Sigue a continuación la charla de Andrea Carabantes, en la Mesa Mujeres inmigrantes: derechos políticos, construcción y acceso a las políticas públicas, en el Foro Social Mundial de Migraciones 2016. Andrea es integrante del Equipo de base Warmis, de Convergencia de las culturas.

“Emigrar es siempre una decisión difícil. Decidimos dejar nuestra tierra natal solos o con nuestras familias, por diferentes motivos. Muchas veces esos motivos son lindos –estudios, amor o el deseo de vivir una experiencia diferente entre otros–, y muchas veces es lo contrario: somos obligados a dejar nuestros países debido a guerras, desastres naturales, crisis económicas.

Cuando llegamos al Brasil nos enteramos de que no tenemos derechos políticos, no podemos votar ni ser votados, no podemos manifestarnos ni ser parte de partidos políticos u organizaciones sindicales.

Eso nos convierte en sujetos vulnerables porque nuestra opinión no “importa” y por lo tanto somos considerados generalmente una “preocupación” secundaria, de las que no generan votos.

Ese es el contexto en el que nos movemos aquí, en el Brasil. Pero para no ser injusta debo reconocer los esfuerzos que ha hecho el gobierno municipal en la inclusión de nuestras discusiones, discusiones que han sido expuestas por nosotras, con representatividad, y no por otros hablando por nosotras. También reconocemos y agradecemos el esfuerzo de la concejal Juliana Cardoso por el apoyo y la ayuda en la inclusión de nuestras demandas de mejoría en la atención del parto de las mujeres inmigrantes en la ciudad.

Ahora, hablando de las mujeres. La migración y el refugio son invisibles, no existen, no suceden para la gente más allá de la pantalla del televisor. Dentro de ese contexto las mujeres son todavía más invisibles e invisibilizadas, porque son las últimas en regularizar su documentación y aprender la lengua, son las que no tienen empleos o tienen empleos precarios. También opera en ellas la fuerte creencia de que no pueden reivindicar derechos porque son extranjeras y eso les está prohibido, o que la policía llegará y las llevará detenidas por estar en situación irregular, porque ellas no saben que en Brasil ningún ser humano es ilegal.

Resumiendo, los inmigrantes sufrimos todas las opresiones del machismo y del sistema patriarcal sumado a la xenofobia (de la gente y del Estado) y al racismo, en el caso de las inmigrantes negras o de rasgos indígenas.

En Warmis creemos que es necesaria y fundamental la participación real de las inmigrantes en la vida ciudadana del país, porque nosotras aportamos exponiendo problemáticas que no son visibles al ciudadano “común” y traemos experiencias de las diferentes formas de hacer política de los distintos países.

Siempre alentamos a las mujeres a participar de los espacios que nos son abiertos o están disponibles, tales como conferencias de migrantes y de mujeres, consejos participativos municipales ­–en el caso de São Paulo– y otras instancias como participación en la construcción de proyectos de ley que beneficiarían a la comunidad inmigrante y por tanto a la comunidad en general. También alentamos a las mujeres a participar en las organizaciones sociales. Alentamos a las inmigrantes a organizarse y facilitamos nuestra experiencia y la experiencia de 45 años del Movimiento Humanista, para que ellas puedan organizarse sin depender de poderes económicos o políticos.

Sabemos que mientras no tengamos derechos políticos garantizados por una ley que saque la migración de la lógica de la seguridad nacional y nos humanice, esa no será una participación “real” sino más bien simbólica, pero por lo menos esos espacios son importantes para hacernos visibles para la sociedad, para los movimientos sociales brasileros y los representantes del poder político.

Necesitamos que se garanticen más espacios de discusión y decisión que incluyan a las mujeres inmigrantes en todas las áreas, desde la mejoría en el acceso a la salud, pasando por el reconocimiento de las diversidades culturales de nuestros hijos nacidos en el país, hasta la garantía de representatividad de la mujer inmigrante en los espacios de decisión.

Por último, me gustaría decir que las mujeres inmigrantes y refugiadas no somos visitantes y no estamos aquí como un adorno que garantiza la diversidad de este lugar: somos actores (o actrices) fundamentales en el desenvolvimiento de las sociedades en que vivimos.

Gracias.»