas en las que el genocida se encuentra procesado, se la negó.
Sobre el Estado como querellante, Nilda remarca el problema: “Es un caso claro de desaparición forzada de personas. Por eso, el responsable es el Estado. No se puede ser juez y parte. Si ahora les interesa investigar realmente la investigación con vida, juicio y condena a los responsables, el Estado tiene todas las herramientas a través del Ministerio Público Fiscal, lo que nunca, en estos diez años, han hecho. Encima se presentan como si ellos no tuvieran nada que ver, sin impedir que Etchecolatz mire las marchas desde su casa. Es absolutamente indignante”.
Nilda dice que la causa sigue como siempre: estanca. “Está ahí, no hay ninguna novedad de relevancia. Vos fijate que son 10 años de Jorge, y se cumplieron 40 de lo que el proceso represivo contra estudiantes secundarios, que después se conoció como La Noche de los Lápices. De ambas cosas el responsable es, entre otros, Miguel Osvaldo Etchecolaz. No hay justificación posible para el arresto domiciliario en este caso: es indignante que se hable de razones humanitarias ante un personaje como Etchecolatz. Lo que no se preguntan los jueces o fiscales, porque no lo pensaron nunca, son las necesidades de las víctimas de este sujeto. ¿Qué pasa con nuestras necesidades humanitarias? ¿Dónde quedan?”.