Por Georgina Orellano¹/Emergente

Estamos en la cuenta regresiva, faltan muy pocos días para que miles de mujeres nos encontremos en lo que muchas llamamos el pogo feminista más grande de Argentina: el 31 Encuentro Nacional de Mujeres ENM que tendrá sede en Rosario. Para nosotras, las Trabajadoras Sexuales, este año tiene un significado muy importante. El pasado 8 de marzo solicitamos a la Comisión organizadora la apertura del taller “Mujeres Trabajadoras Sexuales”, a través de una carta pública que contó con la adhesión de organizaciones de mujeres y de la diversidad sexual, institutos de investigación, referentes académicas, entre otras. En mayo, fuimos convocadas por la Comisión de contenidos para sustentar formalmente nuestra solicitud y semanas después nos anunciaron que el taller para discutir nuestras propias demandas estaba aprobado.

Hasta el 2010 en el Encuentro Nacional de Mujeres hubo un taller denominado Mujer y Trabajo Sexual, no obstante, en el 2011 se disolvió y se instaló el taller Mujeres en Situación de Prostitución como el único espacio para abordar la temática. Desde AMMAR decidimos no participar más. Nuestras compañeras se sentían violentadas porque el debate se centraba en argumentar si la decisión de ejercer el Trabajo Sexual era o no legítima y optamos por distanciarnos.

En el 2014, esta percepción dio un giro. Tuvimos la oportunidad de participar en el 13 Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe que se realizó en Perú y nos dimos cuenta que aunque el Trabajo Sexual es uno de los grandes temas que divide al movimiento de mujeres y principalmente al feminista, hay muchas compañeras que apoyan la lucha del movimiento de Trabajadoras sexuales y cuando nos escuchan se posicionan a favor de que accedamos a derechos laborales.

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A partir de esta experiencia iniciamos un proceso de debate hacia el interior de la Organización y definimos colectivamente recuperar nuestra presencia en los Encuentros Nacionales de Mujeres. Fuimos conscientes de que no hay una sola lucha válida y que todas las experiencias que tenemos las mujeres que ejercemos el Trabajo Sexual son legítimas. Entendimos que todos los lugares están en disputa y que nosotras, las Trabajadoras Sexuales, teníamos que hacer escuchar nuestras voces.

En el 2014 volvimos a participar en el Encuentro Nacional de Mujeres en Salta y en el 2015 en Mar del Plata. Nos vinculamos al taller Mujeres en situación de prostitución pero nos encontramos con la misma dificultad: el espacio no representaba nuestra identidad política auto-percibida como Trabajadoras Sexuales y además de cuestionar si nuestro trabajo podía ser o no reconocido, no respetaba nuestras voces; todo lo contrario, las invalidaba. Entonces quisimos tener un espacio propio para que nuestras compañeras no pasen por malas experiencias y propusimos, en las conclusiones, crear un taller que respete nuestra identidad como Trabajadoras Sexuales para tener la posibilidad de poner en agenda los temas que afectan nuestro sector.

Creemos que es necesario que el ENM, un evento que nos reúne a todas, nos dé la oportunidad de contarles a otras compañeras cuáles son nuestras reivindicaciones. Ese fue uno de los motivos por el que las integrantes de la Comisión Organizadora lograron llegar a un consenso acerca de nuestra solicitud, luego de dos horas de debate sobre si era o no necesario que las Trabajadoras Sexuales tuviéramos un espacio propio para conversar sobre nuestras problemáticas y para que mujeres que nunca nos escucharon tengan la oportunidad de hacerlo.

Mujeres activistas por el trabajo sexual. Integran FUERTSA y AMMAR. En discurso, Georgina Orellano. Foto Emergente

Mujeres activistas por el trabajo sexual. Integran FUERTSA y AMMAR. En discurso, Georgina Orellano. Foto Emergente

El camino no fue fácil. Tuvimos que enfrentar varias adversidades. Hubo compañeras que se sintieron disconformes con la decisión de la Comisión organizadora y otras que desde sus espacios políticos han planteado que van a “romper” nuestro taller. Es importante resaltar que también hubo muchas compañeras que apoyaron y celebraron la decisión.

Lejos de querer confrontar, quienes integramos la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina AMMAR y nos reconocemos como Trabajadoras Sexuales vemos como un gran avance estar incluidas en el ENM. Desde la Organización estamos focalizando todos nuestros esfuerzos para darles la posibilidad a muchas compañeras de participar por primera vez en el Encuentro y que tengan la oportunidad de ser escuchadas en un taller que no se va a centrar en cuestionamientos y actitudes estigmatizantes y discriminatorias. Por el contrario, las Trabajadoras Sexuales tendremos un espacio para contar en primera persona:

¿Cuáles son las dificultades a las que nos enfrentamos por ejercer el trabajo sexual en la clandestinidad?, ¿cuáles fueron las consecuencias de las políticas anti-trata y en qué medida nos afectó la modificación de la ley de trata en el 2012?, ¿cómo vivimos día a día con la vigencia de 18 artículos contravencionales que criminalizan el uso del espacio público para la oferta de nuestros servicios?, ¿cómo generamos estrategias de solidaridad entre pares para frenar el abuso policial?, ¿cómo llevamos adelante el proceso del reconocimiento como trabajadoras sexuales, el cual implica sacarnos el estigma que pesa sobre nuestro trabajo y sobre nuestros cuerpos? y ¿por qué creemos que la regulación es nuestra herramienta para frenar todos los abusos que sufrimos por trabajar sin estar amparadas bajo un marco legal?, además podremos debatir si es el derecho penal el que va a resolver todas las complejidades que se presentan en el mercado del sexo.

Foto Emergente

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El taller “Mujeres Trabajadoras Sexuales” es una oportunidad para que aquellas compañeras que nunca han tenido la posibilidad de escuchar nuestras voces en primera persona puedan acercarse y conocer nuestras problemáticas y nuestra lucha. Es una oportunidad para que las Trabajadoras Sexuales podamos sentirnos nuevamente incluidas dentro de un espacio que es de todas. Es una oportunidad para replantearnos cómo a veces los prejuicios, el estigma y el desconocimiento hace que nos neguemos a legitimar las voces de otras mujeres, sin comprender que gran parte de ser feminista es justamente darles derechos y la oportunidad a otras mujeres de elegir cosas que no necesariamente elegiríamos para nosotras.

Las putas nos vamos al Encuentro, porque verdaderamente sentimos que el Encuentro es de TODAS.

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¹ Georgina Orellano, trabajadora sexual y Secretaria General de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina)

El artículo original se puede leer aquí