Por Mg. Alba Chiriboga N.
Uno de los mayores desastres naturales y sociales a los cuales se ha enfrentado nuestro país en las últimas décadas, fue el terremoto vivido el 16 de abril de 2016 en las costas ecuatorianas. Frente a dicho suceso la Sociedad Ecuatoriana de Fisioterapia (SEF) puso en acción un protocolo de respuesta, llevando a cabo un proyecto de voluntariado “Apoyo humanitario y atención en Fisioterapia para Manabí y Esmeraldas 16A”, dirigido a las personas damnificadas por el terremoto.
Para la realización adecuada de este proyecto la Sociedad Ecuatoriana de Fisioterapia, se contactó con los siguiente organismos internacionales: World Confederation of Physical Theraphy (WCPT), Handicap International (HI), Asociaciones de Fisioterapia del mundo socias de la WCPT, que cuentan con una amplia experiencia en el apoyo emergente de desastres. Esto sirvió de puntal para planificar la organización del proceso de atención a los casos presentados en el desastre y la integración de profesionales y de estudiantes de Fisioterapia, tanto ecuatorianos como extranjeros.
Gracias al apoyo de la población en general, así como de empresas privadas, pudimos sacar adelante la logística necesaria para poner en acción nuestro protocolo de respuesta de apoyo humanitario. Ocho días después del terremoto, salió la primera brigada de apoyo humanitario.
Como brigadistas hemos prestado una atención directa de fisioterapia a los pobladores de las zonas afectadas. Hasta el momento se han realizado cinco brigadas, lo que nos ha permitido no solamente ver, sino entender la necesidad de sostener este proyecto a largo plazo, catapultando esta iniciativa, como referencia regional y mundial en aspectos gremiales.
Nuestra participación como voluntarios nos permitió experimentar un proceso de vida, que nos dio a conocer y aceptar nuestro lado humanitario, como jóvenes profesionales es una experiencia única y enriquecedora que nos prepara para escenarios futuros.
Es común que en los procesos de voluntariado tratemos de ajustar la realidad de los demás a nuestra realidad y que midamos sus necesidades con base en nuestros parámetros preestablecidos. Para evitarlo, el proyecto busca plantear desde la realidad de las personas damnificadas y bajo los fundamentos de RBC (Rehabilitación con Base en la Comunidad). A ello se agrega la utilización de medios y materiales existentes en el entorno inmediato.
Colocarnos frente una concepción diferente de vida, nos dio una perspectiva que nos permitió lograr la interacción con el paciente, superando el aspecto puramente terapéutico y volcándonos en el aspecto humano de la curación. Por medio del diálogo directo y el compartir personal con este grupo de personas, conocimos su realidad y sus necesidades y creamos un espacio de aplicación real de nuestro trabajo sin la necesidad de la imposición de nuestro estatus emergente.
Podríamos describir situaciones trágicas y realmente fuertes que escuchamos y compartimos con la gente de la zona, pero creemos que lo más importante es recalcar lo que hemos ganado, lo que esta experiencia ha sumado a nuestra existencia, la manera de ver la vida, de reconsiderar lo que es vital, lo que tantas veces confundimos con importante, que muchas veces puede ser intrascendente.
En nuestra profesión tenemos la suerte de tener un contacto directo con el paciente, tenemos la capacidad de usar nuestras manos con el fin de generar alivio, movimiento o cambio, no solamente a un nivel físico, ya que tratamos con personas y no con cuerpos, sino también a un nivel social y psicológico, en tanto nos abrimos a la relación interpersonal con el otro.
Este camino nos ha dejado ver con claridad, que no necesitamos crear necesidades ajenas a la idiosincrasia de la población, que es indispensable la humildad del que escucha y el respeto para el otro. Que el tratar de imponer nuestra supuesta verdad a otros, solamente nos aleja de una posible relación interpersonal de ganancia mutua.
Son momentos como estos los que nos permiten crecer como seres humanos, recordar que tratamos con personas y no con enfermedades, ampliar muestra capacidad de escucha y entendimiento y lograr empatizar con los otros y de alguna manera dejar algo en ellos. Cada vez que retornamos a Quito el compromiso es más fuerte, porque después de trabajar tanto, quedan muchas cosas por hacer, por nosotros mismos, por nuestra profesión, por las personas que atendemos.