Nueva salida de migrantes del Ceti.

66 personas, cada una con una historia trágica a sus espaldas que comenzó el día que decidieron abandonar sus hogares en busca de una nueva vida para ellos y para sus familias. Hoy dan un paso más en su aventura y se marchan a la Península a vivir otras experiencias. 

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Por Laura P. Cañero.

Un grupo de 66 jóvenes subsaharianos residentes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) ha partido esta mañana en dirección a la Península. La salida de los migrantes responde a la política de alivio que la dirección del CETI aplica periódicamente para reducir el volumen de ocupación de las instalaciones.

66 rostros de alegría anónimos, cada uno con una historia trágica a sus espaldas que comenzó el día que decidieron abandonar sus hogares en busca de una nueva vida para ellos y para sus familias.

Después de pasar muchas calamidades consiguieron llegar a territorio español, la mayoría embarcados en una patera, sin saber si llegarían a su destino. Una vez en Ceuta han sido cuidados en el CETI, cuatro meses de vida con mayúsculas aunque aún les queda por cumplir su sueño: asentarse en un país que les de los papeles y ayudar a los familiares que han dejado atrás. Saben que para conseguir esto aún les queda un largo camino por recorrer pero están contentos porque hoy avanzan un paso más y se marchan a la Península a vivir nuevas experiencias.

Los migrantes, todos varones, parten con destino a Andalucía y Guadalajara donde serán alojados en distintos centros de acogidas gestionados por oenegés. Con su salida, el número de residentes en el CETI queda reducido a 602, aunque la cifra sigue superando la capacidad máxima, fijada en 512.

En torno a las 10.30 de la mañana los migrantes, la mayoría procedentes de Guinea Conakry, se concentraban en la Estación Marítima a la espera de embarcar en el buque de la compañía Baleària que los ha trasladado hasta Algeciras para ser repartidos en diferentes centros peninsulares.

Ceuta Actualidad ha podido despedir a estas personas que casi en su totalidad llevaban en Ceuta en torno a los cuatro meses. La cara de felicidad de los que se iban contrastaba con la pena y la incertidumbre de los que de momento se quedan.

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