Por Benjamín Labatut
El gobierno de Colombia y las FARC han solicitado a la FAO acompañar la implementación del primer punto del acuerdo de paz, el cual está centrado en la lucha contra el hambre, el desarrollo del campo y una reforma rural integral.
El acuerdo de paz es fruto de una negociación de cuatro años y pone fin a cinco décadas de conflicto armado. El primer punto del acuerdo – “Hacia un Nuevo Campo Colombiano: Reforma Rural Integral”– busca generar una transformación en las zonas rurales de Colombia, duramente golpeadas por el conflicto armado.
Este primer punto incluye un plan de desarrollo rural multifacético que ataca las raíces de la pobreza y el hambre rural, a través de la creación de un fondo de tierras para distribuir entre campesinos sin tierra y planes a gran escala para proveer bienes y servicios públicos en infraestructura, caminos, desarrollo social, educación, salud y vivienda.
También impulsa programas de desarrollo con enfoque territorial además de medidas para estimular la productividad agropecuaria a lo largo del país, acordadas con las comunidades en las regiones más afectadas por el conflicto y la pobreza.
Además, crea un sistema especial de alimentación y nutrición para erradicar el hambre y la malnutrición.
“Este enfoque multifacético al más alto nivel, con apoyo político de todos los sectores del país, es lo que se requiere para erradicar el hambre y la pobreza y dar sostenibilidad al proceso de paz”, explicó José Graziano da Silva, director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Como gran parte del conflicto en Colombia tuvo sus raíces en el campo, la FAO considera la decisión de las partes de comenzar el acuerdo de paz con medidas que fortalecen las áreas rurales como un aspecto fundamental para garantizar la paz a largo plazo.
El director general de la FAO felicitó la decisión de las partes de poner el campo, la agricultura, el medio ambiente, la asociatividad y la seguridad alimentaria como piedra angular de los acuerdos de paz.
“Allí donde brotó la guerra, Colombia sembrará las semillas de la paz”, dijo Graziano da Silva.
FAO, Unión Europea y Vía Campesina acompañaran el proceso
En el marco del Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, firmado entre el gobierno de Colombia y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), las partes solicitaron a la FAO, la Unión Europea y la organización internacional Vía Campesina acompañar la implementación del punto 1 del acuerdo de paz.
Las tres entidades presentarán un plan de trabajo conjunto en los próximos meses. Para este plan, la FAO propone incluir acciones para fomentar la producción rápida de alimentos, como una manera de responder de manera urgente a quienes sufren hambre y pobreza, además de acciones para el fortalecimiento necesario de las instituciones dedicadas al campo y la seguridad alimentaria, apoyando el empleo digno y la mejora de la calidad de vida en el campo.
Millones de personas fueron desplazadas por el conflicto armado y muchos campesinos y campesinas perdieron sus tierras, razón por la cual es clave entregar apoyo a los agricultores familiares para que tengan acceso a los mercados, inversiones e infraestructura, además de sistemas de información de mercado y mecanismos de integración a los circuitos económicos agroalimentarios.
El cese bilateral a la violencia, puesto en marcha por las partes a partir del lunes 29 de agosto, permitirá a las poblaciones rurales afectadas directamente por el conflicto vivir una mejora sustancial de su seguridad alimentaria.
“Un entorno de seguridad es clave para que se reanuden las actividades agrícolas, para que mejore el funcionamiento de los mercados y las personas tengan mejor acceso a la asistencia social”, explicó Graziano da Silva.
En los años venideros, Colombia podrá optimizar su agricultura y aprovechar las 22 millones de hectáreas con potencial agrícola, de las cuales actualmente sólo se aprovechan siete millones.
“Acabar con el hambre y la malnutrición y alcanzar la paz y el desarrollo rural no son tareas separadas sino aspectos diferentes de un mismo desafío”, explicó el director general, señalando que el éxito de la implementación del punto 1 del acuerdo asegurará la recuperación del campo colombiano y las condiciones para una paz estable y duradera.
“Son muchos los desafíos, pero es grande la voluntad. Ahora es esencial poner en práctica rápidamente políticas públicas que generen protección, inclusión y cohesión social”, recalcó Graziano da Silva.
Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, con sede en Santiago de Chile. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO.
Revisado por Estrella Gutiérrez