Por Laura Capriglione, especial para Jornalistas Livres. Traducción de Pressenza
En una reedición bochornosa de prácticas nazistas y del régimen racista del Apartheid de África del Sur, el gobierno golpista de Michel Temer cruzó definitivamente la luz roja, atropellando los derechos humanos de la comunidad afrodescendiente.
No podría ser más vergonzosa la decisión de una tal Secretaría de Gestión de Personas y Relaciones del Trabajo, supeditada al ministro golpista de Planeamiento, Desarrollo y Gestión, Dyogo de Oliveira, de crear un tribunal racial para comprobar si realmente son negros los autodeclarados negros que se presentaron en concursos públicos para ocupar cargos efectivos y empleos en el ámbito de la administración pública federal, entes autárquicos, fundaciones públicas, empresas públicas y sociedades de economía mixta controladas por la Unión (Gobierno Federal).
Usted no leyó mal. La Orientación Normativa nº3 del 1º de agosto de 2016 publicada este martes 2 de agosto en el Diario Oficial de la Unión, prevé la formación de una comisión designada para verificar la veracidad de la autodeclaración de negritud.
Según el gobierno golpista, se trata de evitar fraudes. Una de las acciones afirmativas que promoviera la presidenta Dilma Rousseff (PT) fue la adopción cupos en concursos del sector público federal, reservando en esas selecciones un mínimo de 20% de vacantes a negros y pardos.
Para ser incluido en los cupos, bastaba la autodeclaración del candidato.
Con la República Golpista de Temer, eso se termina.
Ahora, además de la autodeclaración, el candidato tendrá que exponer su cuerpo presencialmente al Tribunal de la Verdad Racial para que se examine si es suficientemente moreno, suficientemente negro, suficientemente crespo.
Y de nada sirve que el sujeto muestre fotos de sus padres negros o pardos, probando por lo tanto que es un afrodescendiente.
Según el “Ministerio Racista de Planeamiento”, se trata de comprobar el fenotipo. O sea: “las características físicas aparentes del individuo y que son el criterio razonable que permite verificar si los candidatos están compitiendo indebidamente por las vacantes reservadas a los negros.”
Ese modus operandi es bien conocido por el movimiento negro internacional. La primera gran legislación del régimen del Apartheid en África del Sur fue la Ley de Registro Poblacional de 1950, que formalizó la división racial a través de la introducción de una tarjeta de identidad para todas las personas mayores de dieciocho años, especificando a cuál grupo racial cada una de ellas pertenecía. Como ahora quiere hacer el “Ministerio Racista de Planeamiento”; se crearon equipos oficiales o consejos para determinar la raza de individuos cuya etnia no estaba claramente identificada. Eso hizo que en una misma familia se registraran casos de separaciones por razas distintas. Aquí, en el Brasil del golpe, se prevé que algunas familias tendrán hermanos que serán reconocidos como afrodescendientes mientras otros serán tipificados como “puro blanco”.
En verdad, la iniciativa de los racistas del Ministerio busca solamente humillar a una parcela inmensa –hoy la mayoría de la población brasilera– que en los últimos años venía reconociendo orgullosamente su origen negro o indígena, en lugar de esconderlo bajo un falso e hipócrita emblanquecimiento, tal como siempre quisieron los brasileros adeptos a las tesis de la eugenesia y la supremacía blanca y europea.
El enorme tributo que ese reconocimiento de la afrodescendencia hacía al sufrimiento de nuestros antepasados esclavos, es lo que los racistas quieren borrar bajo la arrogancia de los jueces raciales.
¡No lo permitiremos!
Post scriptum: Leí algunas manifestaciones en las redes sociales, de personas preocupadas con los fraudes al sistema de cupos. Entonces me gustaría aportar algunos argumentos más, en respeto al diálogo democrático.
- Los cupos raciales tienen el objetivo de revertir el racismo histórico contra determinadas clases étnico/raciales. Y etnia es algo que va mucho más allá del fenotipo. Porque presupone también el sentimiento de pertenencia a un grupo racial/cultural/social/histórico, discriminado. No es negro simplemente quien tiene determinada cantidad de melanina en la piel, sino quien comparte un “vivir” como negro, con todo el sistema de exclusión asociado a ese vivir. ¿Cuántos negros son “casi blancos” como fruto de un mestizaje forzado a base de estupros cometidos por hombres blancos? Es por eso que la autodeclaración fue elegida como criterio fundamental para los postulantes a los cupos.
- No es verdad que haya millones de blancos “afroconvenientes” usurpando el derecho de los negros… Los fraudes en el sistema de cupos son un número insignificante, como reconocen hasta los enemigos de cualquier acción afirmativa.
- Mientras tanto, si quisiéramos evitar incluso esa cantidad insignificante de fraudes, hay otras formas mucho más respetuosas de comprobar la “negritud” de una persona, en lugar de ponerla presencialmente frente a una comisión de jueces raciales… Vean, por ejemplo, lo que hizo la Prefeitura (Intendencia) de São Paulo después de una denuncia de fraude… “Para la comprobación, los candidatos podían presentar documentos con foto (como el documento de identidad) además de fotos personales de ascendientes de hasta segundo grado. O también documentos oficiales en que aparece la indicación de raza o color, como el certificado de nacimiento de la persona misma, o de padres y abuelos.”
- Por último ¿quiénes serán los jueces en el tribunal racial de los golpistas?