La construcción de la central nuclear Hinkley Point C viene siendo anunciada desde hace más de quince años. El lugar pensado para su emplazamiento es el condado de Somerset, en Inglaterra, y la empresa estatal francesa EDF es la adjudicataria de la obra. Además, se sumarán al proyecto capitales chinos. El precio de construcción ha ido escalando y, por el momento, es de 29.700 millones de libras. Aunque se calcula que el costo de la energía eléctrica en el Reino Unido es de £45 por megavatio-hora (MWh), EDF ha negociado un precio fijo de £92,50 por MWh —en precios del 2012— para la electricidad que la central vaya a producir, lo que la convierte en la instalación nuclear nueva más costosa a construir.
En el 2014, un estudio de Agora Energiewende determinó que la generación moderna de energía eólica y solar es hasta un 50% más barata que la de energía nuclear y “las propias proyecciones del gobierno británico anticipan que, hacia el 2025, la energía eólica onshore y la energía solar de gran escala serán menos costosas por megavatio-hora que la energía nuclear. El mes pasado, el gobierno de Theresa May tomó la sorprendente decisión de demorar el acuerdo sobre la construcción de Hinkley, dando lugar a renovados puntos de vista sobre las energías alternativas que podrían abastecer a los británicos si, este otoño, los ministros fracasan en su apoyo a los nuevos reactores de Somerset. Un informe inédito del Ministerio de Energía indica que, hacia el 2025, la energía eólica onshore y la energía solar de gran escala costarán entre £50 y £75 por MWh. Por otro lado, se estima que el precio de la energía nuclear se ubicará entre £85 y £125 por MWh, en línea con el precio fijo de £92,50 por MWh que el gobierno ofreció a la empresa EDF, desarrolladora del proyecto”. The Guardian.
A la luz del desastre nuclear en Fukushima, el problema de las centrales nucleares en tanto posibles blancos terroristas (como sugerirían descubrimientos en Bélgica), la cuestión todavía sin resolver de los desperdicios nucleares y el temor de los británicos a asociarse con una empresa china con vínculos militares, es importante no sólo demorar este ridículo proyecto sino descartarlo por completo. Además, la construcción de la central implicaría el compromiso de la ciudadanía con un acuerdo rígido y permanente que es desfavorable en términos de riesgos y costos. Las únicas “justificaciones” que el gobierno británico podría encontrar para seguir adelante con la construcción son los contratos a medio firmar con miembros de las cúpulas del gobierno Tory, defensores del emprendimiento, y la relación que existe entre el proyecto y el desarrollo de armamento nuclear (por intrincado y poco convincente que esto pueda parecer).
Además, un nuevo estudio publicado en Science Daily advierte que “Investigadores de la Universidad de Sussex y de la Escuela de Viena en Estudios Internacionales han descubierto que los fuertes compromisos que las naciones asumen con el propósito de desarrollar energía nuclear van de la mano con desempeños débiles a la hora de cumplir objetivos relacionados al cambio climático”. “Un nuevo análisis de países europeos, publicado en Climate Policy, demuestra que quienes más progresan en la reducción de emisiones de dióxido de carbono y en el desarrollo de energías renovables —dos objetivos de la Unión Europea para el año 2020— son los países que carecen de energía nuclear o que tienen planes para reducirla. Contrariamente, los países que favorecen la energía nuclear han demorado más en reducir sus emisiones y en desarrollar las energías hídrica, solar y eólica”.
Andy Stirling, profesor de Ciencia y Tecnología Política de la Universidad de Sussex, declaró: “La energía nuclear es a veces propuesta, un tanto ruidosamente, como una alternativa interesante frente al cambio climático. Sin embargo, si se la compara rigurosamente con otras opciones, en seguida surgen preguntas acerca de su relación costo-beneficio y sus niveles de seguridad y eficiencia”.
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Traducido del inglés por Mauro Haddad